Los de Paco García consiguieron una gran victoria por 83-90
Enfrente, la afición del Getafe, celebrando la continuidad en Primera, de manera respetuosa, con cánticos de alegría de 'Getafe es de Primera', 'Getafe de Primera no se va' y similares, mientras solicitaban a los jugadores que volvieran a salir al terreno de juego, según informa EFE.
Dos sentimientos totalmente contrapuestos en el mismo escenario: el de la frustración y tristeza en el lado blanquivioleta, y el de inmensa alegría en la parte madrileña, que permaneció vigilada por la Policía para evitar que saltaran al campo o se extralimitaran en sus celebraciones.
Así los jugadores del Getafe fueron apareciendo, algunos ya con sus móviles, para inmortalizar el momento, con los aficionados del Real Valladolid observándoles, con envidia, tras un partido en el que su equipo no tuvo ninguna opción de ganar.
El empate, que sí le sirvió a los madrileños, resultó insuficiente para los locales, que lo intentaron, pero sin la actitud agresiva necesaria para haber ido con todo a tratar de romper las estadísticas, sobre todo, en los momentos en los que el Espanyol fue ganando, ya que entonces sí les valía el punto.
Todo lo que podía suceder, se produjo. Y en el partido que era decisivo, no hubo ideas para romper la barrera defensiva del rival, que era evidente que el Getafe iba a proponer, para no tener sorpresas desagradables.
Antes de que los entrenadores dieran sus respectivas ruedas de prensa, el estadio se fue vaciando poco a poco, con la única presencia de los seguidores madrileños, en un lateral del fondo sur, amenizando la fiesta en la que se convirtió su visita a Valladolid, según informa EFE.
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