La demanda de atención sanitaria a personas transexuales o con incongruencia de género ha aumentado en los últimos años, sobre todo a expensas de jóvenes y adolescentes. También en paralelo ha aumentado el número de personas que refieren una pérdida o modificación en el sentimiento de género inicialmente expresado. Aunque siguen siendo minoría, nos enfrentamos cada vez más a casos complejos de personas transexuales que solicitan detransicionar y revertir los cambios conseguidos por arrepentimientos[1].
Estos procesos acelerados de cambio están muy apoyados socialmente, sobre todo desde las redes sociales, influencers y youtubers. Ahora hay una mayor visibilidad de la realidad trans. Hay menores trans, que merecen el máximo respeto, pero también otros que lo presentan como síntomas de otra cosa (por ejemplo, TLP). Por ello, se requiere una evaluación cuidadosa del menor y continuada en el tiempo por parte de psicólogos y médicos para determinar si la insatisfacción con su imagen corporal responde a un problema trans o a otro tipo de problema. Esta evaluación continuada es importante hacerla desde la niñez antes de implicarse en decisiones que pueden tener un carácter irreversible (hormonación y cirugía).
Celso Arango, psiquiatra, opina que "lo que está de moda es que los jóvenes que tienen algún tipo de trastorno mental como trastornos de la personalidad, depresiones, autismo, asperger, etc., de repente, de la noche a la mañana, dicen 'ya sé lo que me pasa: soy trans y ésa es la solución a mis problemas'. Y es entonces cuando se convencen de que lo que necesitan es tener un sexo distinto y, como se está yendo a un modelo en el que no es necesaria la autorización judicial, incluso parece que no lo será en menores, estos chicos acceden a las hormonas muy fácilmente a través de sistemas privados. ¿Y qué es lo que estamos viendo? Pues que, pasado un año, dos o tres, se arrepienten y dicen 'pues resulta que no era esto lo que me pasaba, debe ser otra cosa, porque sigo igual o estoy peor incluso' El problema es que esto es irreversible y entonces tienen una doble carga, y esto no lo podemos permitir"[2].
En estos últimos años estamos asistiendo a un importante incremento de la demanda asistencial para acompañamientos endocrinológicos y adecuaciones quirúrgicas a personas transexuales (CIE 10) o con incongruencia de género (CIE 11). Este aumento de demanda se observa en Occidente en general y en España en particular. También se observa un cambio en el perfil sociodemográfico de las personas que acuden a las consultas, con una prevalencia cada vez mayor de personas jóvenes[3].
En su informe la ginecóloga e investigadora Littman (2018) constató que el 86.7 % de los padres referían que su hijo en los últimos tiempos mantuvo un uso incrementado de las redes sociales, pertenecía a un grupo de amigos en el que uno o varios amigos se identificaron como transgénero, o ambas circunstancias. Según el informe de los padres, el 41 % de los hijos e hijas habían expresado una orientación sexual no heterosexual antes de identificarse como transgénero. Así mismo, muchos (62,5 %) habían sido diagnosticados con al menos un trastorno de salud mental o una discapacidad del neurodesarrollo antes del inicio de su disforia de género[4].
Es necesario realizar evaluaciones cuidadosas e individualizadas con seguimiento longitudinal en población infanto-juvenil, mediante un abordaje multidisciplinar[5].
El proceso transexualizador suele generar malestar psicológico, ocasionando en muchos casos, alteraciones en diversas áreas de funcionamiento (social, familiar, educativo, personal). Esto justificaría la incorporación del abordaje psicológico como fase esencial del proceso terapéutico tanto para los/as adolescentes que se someten a tratamiento hormonal como aquellos que no lo hacen[6].
También es importante la intervención en el entorno social y familiar del menor, debido a su relevante papel en el desarrollo infanto-juvenil[7].
En cuanto a mis criterios en este tema como autor pueden consultar el libro Cuando la salud mental quiebra editado en Díaz de Santos, que aborda este complejo tema sin adscribirlo a ningún tipo de clasificación nosológica.
Recientemente hemos coordinado una webinar desde RECURRA GINSO que lleva por título 'Identidades sexuales en la infancia y la adolescencia: diversas perspectivas' y que puede ser consultado en https://recurra.es/eventos-recurra.
[1] Pazos Guerra, M., Gómez Balaguer, M., Gomes Porras, M., Hurtado Murillo, F., Solá Izquierdo, E., & Morillas Ariño, C. (2020). Transexualidad: Transiciones, detransiciones y arrepentimientos en España [Transexuality: Transitions, detransitions and regrets in Spain]. Endocrinología, Diabetes y Nutrición, 67(9), 562?567.
[2] https://www.libertaddigital.com/espana/politica/2022-07-08/ley-trans-celso-arango-esta-habiendo-un-incremento-bestial-de-adolescentes-que-asumen-ser-trans-sin-serlo-6914395/
[3] Pazos Guerra, M., Gómez Balaguer, M., Gomes Porras, M., Hurtado Murillo, F., Solá Izquierdo, E., & Morillas Ariño, C. (2020). Transexualidad: Transiciones, detransiciones y arrepentimientos en España [Transexuality: Transitions, detransitions and regrets in Spain]. Endocrinología, Diabetes y Nutrición, 67(9), 562?567.
[4] Pérez, M., y Errasti, J. (2022). La psicología ante la disforia de género, más allá de la ideología queer. Papeles del Psicólogo, 43(3), 185-199.
https://doi.org/10.23923/pap.psicol.3001
[5]Fernández-García, O., Ballester-Arnal, R., Iglesias Campos, P., Morell-Mengual, V., & Gil-Llario, M. D. (2018). Transexualidad y adolescencia: Una revisión sistemática. INFAD (Barcelona), 2(1), 91.
[6]Fernández-García, O., Ballester-Arnal, R., Iglesias Campos, P., Morell-Mengual, V., & Gil-Llario, M. D. (2018). Transexualidad y adolescencia: Una revisión sistemática. INFAD (Barcelona), 2(1), 91.
[7] Ibidem
