El extremo internacional júnior Antonio Martínez se despidió de su afición con una actuación pletórica, quince goles y tan solo un error en el lanzamiento, a pesar de no jugar los últimos trece minutos, para que el Abanca Ademar "aplastara" tras el descanso al Atlético Valladolid (39-32).

Tras unos primeros minutos de dominio local, ya con Antonio Martínez demostrando su voracidad goleadora en su despedida -jugará la próxima campaña en el Oporto, las diferencias se estiraron hasta los tres goles de margen (8-5).

Pero la reacción vallisoletana no se hizo esperar con el exademarista Marko Dimitrovski de abanderado para voltear el marcador y lograr una renta de dos goles (9-11), también facilitada por el atasco ofensivo del equipo de Manolo Cadenas.

Sin embargo, un tiempo muerto del técnico leonés y algunos cambios, como la entrada del griego Panagiotis Papantonopoulos en la portería junto a la conexión de los hermanos Virbauskas, sobre todo Zanas, también en su adiós, propiciaron los mejores minutos de los locales, que se colocaron de nuevo tres goles arriba (15-12).

David Pisonero paró el partido, ordenó una defensa 5-1 y eso colapsó el juego del Ademar, lo que, sumado a una serie de errores en el tramo final del primer tiempo de David Fernández y los buenos minutos del júnior Pablo Herrero, condujeron a la igualada al descanso (18-18).

La segunda parte mostró a un Ademar pletórico desde el inicio, con una defensa que ahogó a su rival, con un Barkhordari que demostró el buen momento de que ha hecho gala en este tramo final de temporada y con todo el equipo centrando su ataque en asistir a Antonio Martínez para su exhibición particular en busca de ser el máximo realizador del campeonato.

De esta forma las diferencias se estiraron progresivamente sin que Pisonero con dos tiempos muertos pudiera detener el aluvión para llevar la renta a la decena de goles (33-23, minuto 47), momento en el que Manolo Cadenas decidió sentar al extremo leonés para que recibiera la ovación de sus aficionados y dar minutos a sus jugadores de cantera, lo que aprovechó el rival para endulzar la derrota.