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Rocío Molina en el Lava

La crónica cultural de Ágreda de este jueves para Tribuna Valladolid

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Rocío Molina en el Lava
Imagen de Nacho Carretero
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.
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Desconcertó a Juan Belmonte que un voluntarioso banderillero de su propia cuadrilla, Joaquín Miranda, accediera al cargo de gobernador civil de Huelva.  - ¿Y cómo lo has conseguido, Joaquín? ? Degenerando, maestro, degenerando.  A la vista está, para quien lo quiera ver y escuchar que esta noche en el LAVA, Rocío Molina con Inicio (Uno) va por el mismo camino.  Me resulta imposible disfrutar de una artista que actúa como si fuera una máquina. Baila siempre de la misma manera, aunque no lo parezca y si el flamenco tiene magia es justamente, por lo contrario, nunca se baila igual.

Que no me aportó nada es decir poco. Ni la música, por Dios, pero si aquello no tenía ná. Quizás ha llegado el momento de examinar algunos de los rasgos más característicos de esta nueva generación de bailaores y 'Niños de Elche' que han sido recibidos con demasiada euforia pero que su impacto se va diluyendo como un azucarillo en una taza de café.  Y el caso es que respeto todas las opiniones, tanto es que no las leo.

Puede haber quien lo piense: que el baile flamenco ha tirado la toalla y visto  lo visto ¿quién les puede quitar la razón? Prefiero el baile sencillo pero cáustico donde prevalezca la tradición y alejado de cualquier tentación moderna sin fundamento.  Me gusta ese baile que se expresa con miradas, con silencios (aquí hubo uno al principio, luego cero) como si de repente estuvieras poseída y luego abandonada por la música.

Claro que me llevo bien con el presente del flamenco, lo que me duele es el maltrato que se le da.  No tenemos otra cosa que el presente y se desprestigia con muchísima facilidad. Dicen que la belleza nace siempre de un encuentro, esta idea tan próxima al baile y al cante no la he visto esta noche en el LAVA por ninguna parte.  Esta noche el aburrimiento se alía con la banalidad, la obra malograda con el sarcasmo y la pérdida de tiempo.

El flamenco siempre ha sido un espejo donde poder contemplarse, donde poder mirarse cara a cara. Y siempre habla y hablará de historias múltiple y singulares que hablan de una historia común. De qué habla Inicio (Uno) de Rocío Molina... oigamos la voz de los Supercicutas... Esta obra te cuenta una película cargada de aromas, sabores, expresiones y tradición.  La bailaora es la protagonista, de lo que se trata es de contar una historia con las palabras que tú quieras, con los adjetivos que tú le pidas...

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