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Y al tercer Lunes Santo... se obró el milagro del Rosario del Dolor

Esplendorosa procesión con seis pasos, algunos de los mejores de Gregorio Fernández, por las calles de Valladolid

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Imágenes: Sergio Borja
José Ángel Gallego Vázquez
José Ángel Gallego Vázquez
Lectura estimada: 2 min.
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Cuatro años después y tres procesiones en blanco han tenido que pasar para que los seis pasos del Santísimo Rosario del Dolor de Valladolid pisaran de nuevo las calles en un Lunes Santo esplendoroso en el que el tiempo, aunque fresquito, acompañó perfectamente.

Tras el parón de las dos Semanas Santas por el Covid y el lluvioso Lunes Santo de 2022, el bello desfile penitencial en el que participan hasta seis cofradías pudo lucir en todo su ser.

A las ocho en punto se abrían las puertas del templo que guarda esa reliquia de la Cruz de Cristo y de su interior comenzaban a salir los diferentes pasos que componen el rezo de los misterios dolorosos para enfilar la calle Platerías.

Primero, la Oración del Huerto de Andrés Solanes, acompañado de la cofradía a la que da nombre. El segundo de los pasos es uno de los emblemas de la Semana Santa vallisoletana, el Señor Atado a la Columna, talla cumbre de Gregorio Fernández, el que según cuenta la leyenda el propio Cristo, una vez terminada la obra le interpeló: "¿dónde me miraste que también me retrataste?". A lo que el magistral escultor gallego le contestó: "En mi corazón, Señor". Acompañado de sus penitentes y cruces, todas las miradas se fijaban en el rostro y en la espalda de la escultura de madera policromada, que parece cobrar vida cuando sale a la calle.

La Cofradía de los Artilleros participó en este Santísimo Rosario del Dolor, que se pudo escuchar a través de la megafonía durante el recorrido, con el Ecce Homo, que contó con el acompañamiento musical de la banda de Cornetas y Tambores Pureza.

La Cofradía del Despojado de Valladolid se unía al desfile, acompañando a otro de los pasos procesionales de Gregorio Fernández, Camino del Calvario, propiedad del Museo Nacional de Escultura. Una belleza de conjunto escultórico que narra la escena en la que la Verónica enjuga el rostro de Jesús que ya carga con la cruz a cuestas.

Otra de las tallas que no salen desde la iglesia de la Vera Cruz, pero que sí participa de esta primera procesión del Lunes Santo, es el de la Crucifixión del Señor. Se trata de uno de los siete pasos de la Cofradía de las Siete Palabras. Cuarto de hora antes del desfile partía desde la iglesia de Santiago, acompañado de su Cofradía, para incorporarse a la calle Platerías en quinto lugar en este completo relato de la Pasión de Cristo.

Una hora después, la Virgen de la Vera Cruz, que tallara Fernández, cerraba el desfile penitencial. Lo hacía en silencio, solo roto por los avemerías que arrojaba la megafonía, y acompañada por multitud de cofrades vestidos de verde y negro con hachones encendidos en una imagen sobrecogedora.

Tras dejar atrás Platerías, el desfile recorrió plaza del Ochavo, Lonja, Lencería, plaza Mayor (pasando  por delante del Ayuntamiento), Pasión, plaza Santa Ana, María de Molina, Héroes de Alcántara, Atrio de Santiago, Santiago, plaza Mayor (por la acera de San Francisco), Ferrari, plaza Fuente Dorada, Vicente Moliner, plaza Ochavo, Platería hasta la Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz, donde se dio por finalizada la procesión con el canto de la Salve. En el interior de la iglesia de la Vera Cruz todo eran sonrisas y emociones. Tres Lunes Santos sin esta procesión eran ya mucho tiempo.

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