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El cazador furtivo

El artículo de Ágreda de este lunes en su 'Palabras contra el olvido'

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El cazador furtivo
Rafa Crespo
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.

Alberto Corazón tiene sus huellas en las paredes en la Sala de Exposiciones Museo de La Pasión hasta el 5 de marzo. Dibujos, pinturas, símbolos, jardines nocturnos... Tiene esta estupenda exposición una simbología de dos mundos: el hombre antiguo y el hombre moderno donde la riqueza y la diversidad entra por los ojos.

Aquí está todo el universo de Alberto Corazón. Solo falta el humo de sus cigarrillos y un trago a un gin-tonic poco cargado. La pintura para AC era su territorio de libertad. Observando sus cuadros, hay que acercarse más de lo normal para apreciarlo, ves sus pinceladas poderosas, sus líneas y sus curvas que vuelan a discreción por el lienzo. Nunca se le resistió nada. Jardines de arena y nocturnos impregnados por su estilo.

En todos los lugares donde hubo Sapiens hubo imágenes que reflejan el territorio y la personalidad, son testigo del paso del tiempo y de la memoria de la humanidad. Porque las pinturas, los grabados de Alberto Corazón nos descubren un arte figurativo que según los últimos descubrimientos ya lo hacía los hombres en las cuevas hace más de 45.500 años.

Cuentan de Alberto Corazón que se adueñaba de todos los espacios que invadía la casa con sus cuadros. Eso es lo que ha hecho con la Sala de Exposiciones de La Pasión. Los cuadros de esta exposición han sido pintados muchas veces, se notan  en los lienzos restos y pinceladas que no tienen nada que ver con el cuadro expuesto. Cuadros con ideas escritos con esa caligrafía tan particular que tenía el artista.

Son cuadros que tienen vida, ritmo y color.  Porque Alberto Corazón pintaba exclusivamente de noche.  Noctambulo empedernido cualquier soporte le servía para expresar su modo de ver el mundo. Pinta y dibuja la naturaleza que le rodea. La naturaleza para el que sabe mirar, como es el caso, proporciona infinidad de cosas, materiales y también pensamientos.  El entorno cambia con el paso de las estaciones y también el artista.

Colores, piedras, ideas y conceptos que el visitante de esta exposición tiene que saber ver y percibir. Dentro de cada imagen podría existir un pensamiento que el visitante tiene que adivinar. Tiene también esta exposición, sorprendentemente un apartado de arte rupestre que hay que descubrir. El arte rupestre siempre ha constituido una referencia universal para los humanos.

Yo me encargo, solía decir Alberto Corazón, y ya no le paraba nadie, hasta que no terminaba los cuadros que iban a ir a la exposición no dejaba de pintar ni un solo minuto.

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