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Vox pone a prueba la paciencia del PP en Castilla y León

El blog de Pedro Santa Brígida en Tribuna

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Vox pone a prueba la paciencia del PP en Castilla y León
El presidente de Vox, Santiago Abascal, y el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, en un acto de campaña | Foto: Europapress
Pedro Santa Brígida
Pedro Santa Brígida
Lectura estimada: 2 min.

Castilla y León está en el punto de mira de la política nacional. La presentación del 'Protocolo Provida' por parte del vicepresidente de la Junta y líder de Vox en la Comunidad Autónoma, Javier García-Gallardo, ha desencadenado una tormenta de consecuencias todavía por descifrar. La crisis en el Gobierno de Castilla y León es un hecho.

Mientras las formaciones de izquierda se frontan las manos con lo que está ocurriendo, en el PP regional y nacional intentan achicar agua ante una polémica que no ayuda a meses vista de las elecciones municipales y autonómicas. El presidente Alfonso Fernández Mañueco ha tenido que comparecer ante los medios de comunicación para contradecir a su vicepresidente, que ahora amenaza con meditar si rompe con el acuerdo de gobierno. Toda una pose.

Lo cierto es que no se conoce la letra pequeña del famoso protocolo, si es que existe. De momento, lo que hay son estudiadas y abundantes intervenciones mediáticas de unos y otros, un chorreo de contenido editorial en las redes sociales y unos colectivos sanitarios espectantes a la espera de que les lleguen unas directrices que, de momento, no aparecen. El Gobierno sobreactúa con la fábula de Vox, que vuelve a estar en boca de todos.

El lío con el ataque de Vox a la actual Ley del Aborto le ha estallado en las narices a Alberto Núñez Feijoo, favorecido hasta la fecha por las sondeos electorales y empeñado en mostrar un talante moderado y centrista ante el año de urnas que tenemos por delante. Tampoco sale indemne Mañueco, cuyo complejo Gobierno de coalición está ante su primera gran prueba del algodón, aunque el presidente es conocido por su particular flema salmantina. Y Vox, de momento, va de farol.

Es de suponer que García-Gallardo ha lanzado su órdago provida con toda la intención política y alentado desde instancias superiores del partido porque en caso contrario estaríamos ante una magistral incompetencia. En cualquier caso, como estrategia lo sucedido le viene genial al conglomerado formado por PSOE, Podemos, Sumar, Más País, ERC, Junts, Batasuna, etc.

La pelea en la derecha ayuda, por ejemplo, a ocultar las consecuencias de la fallida 'Ley del sólo sí es sí', con ya doscientos condenados por delitos de agresión sexual y violación beneficiándose de los errores del colegial Ministerio de Igualdad. También a que nos olvidemos de las rebajas aplicadas a las penas del delito de malversación, tan común entre los políticos que pisan la trena.

El aborto es un tema de conciencia y moral de cada cual, de cada mujer. Por fortuna, ya no vivimos aquellos tiempos en los que Londres era el lugar donde abortaban clandestinamente las españolas, habitualmente las que tenían cierto nivel de recursos económicos. Tampoco es un tema finiquitado socialmente porque todavía hay muchas personas en contra. Sin embargo, la ley es la ley. O se cambia o se cumple.

Castilla y León es la primera comunidad española donde Vox ha entrado en su Gobierno. Lo que hace o deja de hacer el partido de Santiago Abascal se escruta con lupa en el resto del territorio nacional. Ellos sabrán lo que hacen, de momento echar gasolina a una derecha que está condenada a entenderse.

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