Existe una sola persona en la historia de la humanidad que ha trasladado las barreras de la moda hasta el punto extremo de ser mucho más que una modelo o una influencer pero, por desgracia, hace décadas que ya no está con nosotros.

Se cumplen 25 años de que Diana de Gales y Dodi Al-Fayed disfrutasen de su última cena en la Suite Imperial del Hotel Ritz de París. Un cuarto de siglo después, Lady Di ha pasado a la historia como una leyenda y un referente porque construyó un legado estilístico que la hizo eterna.

Documentales, biopics, biografías autorizadas (y otras no autorizadas) o declaraciones de miembros de la Familia Real recorren internet en los últimos días. El 31 de agosto de 1997 la "princesa de la mirada triste" fallecía en París y el mundo se ponía de luto frente a una de las historias más dramáticas de la realeza, el cuento de hadas que no tuvo un final feliz.

Aunque nunca fue reina, sí que llegó a serlo en los corazones del mundo entero y su reinado aún perdura con su recuerdo, que traspasa el tiempo y las generaciones. Cada vestido o accesorio que llevaba en sus eventos sociales era comentado y analizado al detalle. Creó un estilo propio que era elegante y marcaba tendencia.

En 1981 se celebró una de las bodas más icónicas del siglo XX. Vestida por los Emanuel, la Princesa de Gales se convirtió en una figura observada con lupa que no fue consciente en ese instante que tras esa inmensa longitud de cola se sembró un antes y un después en la moda.

Pero más allá de eso, Diana encontró en la ropa su medio de expresión. Pintándose las uñas de rojo, llevando un vestido negro sin medias o acudiendo a galas vestida de esmoquin, la princesa rompió con reglas manidas dentro de la realeza y, con ello, se empoderó a sí misma.

Con esta lectura de los hechos es muy fácil categorizarla como una rebelde contra lo establecido. Pero todo lo contrario; Diana nunca hizo gala de su rebeldía, sino de su autenticidad. Sí que es verdad que destacó por su insurgencia, pero siempre lo hizo por ser fiel a ella misma en un contexto que hacía oídos sordos a sus propias necesidades.

Pero, si consiguió conectar con cientos de miles de personas en su tiempo, y lo sigue haciendo a día de hoy, es porque arriesgó a contar la verdad sobre su propia historia; narrando el cuento de una princesa infeliz se liberó y, sobre todo, se hizo más humana. Diana llegó hasta los más vulnerables haciéndose vulnerable y visibilizó causas como la salud mental o los trastornos alimenticios. De esta manera, el pueblo se identificó con una mujer que, no por ser de la realeza, tenía una vida perfecta.

Lady Di dejó un legado tras de sí que sobrevive, aún a día de hoy, a través de sus arriesgados outfits. El bolso Lady Dior, el que se creó especialmente para ella, pasó a ser uno de los modelos más icónicos de la maison francesa y sus looks fueron imitados por sus coetáneas pero también ahora son aplaudidos (y replicados) por las famosas más elegantes del momento.

A día de hoy, me muerdo las uñas pensando que Shakira le plantará cara a Piqué apareciendo con 'el vestido de la venganza' tal y como hizo Diana en su momento.