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Este martes, 28 de junio, se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBT para reafirmar el sentimiento de orgullo sobre las identidades y orientaciones sexuales y de género tradicionalmente marginadas y reprimidas, y para visibilizar su presencia en la sociedad y sus reclamos.
La presidenta de la Fundación Triángulo de Castilla y León, Yolanda Rodríguez, analiza la situación actual del colectivo LGTB en la comunidad y critica el "paso atrás" que ha supuesto "echar a perder" el proyecto de ley de igualdad tras dos años de trabajo: "Antes la gente salía del armario y ahora nos han metido en un cajón".
PREGUNTA: ¿Cómo es la situación actual del colectivo LGTB en Castilla y León?
RESPUESTA: Nos encontramos antes un panorama político en nuestra comunidad diferente al que había hace cuatro meses. Podemos etiquetarlo de dramático pero no es un cambio demasiado radical ya que llevamos con un Gobierno del Partido Popular durante cuarenta años y no hemos percibido grandes cambios en cuestión de nuestros derechos. En ese sentido, es más de lo mismo pero la situación hacia el exabrupto, el insulto, la negación de derechos.
P: ¿Cree que es posible que exista una libertad de orientación sexual y de libertad de género bajo el mandato de cualquier Gobierno?
R: Las personas y los derechos han evolucionado mucho en nuestro país. Existen barreras legislativas muy grandes en Castilla y León y en España pero hemos visto avances que abalan y dan cierta garantía a nuestra lucha. Sería difícil que ciertos partidos políticos lo destruyesen. Eso sí, hay que favorecer que esos avances se sigan cumpliendo a través de políticas públicas. Y con eso no contamos sabiendo quienes están en el mando.
P: ¿Por qué no existe todavía la Ley LGTB en Castilla y León?
R: Es responsabilidad del Partido Popular. En un primer momento, se presentó una proposición de ley a instancia del PSOE, con el apoyo de diversos colectivos sociales, y el Gobierno de Castilla y León no lo quiso tramitar. Más tarde, desde el Gobierno de la Junta, formado por el PP y Ciudadanos, se puso en marcha un anteproyecto que no llegó a buen término. Se hicieron reuniones y se escribieron borradores pero no logramos sacarlo adelante por culpa de las últimas elecciones. Después de dos años de trabajo hay que empezar de nuevo. No se le dio la importancia que merecía y ahora no tenemos nada.
P: ¿Es posible que se retome ese proyecto de Ley?
R: Ahora mismo lo vemos casi imposible. Habría que empezar de cero y el aliado en el poder que tiene el PP no facilitaría el proceso. Los borradores han quedado fulminados y el esfuerzo de las instituciones y los colectivos no han servido para nada. Antes la gente salía del armario y ahora nos han metido en un cajón.
P: Castilla y León es una de las dos únicas comunidades que no cuenta con esta ley, ¿en qué posición nos deja esta situación?
R: Se escuchaba mucho decir que las últimas elecciones habían puesto en el mapa a Castilla y León pero yo creo que siempre nos ponen en el mapa por asuntos negativos. Este, sin duda, es uno de los peores.
P: ¿Debemos considerar Castilla y León un lugar menos seguro para las personas LGTB?
R: No, tenemos unas ciudades en las que las personas tienen la posibilidad de desarrollarse sin ser violentadas a pesar de que aún existen las que sí deben abandonar sus lugares de origen para poder ser quiénes son, es lo que conocemos como 'sexilio'. No es un lugar especialmente inseguro, problemas hay en todos los sitios y debemos confiar que a pesar de ciertos episodios, tenemos una Comunidad Autónoma en la que podemos vivir casi libremente.
P: ¿Existen más delitos de odio ahora o es que las víctimas tienen más valor de denunciarlo?
R: Se juntan ambos factores. Podríamos compararlo con la situación que se dio hace unos años en materia de violencia de género. En un momento determinado se dice "hasta aquí hemos llegado" y se cuenta con un apoyo social e institucional que antes no existía y que da pie a creer que las denuncias sirven para algo. El colectivo LGTB ven que cuentan con un respaldo y se sienten protegidos, por lo que denuncian más. Pero, bien es cierto que también hay muchas agresiones últimamente que pueden estar amparadas por ciertos discursos que escuchamos diariamente en las noticias y que vienen de nuestros propios gobernantes.
P: ¿Cómo se deben frenar estas agresiones?
R: Hay muchas agresiones que se sufren que no son físicas. Las físicas son tan evidentes que se suele denunciar casi siempre y la investigación cuenta con certezas de testigos o informes médicos. Pero cuando las agresiones son verbales, es mucho más difícil de detectar y de alzar la voz. Personalmente, recomiendo denunciar siempre.
P: ¿Es la educación la clave para evitar esta problemática?
R: A través de la educación se puede aminorar mucho que exista esta discriminación. Y si somos víctimas estos abusos en los centros escolares debemos denunciarlo también. Quizá no sea necesario ir a la Policía pero hay que decírselo al profesor, a los padres o a la dirección del centro. Estos comportamientos minan la moral de la gente. Hay que darle importancia. Los adolescentes son personas que están formando su personalidad y estos hechos tan graves pueden destruir a una personal mentalmente.
P: Existe ahora mismo cierto debate sobre la necesidad de esa educación sexual en igualdad, ¿por qué considera que es necesaria?
R: La educación sexual está siempre basada en el respeto y en el conocimiento mutuo. Cada uno vive su sexualidad de manera personal y debe saber cómo actuar ante ella. Si tú no convives con tu realidad física y sexual, no vas a saber tratar un conflicto en el caso en que te tuvieses que enfrentar a él. Debemos confiar en las capacidades de los especialistas en el terreno sexual para educar a los más jóvenes desde un punto saludable y regulado. Se basa en proteger a los niños de que aprendan sobre ciertos aspectos a través de material incorrecto.
P: ¿Por qué sigue siendo importante reivindicar y celebrar el Orgullo?
R: A pesar de los avances, hemos visto que no existe una ley autonómica y que la ley estatal aún debe tramitarse. Todo ello es la forma de alcanzar la seguridad de una parte de la población. Debemos asegurarnos de que llegue esa seguridad legislativa y, además, tenemos que evitar retrocesos en valores de convivencia que ya habíamos conseguido.
P: ¿Qué tiene de especial el Orgullo de este año en Valladolid?
R: Es el primer Orgullo que se celebra con una situación política completamente diferente. Esta nueva realidad nos obliga a hacerlo todavía más reivindicativo y a seguir recordando, con más fuerza que nunca, que los derechos se pueden perder.
P: ¿Cuál es el siguiente paso en el que debe avanzar el colectivo?
R: Sería esencial que existiese un protocolo de atención a las personas transexuales en la Consejería de Sanidad y que pudiesen optar a determinadas necesidades que no cubre siempre el sistema público. O que hubiese programas de educación para el profesorado en temas de diversidad sexual, potenciados por la Consejería de Educación de la Junta.
P: Existen cada vez más referentes públicos del colectivo, ¿dónde todavía hace falta esa visibilidad?
R: En el ámbito educativo y laboral. Hay personas que son abiertamente LGTB pero que deciden invisibilizar ese factor en el ámbito laboral por miedo a ciertas consecuencias. Debemos trabajar mucho en lo que a esto respecta.
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