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Media vida dando la nota... musical en la Semana Santa de Valladolid
Andrés Ordax, vocal de la banda más antigua de la ciudad, y Raúl Santamaría, miembro de la misma, analizan la evolución que ha tenido, desde un punto de vista musical, la Cofradía del Santísimo Cristo Despojado
La banda de la Cofradía del Santísimo Cristo Despojado es la única en Valladolid que, en el 1945, ya formaba parte de las procesiones vistiendo el mismo hábito que el resto de cofrades. Desde ese año hasta la actualidad, han pasado, nada más ni nada menos, que ocho décadas. Es más, había bandas militares y de otros entes existentes en aquella sociedad, por lo que no era normal que una cofradía tuviese su propia banda de cornetas y tambores, como tenía la Cofradía del Santísimo Cristo Despojado, que es, por consiguiente, la más antigua de la capital vallisoletana.
Andrés Ordax, actual vocal de la banda, y Raúl Santamaría, miembro que lleva 50 años en la misma, atienden a TRIBUNA en el interior de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol, su segunda casa. De las manos de ambos, han pasado muchas personas hasta el punto de que la banda ha pasado de tener de 27 personas a 47, tal y como aseguran a este medio: "Seguimos creciendo. Ahora somos 20 miembros más, pero la verdad es que cada año es un reto nuevo porque cada Semana Santa es diferente. Siempre la afrontamos con mucha ilusión".
Aun así, todo tiene un principio, y todo tiene un final. Raúl desvela, por ejemplo, que "el motivo principal de ir a la banda es familiar". "Estaba mi padre, mis hermanos, mis tíos... Se mezcló tradición con devoción. He tocado de todo en la banda, y ahora estoy con la corneta", explica Santamaría. Por aquel entonces, al no haber bandas como tal, se seguía "un estilo militar" que pasó a ser "más melódico" con el paso del tiempo: "La banda ha mejorado mucho musicalmente. Somos 47. Es un buen número, pero esperemos mantenerlo y ampliarlo". Para ello, Ordax apuesta por repartir, año tras año, "una tarjeta" a las personas que puedan estar interesadas en participar en la banda, se dediquen o no a la música.
"Se empieza desde cero porque nosotros intentamos formar. Cuando acaba la Semana Santa, quedamos para que cojan ritmo y vayan aprendiendo. Ante todo, somos cofrades, y para participar en la banda, hay que ser cofrades. Sabemos que hay bandas independientes, pero en esta cofradía impera el hecho de ser cofrade, y ejercer como tal. Es decir, tenemos una serie de obligaciones como cofrades, y tenemos una serie de obligaciones como miembros de la banda", explica Andrés, que comparte la opinión de su compañero Raúl, el cual asegura que el hecho de dar el paso a tocar un instrumento requiere "una gran responsabilidad".
No obstante, asegura que se planteó salir de la banda, pero nunca lo decidió porque, realmente, no quería hacerlo. Es más, la situación llegó hasta un punto que no acudió a un ensayo y, por ello, le echaron la bronca. "Siempre hablamos y contamos anécdotas. Todo evoluciona", bromea un Santamaría que reconoce que están en continuo cambio, poniendo unas marchas y quitando otras, "siempre y cuando sigan siendo lo que son para que todo suene bien". De hecho, así lo harán durante siete días en esta Semana Santa. Empezarán el Domingo de Ramos, pasando por el Lunes Santo o por la Procesión del Encuentro del Martes, y un día después (Miércoles Santo) se desplazarán a Ávila para tocar con la Cofradía de Las Angustias de la capital abulense, ya que ambas hermandades son hermanas.
El Jueves Santo harán lo propio en su procesión titular y el Viernes viajarán a Astorga y, ya por la tarde, participarán en la Procesión General para poner el punto final el mismo Domingo de Resurrección. A partir de ese momento, con la procesión de la Virgen del Carmen entre medias, harán una parada para continuar con los ensayos en el mes de septiembre, dejando, como siempre, un grado de nostalgia en el barrio de Las Flores, donde dan la nota... musical.
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