La gastronomía, el turismo activo y el amplio patrimonio cultural que te ofrece esta singular ruta enoturística de Castilla y León
La magia de recordar la esencia del pasado en la Ruta del Vino de Zamora
La gastronomía, el turismo activo y el amplio patrimonio cultural que te ofrece esta singular ruta enoturística de Castilla y León
Castilla y León que es líder nacional en Turismo Rural y trabaja intensamente en la internacionalización del sector, constituye un eje fundamental de esta promoción fuera de nuestras fronteras en el enoturismo. La comunidad cuenta con innumerables tesoros que giran en torno al mundo del vino y su industria.
El enoturismo o turismo del vino es una modalidad turística en creciente expansión en Castilla y León, ya que nuestra Comunidad posee una oferta diversificada, creciente y de calidad. Castilla y León posee nueve rutas del vino certificadas por ACEVIN (Asociación de Ciudades Españolas del Vino) entre las que se encuentra la de Zamora, el lugar ideal para disfrutar de espacios perfectamente conservados que mantienen la esencia del pasado.
Conocer la historia a través de las diferentes manifestaciones del arte, desde el Románico del siglo XI hasta el Modernismo del siglo XX, descubrir las bodegas tradicionales de elaboración de vino, que aún hoy conservan la utilidad para la que fueron planteadas, o disfrutar del paisaje tradicional castellano y leonés, que combina los campos de cereal con los centenarios viñedos de la Tierra del Vino, son tan sólo algunos de los atractivos que el visitante podrá apreciar en la Ruta del Vino de Zamora.
El vino da nombre a este territorio donde el cultivo de la vid fue hasta bien entrado el siglo XX, el principal sustento de la economía rural, lo cual aún pervive en sus viñedos de cepas viejas centenarias. Enclavado en el área de influencia del río Duero, y en torno a la Vía de la Plata, la comarca de Tierra del Vino se extiende en una superficie de casi 1800 km2 distribuidos entre cuarenta y seis municipios de la provincia de Zamora y diez municipios de la provincia de Salamanca.
La Ruta del Vino de Zamora incluye en su listado las Bodegas Viñas del Cenit (Villanueva de Campeán); Bodegas El Soto (Villanueva de Campeán); Dominio de Sexmil (Cabañas de Sayago); Viña Ver (Corrales del Vino); Bodegas Jarreño (Moraleja del Vino); y Bodega Castillo de Buen Amor (Topas).
La influencia del suelo y el clima marcado por unos inviernos muy fríos y unos veranos secos y calurosos, favorecen el desarrollo de variedades predominantes como la Malvasía Castellana, Moscatel de Grano Menudo, Verdejo o Godello destinadas a la elaboración de vinos blancos; mientras que la uva denominada Tinta del País o Tempranillo, es la protagonista de los vinos tintos.
Uno de los mayores atractivos de esta ruta es su amplio patrimonio cultural. En la capital, sus edificios van desde el Románico de los siglos XI y XII hasta el modernismo del siglo XX. A la que se suma en los últimos años, la oferta de arte urbano. Por la comarca transcurre parte de la Vía de la Plata, importante enclave de comunicación construido en la época romana para enlazar el sur de la Península con la zona norte. Esta ruta incluye a muchos de los municipios de la comarca como Cubo de Tierra del Vino, Villanueva de Campeán, Entrala, Corrales del Vino o la propia ciudad de Zamora, llamada Ocellum Durii por los romanos.
El turismo activo tiene un lugar importante en la Ruta del Vino de Zamora. Disfrutar a pie, a caballo o en bicicleta de un entorno natural que, siguiendo el ciclo vital de las especies que lo integran, muestra un aspecto diferente en cada estación, se puede complementar con diversas actividades deportivas. Para descansar, después de todo un día de inolvidables emociones, el visitante podrá escoger entre la variada oferta de alojamientos con los que cuenta la comarca. Disfrutar de la estancia en hoteles, casas rurales o Posadas Reales preparará al viajero para una nueva jornada de intensas sensaciones en la Ruta del Vino de Zamora.
La gastronomía es parte esencial de la estancia en la Ruta del Vino de Zamora. Podrás comer alimentos básicos como el pan, exquisitos dulces tradicionales, quesos y embutidos, legumbres como el garbanzo de Fuentesaúco; una muestra del buen hacer de los artesanos, del conocimiento y la experiencia de agricultores y ganaderos. Estos alimentos, certificados con Marcas de Garantía, Indicaciones Geográficas Protegidas y Denominaciones de Origen, son el fundamento de una cocina tradicional que el viajero podrá degustar en los prestigiosos restaurantes de la Ruta del Vino de Zamora. La cocina es típica tradicional castellano y leonesa; platos y guisos de cuchara, asados al horno de leña (destacando el lechazo, con figura de calidad IGP de Castilla y León, o la Ternera de Aliste entre otros), carnes y pescados a la plancha o a la parrilla, maridados con vinos de la DO Tierra del Vino.
Todos estos factores, hacen del entorno un lugar privilegiado para el cultivo del viñedo y la elaboración de vino de alta calidad que ha sido desde siempre fundamental en la economía rural de la comarca.