La víctima trató de mediar entre el agresor y el propietario de un establecimiento de la capital
Desarticulada en Valladolid una red de trata de personas con fines de explotación sexual
Se ha liberado a cinco víctimas que habían sido obligadas a prostituirse en condiciones infrahumanas
La Policía Nacional ha detenido en Valladolid a seis personas acusadas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, favorecimiento de la inmigración clandestina, delitos relacionados con la prostitución y pertenencia a una organización criminal. La operación, denominada 'Chaturanga', ha permitido desarticular una red que captaba mujeres en situación de vulnerabilidad en Colombia y Paraguay para explotarlas en un club de alterne en la provincia de Valladolid.
La investigación comenzó en octubre del pasado año, cuando la Unidad Contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Valladolid recibió información sobre una posible víctima de trata que habría escapado de un club de alterne. Se descubrió que esta mujer, de origen sudamericano, había sido engañada para viajar a España con falsas promesas de trabajo. Una vez aquí, fue forzada a ejercer la prostitución en condiciones de explotación extrema. Pronto se comprobó que no era la única víctima: al menos otras cuatro mujeres habían sido traídas mediante engaño y se encontraban en la misma situación.
La organización criminal, integrada por personas de nacionalidad española, paraguaya y colombiana, financiaba y organizaba los viajes de las víctimas. Al llegar a España, se les informaba de que habían contraído una supuesta deuda de entre 3.000 y 4.500 euros, que debían pagar ejerciendo la prostitución en condiciones abusivas y bajo vigilancia constante. La líder del grupo, conocida por las víctimas como "la señora", "la mami" o "la jefa", imponía estrictas normas y controlaba sus movimientos.
Las mujeres debían permanecer en el club de alterne desde las 17:00 hasta las 03:00 horas, y hasta las 05:00 los fines de semana. No podían rechazar clientes ni exigir el uso de protección. Además, se les descontaban de sus ingresos gastos adicionales, como el alojamiento y la electricidad, y se les imponían multas por incumplir las normas, lo que aumentaba su deuda de manera constante. También se les obligaba a vender sustancias estupefacientes a los clientes.
Las condiciones de vida en el club eran inhumanas: no había calefacción, la alimentación era escasa y en mal estado, y el agua estaba contaminada, causando enfermedades a varias víctimas. No podían abandonar el local sin permiso y, en ocasiones, eran encerradas con llave para evitar fugas. Además, debían encargarse de la limpieza y otras tareas sin recibir remuneración.
Tras cinco meses de investigación, en febrero se llevó a cabo la fase operativa de la Operación Chaturanga. Se logró la liberación de cinco víctimas y el desmantelamiento completo de la red. La principal responsable ha ingresado en prisión provisional sin fianza, mientras que los otros cinco detenidos han quedado en libertad con cargos.
Las autoridades continúan investigando y no se descartan nuevas detenciones. La Policía Nacional recuerda la importancia de denunciar este tipo de delitos y seguir trabajando en la protección de las víctimas de trata de seres humanos.
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