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Escribir o borrar la Historia

La opinión de Diego Jalón, como cada viernes, en TRIBUNA

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Escribir o borrar la Historia
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.

Todos los españoles deberíamos sentirnos un poco como esos nobles ingleses que acompañaron a Enrique V en la noche de San Crispín la víspera de la batalla de Azincourt,en la que las tropas inglesas destrozaron a la flor y nata de la caballería francesa, seis veces más numerosa. "Wehappy few, we band of brothers", esos pocos felices, esa banda de hermanos que desde ese día y hasta el fin de sus días siempre pudieron decir con orgullo que ellos estuvieron allí, en ese día histórico, como les recordaba el rey inglés en el inmortal monólogo de Shakespeare.

Ya sé que Yolanda no es precisamente el Bardo de Avon, aunque también se esfuerza en resultar grandilocuente, pero, no se lo van a creer, ha vuelto a anunciarnos que hemos vivido esta semana, otra vez, un día histórico. "Escribimos una nueva página en el libro de las grandes conquistas sociales de nuestro país", "es un avance civilizatorio", decía la semana pasada al anunciar la reducción de la jornada laboral. Y ahora, como Yolanda y los sindicatos, perdón por la redundancia, han "rubricado" la subida del SMI, pues también "es un día histórico que llena de esperanza a todo el mundo".

Al final lo que ha resultado histórico es poder contemplar en directo esa batalla, no con arcos, flechas y caballeros con lanzas como en Azincourt, sino a navajazos traperos por lo bajini entre Yolanda y Alegría, qué felicidad. Ahora resulta que como lo que no suben son los salarios en general y el único que crece es el SMI, pues Montero ha decidido que ya está bien y que, si Yolanda lo sube, ella quiere su diezmo. De los 700 euros de aumento, 300 serán para Hacienda y no hay más que hablar. Aunque igual sí, que no sería la primera vez que este Gobierno, ya en implosión también en plena rueda de prensa, cambia de opinión.
Los que sí se librarán de tributar son esos "hasta 7,1 millones de personas empleadas que registran ingresos iguales o inferiores al SMI anual" ya que tienen una jornada laboral reducida, según explica la UGT en un informe. Una prueba más de que, como dice Sánchez, España va como un cohete.

Seguramente por eso el Gobierno presume de que han aumentado en un 25% respecto al año pasado los hogares que cobran el ingreso mínimo vital. Así que nada menos que dos millones de personas pueden malvivir gracias a esta ayuda. ¿No es para sacar pecho? Seguramente por eso está tan orgulloso Sánchez de sus logros sociales y critica tanto al PP, porque "ustedes votan que no al salario mínimo interprofesional, porque interpretan que sus beneficiarios no son gente de bien". Aunque tal vez, sin ninguna mala intención, Sánchez olvida que la subida del SMI se decide por Decreto Ley y no se vota luego en el Congreso. Así que ni el PP, ni nadie, vota que ni que sí ni que no a tal subida. Pero, en fin, la idea tiene gancho y ya sabemos que eso de los bulos es cosa de la derecha y la ultraderecha.

Lo que sí se ha votado en el Parlamento, llega febrero y a los diputados se les han acabado ya las vacaciones de Navidad, eso sí que es un avance social, es el decreto furgoneta, ese ómnibus venido a menos que acabó redactando Puigdemont en Waterloo. Dice Patxi López que esta votación es homologable a una cuestión de confianza, "llamando a las cosas por los nombres que no son", como le dijo en su día la madre de Joseba Pagaza. La única confianza que se ha votado esta semana es la de Sánchez en que Puigdemont le permita seguir en la Moncloa. Pero el verdadero rey del mambo sigue siendo Carles, y ya veremos que nuevas piruetas le irá enseñando a su mono amaestrado.

Así se escribe la historia. Bueno, unos se empeñan en escribirla, como Yolanda y otros en borrarla, como nuestro fiscal general. Y digo nuestro, siempre que Sánchez tenga a bien compartirlo con el resto de los españoles. "¿Quién va a pedirle perdón?", se preguntaba el presidente. "Ahora dicen, no, es que los mensajes se borraron. Por favor, elevemos un poco el debate público", pedía Sánchez. Pues sí, debería elevar el debate público. Y desde luego parece que tratar de exonerar a alguien de un delito porque ha borrado las pruebas no es precisamente un argumento de mucho nivel.

Mejor argumento era el del propio fiscal que en su primera comparecencia en el Supremo, esa en la que explicó que había cambiado seis veces de móvil desde que fue nombrado fiscal jefe de sala y que el borrado respondía a un protocolo de seguridad, recalcó que "si yo hubiera querido ocultar datos lo hubiera hecho el 15 o el 16 de octubre, que es cuando el Tribunal Supremo acepta esa exposición razonada". En lo que falla un poco el razonamiento es que ahora sabemos que fue precisamente el 16 de octubre cuando borró todas sus conversaciones, mensajes y cuentas de Gmail.

Así que, siguiendo su propia explicación, no cabe duda de que quería ocultar cosas. Aunque algunas sí sabemos. Como por ejemplo a quién hizo y de quién recibió llamadas esa noche de marras en la que en vez de perseguir el delito dedicaba todos sus esfuerzos a ganar el relato. Habló mucho, un tráfico de llamadas inusualmente intenso según la UCO, con los otros fiscales que fueron movilizados para pergeñar la nota de prensa. Y tambiéncon un interlocutor desconocido que usaba un móvil de la Dirección de Contratación del Ministerio de Hacienda. Qué misterio. Y también con un periodista de la SER. Bueno el periodista le llamó, pero no llegaron a hablar. Al menos por teléfono. Igual si hablaron o se escribieron a través de WhatsApp. Pero esto no lo sabemos porque lo borró todo.

Un fiscal eliminando pruebas. Parece el mundo al revés y en esto está de acuerdo la ministra de Hacienda y también vicepresidenta, María Jesús Montero. Pero ella por distintas razones: "Lo que el Gobierno hace es lamentar que, en vez de estar persiguiendo a los delincuentes, se esté investigando o persiguiendo a aquellos que persiguen a los delincuentes". Que, dicho así, incluso podría resultar razonable. Lo que no explica María Jesús es a qué delincuentes se está dejando de perseguir.
Esto de pretender convencernos de que para que un tribunal investigue un delito hay que dejar de investigar otros resulta como mínimo un tanto fangoso. De primero de bulos. De hecho, el novio de Ayuso, tan presunto delincuente como el fiscal, sigue estando investigado. Pero así se escribe la Historia. O se borra, según convenga.

2 Comentarios

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usuario anonimo 2/15/2025 - 8:15:53 AM
España va como un cohete, lo dice Sánchez, el financial times. The economist y to dios, menos la derechita y la derechona cobarde y los que están a sueldo de ambos
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usuario anonimo 2/14/2025 - 12:14:28 AM
Estupendo artículo, una nueva descripción del gobierno de Sánchestein
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