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Con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, ponemos el foco en el Real ValladolidDI, conjunto de la Liga Genuine formado por personas vallisoletanas con discapacidad intelectual. Este equipo no solo defiende los colores de la ciudad y del club, sino que es un referente de cómo el deporte puede cambiar vidas. Pablo Díaz, su entrenador, compartió con TRIBUNA los retos y satisfacciones de liderar este emocionante proyecto.
"El fútbol para personas con discapacidad intelectual en Valladolid empieza con este equipo", comenta Pablo Díaz. Antes de su creación, la representación de este colectivo en el deporte local era escasa. Desde su fundación, hace 7 años, el equipo ha reunido a jugadores provenientes de diferentes contextos y deportes, como el baloncesto o el fútbol sala, consolidándose como un referente de inclusión en la ciudad.
Para Díaz, que lleva en la dirección del equipo desde su creación, y como primer entrenador desde hace dos años, trabajar con el equipo es "una experiencia muy enriquecedora". Subraya que más allá del rendimiento, lo importante es la actitud: "Aquí no importa tanto el rendimiento. Tenemos desde jugadores que destacan mucho hasta otros que luchan por llegar al balón o que tardan unos segundos en reaccionar. Lo esencial es que todos compartan el amor por el fútbol y una actitud proactiva".
El impacto del fútbol en estos jugadores va más allá del terreno de juego. Según Díaz, los beneficios son "los mismos que para cualquier persona sin discapacidad, pero además, les abre puertas hacia experiencias únicas". Estas experiencias incluyen viajes y oportunidades que muchos no habrían tenido de otro modo, especialmente aquellos provenientes de entornos económicos desfavorecidos. "En el campo, brillan", afirma, destacando cómo este deporte les permite ganar confianza y romper barreras.
Incluso, fenómenos culturales como la película Campeones han ayudado a visibilizar las discapacidades intelectuales, cambiando percepciones y fomentando la integración social, tal y cómo explica el técnico.
El equipo cuenta con jugadores de entre 18 y 50 años, como los capitanes Pablo y Benjamín, el alma del grupo. Sin embargo, uno de los retos más importantes es aumentar la participación femenina, ya que actualmente solo hay dos jugadoras. "Queremos que más personas de la ciudad pasen por el equipo, especialmente chicas", señala Díaz, subrayando la importancia de abrir el deporte adaptado a todos los géneros.
La implicación, tanto del Real Valladolid como institución como de la ciudad, ha sido fundamental y ejemplar. "El club y la gente han mostrado mucho cariño desde el principio", explica el entrenador. Los jugadores han compartido momentos importantes con el primer equipo, como la foto oficial en el José Zorrilla o visitas al vestuario durante el ascenso del primer equipo, experiencias que refuerzan su sentido de pertenencia y orgullo.
A pesar de los logros alcanzados, queda mucho por hacer. Díaz enfatiza la necesidad de más atención y recursos para la discapacidad intelectual: "Sin apoyo público es difícil avanzar". Iniciativas como el torneo organizado por la Federación de Deporte Adaptado el año pasado en Zaratán, en el que participó el equipo, son un paso en la dirección correcta, pero aún se necesita un compromiso mayor por parte de la sociedad.
El Real ValladolidDI no solo juega al fútbol... ofrece una lección de vida. De hecho, en palabras de su entrenador: "Ellos también quieren exigencia, quieren jugar al fútbol y dar lo mejor de sí mismos".
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