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El Villarreal castiga la debilidad defensiva del Pucela

Los de Marcelino García Toral superan con merecimiento (1-2) a un Real Valladolid que solo se metió en el encuentro gracias a las paradas de Karl Hein

El Villarreal castiga la debilidad defensiva del Pucela
Remate de cabeza de Barry. LaLiga EA Sports.
Alejandro De Grado Viña
Alejandro De Grado Viña
Lectura estimada: 4 min.
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El Real Valladolid cayó (1-2) ante el Villarreal en el José Zorrilla, donde debería hacerse mucho más fuerte si quiere mantenerse en la categoría. Los de Paulo Pezzolano suman la tercera derrota consecutiva en casa ante un conjunto, como es el submarino amarillo, que fue muy superior en las dos áreas, como se ha podido comprobar en el feudo blanquivioleta. De hecho, el resultado es hasta corto porque Karl Hein, de lo poco salvable del Pucela, realizó hasta siete paradas, de las cuales alguna también repelió el palo, que fue un factor clave para que los locales llegaran vivos a los últimos compases del choque.

POCO RITMO Y SUPERIORIDAD FINAL

El Pucela no entró bien al encuentro. Las ganas, con las que venía de Mendizorroza al haber ganado al Alavés (2-3), no se manifestaron en el terreno de juego, donde, con el paso de los minutos, el Villarreal se hizo dueño y señor del encuentro. Antes, una mano clarísima de Raúl Albiol dentro del área podría haber cambiado el rumbo del partido, pero Hernández Maeso no lo vio punible. Daba la 'casualidad' de que el submarino amarillo venía de la polémica que se había desatado en el choque ante el Getafe, que se saldó con contundentes declaraciones de sus efectivos sin que el CTA les sancionara.

En cualquier caso, sea o no pitable esa acción, el Villarreal demostró su potencial. Barry, muy activo durante el choque, tuvo la primera en sus botas, pero su disparo se fue desviado cuando podría haber ejecutado el remate de una manera diferente por el espacio que tenía delante. Ante la indecisión de los visitantes, los blanquivioletas salían al contraataque por medio de Raúl Moro y Lucas Rosa, una conexión que llegó hasta las inmediaciones de Diego Conde, que solventaba el mano a mano, pese a que la acción fue invalidaba por fuera de juego.

Minutos después, el Villarreal vio portería, pero esta vez acertó. Un gran centro de Kiko Femenía, que afrontaba apercibido el choque, fue directamente a la cabeza de Barry, que remató a placer (0-1). Los visitantes, a partir del tanto, se desmenelaron hasta el punto de que el Pucela tuvo que pedir la hora porque el segundo gol amarillo ya se estaba rondando. Pépé, de hecho, fue uno de los jugadores que pudo sentenciar el choque tras un fallo grosero, de nuevo, en la salida de balón de Mario Martín, que volvió a repetir los mismos errores que costaron al equipo un buen disgusto en Vitoria.

El submarino amarillo llegó al descanso con la sensación de haber desperdiciado la posibilidad de afrontar el segundo acto con más ventaja, ya que, al ser mínima, daba alas a los blanquivioletas para los segundos cuarenta y cinco minutos.

REACCIÓN INSUFICIENTE Y DEBILIDAD DEFENSIVA EVIDENTE

La reanudación le sentó mejor al Villarreal, que mantenía su plan de partido: generar las suficientes ocasiones ante un rival inferior para llevarse los tres puntos, como así fue. Barry lo volvió a intentar gracias a un buen pase de Álex Baena, que se estaba liberando sin que el Pucela lo evitara... inexplicablemente. Sin embargo, el fútbol da tantas vueltas que, en ocasiones, el que menos lo intenta es el que consigue acertar. El Pucela, en una buena acción ofensiva de Sylla, se encontró (que también hay que buscarlo) con un penalti bastante claro de Logan Costa al ariete blanquivioleta.

Volvía Sylla al lugar donde a tanta gente hizo feliz. El '7' cogió el balón, colocó a este en el mismo punto de penalti que dio el ascenso, y batió a Diego Conde (1-1), que ha recibido goles en todas las jornadas ligueras. Parecía que el partido había cambiado de signo, como si de un mensaje de texto se tratara, porque un disparo de Amallah, que estuvo cerca de encontrar portería, animaba al José Zorrilla, un poco más apagado que de costumbre.

Los cambios, tras la mencionada acción, dieron el paso definitivo al Villarreal para sumar una nueva victoria. Paulo Pezzolano no acertó en el planteamiento de querer ir a por el partido y dejó hacer sin ningún sentido a los atacantes del Villarreal, que generaron tantas ocasiones que, al final, cualquier resultado que no fuese su victoria hubiera sido injusto. Las paradas de Hein a Gueye, que se tapó con el palo, a Akhomach a mano cambiada, y otra milagrosa a Cardona, sostenían a un Pucela al filo del precipicio... donde acabó cayéndose.

Un centro de Baena, que hizo lo que quiso porque el Pucela se lo permitió, acabó en la cabeza de Ayoze, que volvía a vestir la camiseta amarilla y, esta vez, con gol (1-2). Son siete, en total, las dianas que lleva el ariete, clave en el gran inicio de campaña de los de Marcelino, que se consolidan en puestos Champions. El Pucela, por su parte, que ni intimidó a los de Marcelino en el tramo final, se va a Pamplona de vacío, y ya son tres las veces que le ocurren esta temporada en su casa.