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Todos los hombres del presidente

Todos los hombres del presidente
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.
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Se acaba el verano y como decían en Juego de Tronos, la serie basada en ese libro que Pablo Iglesias le regaló a Felipe VI, "se acerca el invierno". Atrás quedan ya esos días de vino y rosas en la playa, en la montaña o en los pueblos ancestrales de esa España vacía y repoblada durante unas breves semanas estivales. Esos pueblos de Soria, Teruel o Cuenca que ahora hemos sabido, gracias a la portavoz del PSOE, que disfrutan de privilegiadas singularidades fiscales, sin que nadie ponga el grito en el cielo.

Son los bochornos propios del verano, que también han padecido en Barcelona con ese escurridizo Puigdemont en busca y captura, pero al que el Ayuntamiento socialista de la Ciudad Condal autorizó a montar un escenario nada menos que en el Arco del Triunfo, para dar un mitin. Y que luego consiguió escapar de los mossos gracias a un semáforo en rojo que la policía autonómica no se atrevió a saltarse.

Yo pensaba que ayudar a un delincuente a huir de la Justicia era un delito, pero debo estar equivocado porque el secretario general de Junts, el indultado Jordi Turull, presumía el otro día de cómo organizaron al detalle la nueva fuga del molt honorable, todo un maestro del disfraz, que diría el inspector Clouseau al que algunos sitúan al mando del operativo para detener al presunto malversador.  

Superados ya estos y otros sofocos veraniegos, estamos de vuelta. Algunos deprimidos y arrastrando los pies y otros con las pilas cargadas en La Mareta, convenientemente alejados de menas y pateras. Como Pedro Sánchez que en vez de volver al cole se ha ido al Instituto Cervantes a darle patadas al castellano, hablando "nominalísticamente" de "integralidad" sin "romperse las vestiduras". Celebró que sigue un año más en la presidencia y nos detalló los nuevos objetivos de su Gobierno, que básicamente son los mismos que repite cada año.

La diosa fortuna nos ha bendecido y llevamos ya más de seis años disfrutando de la presidencia de Sánchez. Está ya cerca de superar a Rajoy en permanencia, pero sigue atribuyendo todos nuestros males a los recortes de "la década neoliberal". Es curioso que hablando de recortes no diga nada de Zapatero, el expresidente ahora silente que tampoco dice nada de esas elecciones en Venezuela que fue a observar.

Sánchez presume de que la economía española crezca al dos y medio por ciento. Pero algunos todavía recordamos que en el último año de Rajoy creció un tres y al Sánchez de entonces le parecía un fracaso. Eso sí, tras más de seis años en el sillón, reconoció Sánchez que en España "el paro juvenil, la desigualdad y la pobreza están en niveles inaceptables" o que "comprar un piso es misión imposible para amplias capas de la población".

Lo que no nos dijo es cuántos años más va a necesitar para solucionar alguno de estos asuntos tan "apremiantes". Esa pobreza, esa desigualdad, esa imposibilidad de conseguir un techo son, creo yo, bastante más relevantes que ese crecimiento del PIB, después del mayor hundimiento de Europa durante la pandemia, del que Sánchez presume. Es de agradecer que esta vez no hubiese cohetes ni motos, sino lambos y autobuses para construir metáforas sobre nuestra economía.

Pero tranquilos que vamos bien. Tan bien que el presidente prometió, "les aseguro, les garantizo, me comprometo", que a todas las regiones de España les va a llegar un maná de pasta gansa gracias a ese gran acuerdo que ha firmado con ERC para mejorar la financiación de todas las comunidades autónomas, que es lo que siempre ha querido ERC, como todos sabemos. Además, si el presidente lo asegura, lo garantiza y se compromete, ¿quién será el loco que pueda dudar de su palabra? Maduro adelanta la Navidad a octubre y Sánchez los regalos de Reyes a septiembre.

Promete Sánchez un calimocho para todos, que todavía no se ha acabado el verano y además está dulce y fresquito, como dice el portavoz de Junts en el Senado. Aunque los de Puigdemont parecen más bien partidarios de cava sólo para ellos, porque si no s?ha acabat, o game over, que viene a ser lo mismo, pero en inglés. Es curioso que con todo ese esfuerzo dedicado a poder hablar en Catalán, sean ahora los independentistas los que mejor traducen al castellano esas cosas incomprensibles que dice María Jesús Montero sobre ordinalidad y financiaciones singulares.

Pero a pesar de las amenazas de Junts, pese a que ERC asegure que lo firmado es un concierto y que si Montero no cumple "habrá consecuencias", Sánchez repite que su gobierno de coalición progresista "va para largo". Y como va para largo y tampoco es que a Sánchez sus socios le dejen aprobar leyes, pues se dedica a disfrutar de uno de los pocos poderes que le quedan, el de hacer nombramientos. Se felicitaba Sánchez en su aló presidente del Cervantes, al que por cierto acudió vestido con traje, aunque ya hay quien rumorea que para el año que viene se ha encargado un chándal con la bandera de España y el puño y la rosa en el pecho, del nombramiento de la primera mujer presidente del Supremo y el CGPJ. "Ya era hora".

De lo que no debe ser hora todavía es de una gobernadora del Banco de España. Ese puesto es para Escrivá, que según nos cuentan tiene un currículum al que no le falta nada para ocupar el cargo. Quizá en lo que no han reparado es en lo que le sobra, que es su condición de ministro. Tampoco debe ser hora de que Óscar López, el nuevo ministro de eso que hacía Escrivá hasta ahora sea una mujer, ni de que lo sea el nuevo jefe de Gabinete del presidente, aunque ahora la ley les permitiría serlo si quieren. Con Diego Rubio dicen algunos medios que hay preocupación porque al no ser afiliado al PSOE no tendrá en cuenta las opiniones del partido, como si en el partido hubiese alguna opinión que no sea la de Sánchez.

Estos son los hombres del presidente para el nuevo curso. Y lo son también el fiscal general del Estado, próximamente imputado por el Supremo, el compadre Ábalos, cada vez más cerca del banquillo y un tal David Azagra, funcionario extremeño residente en Portugal, al que una juez no entiende por qué Hacienda no le aplica el mismo trato que a los youtubers de Andorra o a Shakira, tan fan del presidente que ahora en vez de canciones a Piqué escribe cartas a los españoles. Son todos los hombres del presidente. Quizá alguien recuerde cómo acaba la película.