El Real Valladolid sumó la segunda victoria de la pretemporada tras superar en los penaltis al Burgos. Los blanquivioletas no fallaron ninguna pena máxima en un partido igualado, donde el Burgos aprovechó el arreón en la segunda mitad para igualar la contienda. El tanto del Pucela, obra de Luis Pérez, fue justo antes del descanso.

MAYOR INTENSIDAD

El Pucela comenzó con ganas el partido. Al menos, con más ritmo que su rival. El Burgos, a lo suyo, siguiendo fielmente el estilo de Jon Pérez Bolo. Es decir, dando el balón al contrario y esperando a tener una ocasión mientras aguantaba las acometidas en bloque bajo.

Los de Paulo Pezzolano intentaron abrir el marcador desde el principio, sobre todo, a través de Raúl Moro que se iba de Hugo cada vez que le encaraba. De sus botas, nació la primera ocasión más peligrosa del partido, que tuvo que sacar Ander Cantero como pudo. Aún así, el extremo no tiró la toalla y siguió intentándolo.

El Burgos, que solo generaba peligro con acciones a balón parado, sufrió mucho con las internadas de Moro, que acabó castigando a la defensa blanquinegra. El '11' puso un gran centro al corazón del área y, Luis Pérez, a bocajarro y de cabeza, adelantó a los suyos (1-0). Los pucelanos hicieron más méritos que su rival para irse camino de los vestuarios, como mínimo, por delante en el marcador.

REACCIÓN A TIEMPO

La reanudación le sentó mucho mejor al Burgos, que reaccionó desde el principio al tanto de Luis Pérez. Se notó el descanso, ya que los de Bolo salieron muy enchufados en comparación con la imagen que había ofrecido en los primeros compases del encuentro.

Pezzolano intentó frenar, con los cambios realizados, la buena disposición del Burgos, que igualó la contienda con un gol de Álex Sancris (1-1) tras una buena jugada colectiva. El extremo batía a André Ferreira que, en esta ocasión, no se mostró tan inseguro como en Segovia, donde se le vio más carencias de las debidas.

No obstante, y aunque empatara el encuentro, la balanza no se decantó tan fácil al lado de los de Bolo, ya que la entrada de Biuk, Amath y Amallah dio alas al Pucela, que buscaba el tanto de la victoria. El Burgos, ya con 10 en el terreno de juego por la lesión de Atienza, trató de lidiar con las dificultades que suponía la inferioridad numérica. Pezzolano, que habló con Bolo, quitó a Arnu para que las fuerzas se igualaran.

Esa circunstancia, finalmente, llevó a ambos equipos a que la Copa Amistad se decidiera desde los 11 metros. El Pucela, que aprovechó el fallo de Hernáiz, se proclamó campeón de esta competición, organizada por el Palencia Cristo Atlético, que celebraba, en La Balastera, la primera edición.