¿Se puede calificar de infierno el ambiente laboral vivido en un determinado contexto? Quizás sería exagerado tacharlo de esta manera, pero es una palabra que describe a la perfección todo lo relacionado con el Zambrana en Valladolid. Los testimonios, que cada vez son más duros de los educadores de este centro de menores, así lo atestiguan cuando aparecen en diferentes medios de comunicación de la ciudad.

Las agresiones sufridas, las lamentables condiciones laborales y la falta de contundencia a la hora de atajar los problemas son algunos de los ejemplos que los educadores Idoia, representante de CCOO, y de Jesús, de UGT, expresan a TRIBUNA, que visita la antigua zona del Zambrana solo a unos metros de su acceso. Jesús lleva más de dos décadas trabajando en el centro y se ha hartado de "promesas incumplidas", las cuales tacha Idoia de "cantos de sirena" que siempre, cuando es el momento de solucionar algo, llevan consigo "la callada por respuesta".

Idoia, por su parte, lleva 14 años en el Zambrana y nunca había vivido algo parecido. De hecho, solo cree que se va a reconducir esta situación de la manera en la que lo están haciendo: denunciando los hechos en prensa. En total, son aproximadamente 60 educadores para 59 internos. Suena bien como cálculo matemático, pero no es oro todo lo que reluce. Faltan compañeros que "están de baja porque les han agredido" y otros por "estrés o ansiedad", ya que la situación llega afectar incluso a su "salud mental".

En este sentido, Idoia no ha sufrido agresiones, ni Jesús tampoco, pero sí amenazas de cualquier tipo, que se las toman dependiendo el contexto. "Solo las tolero si es un momento de calentón. Alguno pide perdón minutos después de la amenaza", reconoce Idoia que puede contar con los dedos de su mano estos casos, ya que la mayoría hacen caso omiso a las indicaciones de los educadores que perdieron "autoridad" cuando la gestión del Zambrana cambió de dueño. 

"Se creó un embudo cuando ya no era el Grupo Norte el que gestionaba el centro. Empezó a ser Grupo 5 Acción y Gestión Social (en la actualidad, Clariane), que propuso una nueva forma de trabajar: el famoso nuevo paradigma, un modelo basado en incentivos", explica. Idoia asegura que, desde el primer momento, esta estrategia no funcionó porque "estos menores no tienen motivación por nada". "Ellos nos decían que les daba igual que les quitaras 30 céntimos de propina o no porque las cosas no se iban a arreglar", contextualiza.

Jesús detalla que este modelo afectaba al método laboral de los educadores que, a partir de ese momento, tenían que arreglar las cosas a través del 'perdón' o con acciones de 'escuchar'. El miembro de UGT señala que "eso ya se estaba haciendo". De hecho, recibieron visitas de profesionales procedentes de varias partes del país que vieron en la forma de proceder de estos educadores la manera más efectiva de reconducir la vida de los internos. "Nuestros objetivos son que mejoren el comportamiento, su actitud, la higiene, que respeten las normas, que sepan convivir con los demás...", comenta. En definitiva, ayudarles a que tengan "un futuro mejor". Sin embargo, como perdieron esa autoridad, los menores les decían: "Si no hago caso a mis padres, ¿cómo te lo voy a hacer a ti?".

Según estos educadores, "antes tenían la potestad" para "cortar de raíz los problemas". Como ahora ya no pueden ser tan estrictos o, al menos, no como quisieran, los problemas han incrementado hasta el punto de que "han saturado a los empleados veteranos" dejándoles "solos ante el peligro" con "los internos más peligrosos". De ahí que, tal y como sostiene Idoia, "muchos trabajadores estén de baja". 

RESPUESTA DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN

Idoia y Jesús denuncian la falta de respuesta que ha tenido la Consejería de Familia de la Junta de Castilla y León con, sobre todo, los educadores, ya que afirman que la consejera Isabel Blanco "miente" cuando dice que se ha reunido con esta parte del centro. "Nos sentimos maltratados. La consejera afirma que se ha reunido con todos nosotros, pero eso es mentira. Solo se ha reunido con el personal de Seguridad a raíz de las agresiones. Hemos pedido una reunión, pero no nos ha recibido. Parece que nos está tomando el pelo", reitera.

A Isabel la piden que vuelvan a recuperar esa "autoridad" que han perdido y, además, que aumente el personal educativo, algo que parece que puede mejorar con la llegada de la Asociación para el Desarrollo y la Integración Social Meridianos, entidad andaluza que gestionará el Zambrana a partir del 1 de julio. "Lo que se está proponiendo ahora es que un tercio del personal sea integrador social, pero en este centro se necesitan educadores a la hora de realizar informes y estos integradores sociales no los pueden poner en marcha", insiste Jesús.

Como son muchos los obstáculos que han tenido que lidiar, estos educadores afirman que han puesto "infinidad de denuncias" en la Inspección de Trabajo. De hecho, el inspector se vio obligado a reunirse con ellos, a los que "dedicó unas bonitas palabras". "Desde entonces, ya no hemos vuelto a saber nada más de él", comenta.

OPINIÓN SOBRE LA LLEGADA DE LA NUEVA EMPRESA

Preguntados por la noticia que expone que el Zambrana iba a cambiar de manos o, al menos, en su gestión, Idoia asegura que se ha enterado "por la prensa". Además, ha hablado con educadores de otros centros que conocen a esta asociación y la transmiten que "no es de las mejores". "En esta licitación, solo se ha presentado una empresa y eso que se ha aumentado la partida presupuestaria. Es el segundo concurso más grande que tiene la Junta en toda la Comunidad", aclara Jesús.

En lo único que están de acuerdo es en la irrupción de una nueva figura que ejercerá de intermediario para abordar cuestiones que se puedan solucionar. "Lanzo un aviso a navegantes: se van a encontrar con todo esto. Tendrán que hablar con nosotros y nos tendremos que reunir. Vamos a estar mirando todo lo que hacen porque trataremos de mejorar las condiciones laborales", avanza Idoia.

CONVENIO

Otra de las cuestiones que los educadores quieren que mejore es la relación empleo-sueldo. Creen que no es justo lo que cobran para todo lo que sufren. Tanto Idoia como Jesús denuncian que las 7 horas y 45 minutos que trabajan a diario tienen su particular "truco". Ese cuarto de hora sobrante se acumula para que "en verano vayan dos días más" a mayores por ese tiempo que no han trabajado, aunque en la mayoría de los casos lo utilizan para hacer "partes de incidencias" e "informes".

"Hay que hacer horas extras alguna vez. Si te pasa algo a última hora, tienes que realizar el parte correspondiente. Eso no te lo pagan. No nos compensan en nada. Ven en cada minuto que no trabajamos una oportunidad para darte dos días más de trabajo en verano. No están cumpliendo ni siquiera el convenio, muchas cosas están judicializadas...", informa Idoia a este medio. Tampoco "los festivos" les pagan "como deberían" porque cada Nochevieja o Nochebuena trabajada le sale a la empresa por "16 euros" por persona. "No tenemos aún ni el cuadrante anual", apunta.

Por último, aseguran que "hasta que la situación no mejore", van a seguir manifestándose porque son conscientes de que, si "hacen ruido", consiguen "las cosas". Esperan, de hecho, que estas denuncias sirvan de algo en la reunión este lunes de Meridianos con la consejera de Familia para ir planificando una hoja de ruta... poco halagüeña.