El Recoletas Atlético Valladolid se ha despedido de la temporada en su feudo por todo lo alto, tras imponerse en un completo partido a un Ademar de León (36-33) que no supo adaptarse al ritmo impuesto por los locales.

Los vallisoletanos salieron en tromba a la pista de Huerta del Rey, dejando clara su intención de ir a por la victoria desde el primer minuto, e impusieron un fuerte ritmo que sorprendió al cuadro leonés.

Un parcial de 4-0 obligó al técnico visitante, Dani Gordo, a solicitar un tempranero tiempo muerto, para tratar de frenar ese empuje de los gladiadores azules, que supieron emplear todas sus armas, incluyendo a su portero, Nagy.

De hecho, el primer tanto del Ademar tuvo que llegar desde la línea de siete metros, al igual que el segundo, ya que se topó con la gran defensa impuesta por los locales, a lo que se añadió la efectividad de Álvaro Martínez desde el pivote en ese despegue inicial.

En el minuto 15, el lateral del Recoletas, José de Toledo, veía la roja directa, lo que dejaba al equipo azulón sin uno de sus referentes defensivos. Eso afectó, en primera instancia, a los vallisoletanos, que vieron cómo el rival recortaba diferencias (9-8).

Pero el cuadro dirigido por David Pisonero reaccionó y mantuvo la fortaleza defensiva para, desde esa faceta, adquirir seguridad en ataque, con Freitas como principal valedor, bien acompañado por Álvaro Martínez, que no falló en los lanzamientos de penalti.

Castro tiró de veteranía para empujar a sus compañeros, que vieron mejorar sus prestaciones ofensivas con la entrada de Santista en el pivote, pero resultó insuficiente para impedir que el conjunto local llegara al descanso con una ventaja de cuatro goles (20-16).

La segunda mitad comenzó exactamente igual que la primera, con un Recoletas envalentonado, que volvió a mostrarse serio en su área para lograr contraataques que añadieron tres dianas más a su casillero (23-16).

Dani Gordo, de nuevo, tuvo que pedir otro receso para imponer más intensidad a sus jugadores. Y también buscó soluciones en su área, con defensas más abiertas, puesto que el 6:0 no estaba funcionando.

Mas los vallisoletanos se hallaban muy cómodos en su cancha y, empujados por una entregada afición, siguieron aumentando la renta hasta una máxima de ocho tantos (30-22).

Al Ademar se le sumaban más obstáculos, con la roja directa a Santista (m.47), pero mantenía el tipo de la mano de Rodrigo Pérez, que se echó al equipo a sus espaldas para poner el marcador en un 34-31, a falta de cinco minutos.

La relajación local antes de tiempo, habiendo dado por amarrado el encuentro con esos ocho goles de renta, pudo haber pasado factura, pero los de Pisonero fueron capaces de templar los nervios del final para amarrar otro triunfo con el que poner el colofón del curso ante su público.