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¿Unas hostias a un maltratador?

Las redes han viralizado la tunda del joven boxeador leonés Antonio Barrul a un chico que agredió a una mujer y a una niña en un cine de León. Violencia nunca, pero ¿qué hacemos con los maltradores?

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¿Unas hostias a un maltratador?
El púgil leonés Antonio Barrul, de 25 años. | IG
Susana Martín
Susana Martín
Lectura estimada: 3 min.
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Paré en un semáforo de Santo Domingo y presencié cómo, a mi derecha, el conductor de al lado estaba dando unos guantazos a la jovencísima copiloto. Quité la música y pude oír los golpes y los lamentos de la chavala. Me quedé mirando la escena, desde la comodidad de mi coche, paralizada, sin saber cómo reaccionar, con un nudo en la garganta y una angustia que me duró horas.

¿Qué tendrían, 20 años? ¿25? El semáforo se abrió, me fui y me quedé pensando en los tirones de pelo y puñetazos que le pegó ese animal a ¿su chica? a un par de metros de mí. Y no hice nada. Ni me fijé en la matrícula, ni toqué el claxon. Nada. Por miedo o por cobardía, me fui. 

Esta semana se ha viralizado una escena en que un joven le da unas cuantas hostias a otro en una sala de cine de León. Después hemos sabido que "la víctima", que estaba viendo 'Garfield' en la primera fila, había agredido a una chica y a una niña (a esta "sin querer"), y que desde atrás "el agresor" había observado la escena y le había afeado los golpes. La cosa se calentó, el "agresor" le dijo cuatro cosas, "la víctima" se envalentonó y le golpeó. Seguramente aquel valiente no tenía ni idea de que el "justiciero" era el púgil leonés Antonio Barrul, que estaba en el cine con su familia pero no pudo soportar ver aquella escena sin hacer nada.

Hay quienes apelan al desequilibrio entre uno y otro para criticar la actuación de Barrul. Vale. Hay quienes dicen que la violencia no es justificable en ningún caso, y hasta quienes han cargado contra Barrul por sus mamporros al agresor de la mujer y la niña.

No considero que la violencia sirva en ningún caso para combatir la violencia, porque entraríamos en una espiral de puñetazos que no tendría fin. Sin embargo, la violencia de género no es un asunto privado, nos atañe a todos. Me lo dijo Teresa, la tía de Teresina (asesinada en Bruselas, 153 puñaladas): "¿A qué mujer de tu entorno tienen que asesinar para que seas consciente de la lacra de la violencia machista?".

Así que en esto, como en la mayoría de las cosas importantes de esta vida, me remito a aquella frase de Leonard Cohen: "A veces uno sabe de qué lado estar simplemente viendo quiénes están al otro lado". Y me sumo a las declaraciones de Arancha Lorenzo, presidenta de la Federación de Boxeo de Castilla y León: "Ojalá las mujeres maltratadas tuvieran cerca a un boxeador como Antonio Barrul". 

Ojalá siempre hubiera alguien que ponga en su sitio a estos salvajes que tapan la boca a sus parejas con un puño, con un empujón. Y si tiene que ser con un poquito de su propia medicina, pues que sea. A veces los salvajes no entienden otro lenguaje que el suyo.

Y ojalá si vuelvo a presenciar una paliza sea capaz de pitar, abroncar al animal de turno (con el coche cerrado, por si acaso), hacer una foto de la matrícula y llamar inmediatamente a la Policía. No miremos a otro lado si vemos una agresión, las hay por todas partes.

En realidad, desde que se supo esta noticia, no paro de pensar en qué habrá sido de la chica del cine, aquella que despertó las ganas de protección de Barrul. ¿Qué ocurriría al llegar a casa?

Y no puedo evitar acordarme de un juicio reciente a un maltratador de libro. Cuando fue llamada a declarar la primera mujer del acusado de intentar matar a la segunda, un abogado le preguntó:

- ¿Sufrió usted malos tratos durante sus 40 años de matrimonio con el investigado?

Y ella susurró, mirando al suelo: - No, que yo sea consciente.

 

1 comentario

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usuario anonimo 5/8/2024 - 8:23:17 AM
En el video se observa claramente, cómo el presunto agresor no emplea ninguna violencia física contra el boxeador, el primero en dar un puñetazo es el boxeador. Sería legítimo que durante la presunta agresión de este hombre a su pareja e hija, se emplease la justa violencia para detener la agresión, pero una vez que pasó, lo apropiado sería haberle retenido empleando la fuerza necesaria hasta la llegada de la policía. Pero se ve claramente que quien inicia la pelea es el boxeador, y se debiera de actuar contra él con el agravante de boxeador.
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