Se cumplen cinco años de una pandemia en la que se vivieron momentos que quedarán para siempre en el recuerdo de los vallisoletanos
Un joven vallisoletano que fue adicto al juego: "Llegué a vender la PlayStation de un amigo para apostar"
"Perdí absolutamente todo", reconoce en una historia que ha querido compartir a TRIBUNA tras varios años en busca de respuestas y soluciones a su adicción
"Mis padres no saben ni cómo siguen juntos después de todo", apunta Fernando, el nombre que ha querido utilizar para preservar su intimidad. Él es un joven vallisoletano que con tan solo 21 años de edad se vio inmerso en el mundo del juego y las apuestas. Actualmente, y ya con 30, comparte su experiencia a TRIBUNA tras una dura adicción y posterior rehabilitación.
El joven explica que en ese mundo se entra "socialmente": "Vas a tomar unas cervezas con amigos y terminas haciendo una apuesta". Aunque solo fueron deportivas, que son las más comunes entre los jóvenes, es una práctica poco frecuente, que se termina, de manera inconsciente, convirtiendo en costumbre.
El punto de inflexión que le hizo darse cuenta de su problema fue recurrir a actos delictivos. "Empecé a robar en casa, a estafar por Internet y a robar por la calle para poder jugar". Al apostar cantidades muy grandes también comenzó a alejarse de sus amigos y a tener problemas judiciales, que por suerte salieron bien, aunque toda su vida se vino abajo. "Entré en una depresión muy gorda porque perdí absolutamente todo", asegura.
Cuenta que, por esa época, ya sabía que tenía un problema, pero como "iba sobreviviendo" no le daba la importancia que tenía hasta el momento en el que vio que estaba "sin salida". Sus padres ya no le daban dinero porque sabían de su adicción y se había quedado incluso sin amistades. "Mi padre me ofreció ayuda y simplemente me dejé aconsejar", reconoce.
Fernando, en este sentido, relata que su adicción destruyó a toda la familia y generó un ambiente enrarecido en casa. "Mis padres me han dicho muchas veces que no saben ni cómo siguen juntos después de todo lo que les he hecho pasar", añade. En cuanto a sus amistades, que perdió muchas, no solo se quedaron por el camino las malas influencias, sino también buenos amigos. "Llegué incluso a vender una PlayStation de uno de ellos para poder jugar", comentó.
Su proceso de rehabilitación empezó en Proyecto Hombre, donde el joven explica que estuvo interno ocho meses y consiguió dejar de jugar por dos años. Sin embargo, tras ese periodo de bienestar, tuvo una recaída que le llevó de vuelta al abismo. Un infierno del que salió con la ayuda de la Asociación de Jugadores Patológicos Rehabilitados de Valladolid (Ajupareva). "Me han cambiado la vida, ahora puedo decir que soy una persona feliz y tranquila. Ya puedo decir que mis padres han recuperado la sonrisa", declara. A día de hoy, Fernando y su padre llevan un grupo que ayuda a chavales que están inmersos en la situación que él vivió años atrás: "Estoy muy contento, mi padre ha dicho ya un par de veces que está orgulloso de mí y, quieras que no, eso te motiva también a seguir adelante".
En cuanto a manejar las "tentaciones" referidas al juego que son accesibles y están normalizadas, como tragaperras en los bares, o apuestas online a un solo clic… El joven asegura que la clave es trabajar la comunicación con tus seres queridos. Es decir, tener el valor de expresar: "He tenido este pensamiento, he sentido este impulso". De esta forma, dejas esa idea a un lado en vez de guardártela y dejarla en tu cabeza. Incorporar nuevos hobbies y actividades también es útil para prevenir recaídas. "Empecé en el gimnasio cuando estuve en Proyecto Hombre y me ha ayudado muchísimo, porque te mantiene entretenido y te cuidas", sostiene.
Desde que comenzó el proceso de recuperación, Fernando afirma haber notado muchos cambios positivos respecto a su anterior vida. "Ahora que he dejado de jugar es cuando verdaderamente tengo dinero. Me he podido comprar una casa, tengo amistades sanas, soy feliz y no tengo que ocultar nada", recuerda orgulloso. Además, no podía ni dormir. "Me pasaba horas pensando, ¿cómo voy a pagar esto o cómo voy a pagar lo otro? Ahora tengo la mente tranquila", comenta.
Por todo lo que ha vivido y por todo lo que ayuda que pueda compartir felizmente su historia, Fernando aconseja a cualquier persona que esté luchando contra la adicción al juego que busque el apoyo de sus familiares y de profesionales. "Déjate ayudar, no estás jugando con dinero, sino con tu salud y la de tu familia", sentencia.
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