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Personal sanitario del HCU: "El coronavirus se mostraba con tal virulencia que era descorazonador"
El jefe de Neumología, el jefe de Enfermería de Urgencias y la supervisora de Enfermería relatan lo que vivieron en primera línea hace cinco años
Hace cinco años el mundo se paralizó por completo. La llegada de un agente infeccioso desencadenó uno de los momentos más críticos y desafiantes de la historia, con el inicio de la pandemia del COVID -19 que puso a prueba a los distintos sistemas sanitarios y economías. Así como a la población mundial.
En España, se declararó el estado de alarma para gestionar la situación. El país se encerró en casa, desde el 14 de marzo hasta el 21 de junio de 2020, mientras que el personal sanitario tuvo que hacer frente al problema en primera línea.
Este fue el caso del jefe del Servicio de Neumología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, Carlos Disdier Vicente. También del jefe de la Unidad de Enfermería del Servicio de Urgencias, Raúl González Antón y de la supervisora de Enfermería de la planta número 10 del mismo centro, Carmen San José García. Los tres profesionales relatan a TRIBUNA cómo fue su experiencia y todo lo que vivieron en primera persona.
PREGUNTA: ¿Cómo vivieron los días previos a la declaración del Estado de Alarma y la etapa del confinamiento en el HCU?
RESPUESTA (RAÚL GONZÁLEZ ANTÓN): Empezó a sonarnos que había algo en octubre, un agente infeccioso en un mercado de Asia y bueno, lo primero que piensas es que está lejos. Pero desbordó todas las previsiones. Como vivimos en un mundo globalizado, se empezó a extender y vas viendo que, poco a poco, se va acercando hasta que en febrero se detectó el primer caso de Italia y dices ya estará aquí, porque vienen muchos italianos de turismo a España. Íbamos oyendo como se comportaba, que se mostraba muy virulento, especialmente, con determinados sectores de la población y que se necesitaban respiradores. En febrero se juntó con los cuadros gripales típicos de la época y como estábamos con la mosca detrás de la oreja, comenzamos a poner mascarillas en urgencias, algo que unido a lo que decían los medios, fue bastante persuasivo. De venir la gente, ver lo que había y darse la vuelta, para marcharse a sus casas.
RESPUESTA (CARLOS DISDIER VICENTE):
Fue una experiencia única por el volumen de personas que se vieron afectadas, por la gravedad y por las implicaciones que tuvo en la sociedad, tanto a nivel laboral como en otros ámbitos. Lo vivimos con mucha preocupación y responsabilidad, porque los neumólogos estamos en primera de lo que es el manejo de las enfermedades respiratorias. Pero nos dedicamos a este tipo de problemas y estábamos alertados por nuestros compañeros de Italia, así que ya veíamos las dimensiones que iba a tener.
Pregunta: ¿Cómo gestionaron la situación? ¿De qué forma se organizaron, principalmente, durante el colapso del hospital por el alto número de ingresos?
Respuesta (Carlos Disdier Vicente): Tuvimos que organizarnos de una manera totalmente diferente para dar asistencia a los pacientes hospitalizados. En Neumología tenemos muchas áreas de trabajo como el diagnóstico con técnicas endoscópicas, estudio de patologías como la del sueño, muchas consultas externas y un gran volumen de pacientes crónicos. La hospitalización siempre ha sido muy importante en nuestra especialidad, pero lo abarcó todo en este contexto. Nos vimos en la obligación de cerrar algunas áreas, como la de la patología del sueño y en la de destinar todos los recursos al diagnóstico por técnicas endoscópicas y a la hospitalización, sin desatender a los pacientes con otras patologías importantes como el cáncer de pulmón. Mantuvimos ciertas consultas, porque algunas no podían ser telemáticas como la de estas personas con patologías oncológicas y las técnicas endoscópicas, imprescindibles para muchos pacientes críticos, constituyeron un reto importante por el riesgo de infección con los aerosoles que generan este tipo de pruebas. También colaboramos todos los servicios como Urgencias, Cuidados Intensivos, Anestesia, Reanimación y Medicina Interna; entre todos hicimos un hospital dedicado al COVID y por último, destacar que algunos compañeros de Urgencias se encargaron de ir a las residencias de ancianos. Porque se pasó mal en el hospital, pero también en muchos otros sitios.
Respuesta (Carmen San José García): Empezamos en el ala oeste, un espacio más pequeño y a las cuatro de la mañana del 14 de marzo, a los dos días de que ingresara el primer paciente diagnosticado oficialmente por COVID, tuvimos que abrir el ala norte porque ya no había sitio en la primera zona habilitada. Así que se reforzó el Servicio de Enfermería, pasamos a ser el doble de personal y se agruparon los médicos de las distintas especialidades, pasando a ofrecer un sistema de hospitalización multidisciplinar e impresionante.
Pregunta: ¿Llegaron a pensar que se podía desencadenar una situación como la que vivimos a nivel mundial?
Respuesta (Carlos Disdier Vicente): Se veía venir. En primer lugar, por la información que publicaron en Chica como la sintomatología, los pacientes de mayor riesgo y el nivel de mortalidad. En segundo lugar, porque se trasladó rápidamente a Italia y que teníamos el antecedente previo del SARS y el MERS. A parte, vimos cómo iba avanzando y los problemas que tenían en otros hospitales de Castilla y León, porque no fuimos los que colapsamos más rápido. Ya nos iban indicando desde Burgos y León, así como desde los grupos de WhatsApp que teníamos a nivel nacional e internacional. Así que tuvimos cierta ventaja, de poco tiempo, pero adquirimos todos los recursos posibles para hacer frente a algo que era impensable unos meses antes.
Pregunta: ¿Cómo se comportaba el agente infeccioso?
Respuesta (Raúl González Antón): Con una virulencia tremenda. Tenías pacientes en observación dentro de la zona COVID, de sospecha o sucia que llamábamos coloquialmente, estabas hablando con ellos y de repente, irles bajando la saturación y al poco tenerles que entubar. Se mostraba con tal virulencia que era descorazonador, sobre todo en la primera y segunda ola que fue cuando peor estuvimos. En urgencias tuvimos que preparar un escudo para el hospital, es decir, una zona de carpas en el exterior. Esta contaba con un circuito libre, de gente que no viene por una sospecha de coronavirus y con el de sospecha. En el interior, dividimos el Servicio de Enfermería en la zona limpia o libre de coronavirus para patología estándar, en la de sospecha y en la externa o roja. También teníamos a una persona que dirigía las comunicaciones entre nosotros, mediante una cuenta de correo electrónico unidireccional; otra que supervisaba el material y otra que se encargaba de asistir a los residentes que requerían de ayuda. Después, mencionar las reuniones que tenía mi jefe de servicio con Neumología, Medicina Interna, Urgencias, etc. Las mantuvieron durante todas las mañanas y después, se reunían con la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León para analizar el estado de la situación. Podemos decir que nos coordinamos como un reloj, en el que todas las piezas eran igual de importantes.
Pregunta: ¿Cuál fue el volumen de ingresos durante los peores días?
Respuesta (Raúl González Antón): En una pandemia y cuando confinas a la gente, sabes que lo que te va a venir al hospital va a ser de esa temática. Cuando la gente está en casa y no interacciona con el resto, otras patologías quedan en un segundo plano. El 90% venía por el coronavirus y tuvimos que ir expandiendo la zona dedicada a este virus, ocupando espacios en los que antes se atendían las patologías convencionales. De hecho, estas comenzamos a tratarlas en el área que pertenecía al Servicio de Urgencias de Pediatría. Porque niños venían dos o tres por coronavirus.
Respuesta (Carlos Disdier Vicente): En lo que respecta a los pacientes críticos, se multiplicaron por 10. Fue algo tremendo, los quirófanos y las salas de reanimación se convirtieron en una UVI y se dejaron de programar intervenciones quirúrgicas. Sólo se operaba oncología y urgencias. Mencionar también que la UCRI de algunos hospitales tuvieron, incluso, que ocupar la cafetería.
Pregunta: Durante el confinamiento se habló de una falta de material sanitario, así como de respiradores. ¿Tuvieron que hacer frente a este problema en el HCU?
Respuesta (Carlos Disdier Vicente): La administración hizo un esfuerzo importante. Pero cuando llega una emergencia sanitaria de este tipo, pueden faltar recursos suficientes en el pico de la actividad. Así que, día a día, mirábamos el crecimiento exponencial de la pandemia. Porque hasta que llegó el pico y fue descendiendo, no sabíamos cuánto iba a durar y fuimos optimizando los recursos. A veces tuvimos problemas con el abastecimiento de mascarillas. No obstante, volvimos a contar con nuevas reposiciones en cuando se pudieron conseguir. A nivel de ventiladores, pudimos hacer frente a la inmensa parte de los problemas con lo que teníamos y las nuevas adquisiciones.
Respuesta (Carmen San José García): En ningún momento nos faltó. Aunque llevamos a cabo un control súper estricto, las mascarillas las teníamos bien guardadas porque no sabías lo que iba a venir y en cuestión de ventilación, nos triplicaron el material.
Respuesta (Raúl González Antón): Hacíamos lo mismo que las abuelas, estirar para que todos tuviéramos y en mi caso, también busqué alternativas. Se me ocurrió que podría existir algún tejido que, en caso de necesidad, pudiéramos usar como EPI y encontré una solución aquí en Valladolid, hablé con el gerente de Yarbiss y nos consiguió un material, aprobado en norma que nos podía valer. Por suerte, no tuvimos que llegar a usarlo, pero lo tuvimos en la recámara. Mencionar que un EPI te podía durar 20 puestas, con 20 lavados a unos 60 grados y después, se tenía que desechar.
Pregunta: ¿Cómo vivieron el proceso de adaptación? ¿Qué supuso a nivel psicológico?
Respuesta (Carlos Disdier Vicente): Cuando hay un problema de estos hay que priorizar y dar más importancia a lo que tiene más riesgo o peores implicaciones pronosticas para el paciente, en este caso, personas con edad avanzada, obesidad, diabetes, etc. Eran pacientes que sabíamos que podía ir a peor, aunque también hubo gente joven en estado crítico y como neumólogos, tenemos recursos como las terapias de soporte ventilatorio que tuvimos que desarrollar al máximo. También contamos con la Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios (UCRI), un paso intermedio entre la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) y la hospitalización convencional. Allí, principalmente, utilizábamos equipos de ventilación no invasiva y recuperábamos a pacientes que tenían que salir de la UVI, pero que seguían requiriendo de un periodo de recuperación o de destete de la ventilación mecánica y también, con todos los recursos de soporte ventilatorio nos dedicamos a tratar a los pacientes más graves y con mayores necesidades de asistencia, que no podían ir a la UVI por las patologías que sufrían a mayores u otros factores como la edad. Esto lo hicimos con el apoyo fundamental del Servicio de Enfermería, porque todos estos cuidados requieren de mucha atención y de especialistas en cuidados respiratorios.
Respuesta (Carmen San José García): La UVI no daba abasto y tuvimos que extender la UCRI a toda la planta. La carga asistencial para enfermería fue brutal e impresionante, tanto física como psicológicamente y el apoyo que recibimos por parte del Servicio de Psiquiatría, fue imprescindible para nuestro bienestar emocional. Terminamos estando muy unidos con todos nuestros compañeros que son psiquiatras y psicólogos.
Respuesta (Raúl González Antón): Con respecto a lo que comentaba mi compañera, añadir las caras de terror y miedo que veías en el resto de compañeros experimentados. Porque yo he vivido mucho, pero siempre hay quien vivió más que tú. Pero había que coger al toro por los cuernos y tirar hacia adelante, siendo prudentes e intentando tener el menor miedo posible. Aunque fuera algo muy complicado.
Pregunta: ¿Qué dirían que fue lo más duro del COVID? ¿Tuvieron que llegar a alojarse fuera de sus respectivas viviendas?
Respuesta (Carmen San José García): Yo sí me alojé fuera porque mis hijas son asmáticas. Como no sabía lo que podía pasar, tomé la decisión de confinarme sola durante dos meses. Con lo cual iba del hospital a donde me quedaba sola y un poco te acaba afectando.
Respuesta (Raúl González Antón): A mí me tocó dormir separado de mi pareja. Aunque lo que peor llevé fue que, el 14 de marzo a las 22:00 horas, me llamaran para hacerme cargo de una parte de Urgencias. Porque preocupó a mi familia, por lo que me pudiera pasar y tuve que ser un buen actor, dar la imagen de que no tenía miedo. También para contagiar en positivo a mis compañeros, porque muchos te llamaban para llorar y había que escuchar, intentar quitarle hierro al asunto y estar cerca de ellos.
Respuesta (Carlos Disdier Vicente): Yo también me cambié de habitación. Porque venías al hospital y te preocupabas, tanto por lo que pudiera pasarte a ti como por lo que pudieras llevarte a casa. Fue una etapa durísima, ya que todos hemos tenido familiares que han muerto durante esta pandemia. Incluso nosotros, aparte de profesionales, hemos sido familiares y pacientes, porque hemos tenido compañeros que han estado críticos y algunos han fallecido. Pero esta es nuestra profesión, la que hemos elegido y no había otra opción, otro planteamiento que el de hacerle frente y a pesar del miedo, todos se entregaron en las áreas donde podían trabajar y tuvo su parte reconfortante, cuando salía gente adelante.
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