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El Museo Nacional de Escultura o cómo cuidar los pasos de Semana Santa para poderlos procesionar
Son 10 las imágenes en total que conserva, de las cuales tres están expuestas en la propia exposición permanente
La Semana Santa de Valladolid es, sin duda, una de las más bonitas del panorama nacional e incluso internacional por el 'museo' de pasos que regala a los miles de turistas que eligen la capital vallisoletana para ver las procesiones. La belleza que desprende cada imagen es digna de estudio, análisis y, sobre todo, conservación, como hace el Museo Nacional de Escultura. La labor encomiable de sus restauradores hace posible que muchas tallas procesionen sin ningún inconveniente solo si el temporal lo permite.
Carolina Garvía y Fernando Frutos son los 'culpables' de que determinadas piezas salgan a las calles de Valladolid en el mejor estado posible. Ambos han atendido a TRIBUNA en el Museo Nacional de Escultura, donde explican el 'modus operandi' con el que tratan de conservar las piezas que custodian. "La labor de conservación de los pasos es durante todo el año, no solo en Semana Santa. Nos encargamos del control de la humedad relativa y de la temperatura en la que están, que son los factores que más afectan a las obras", relata Garvía.
La restauradora del Museo Nacional de Escultura, en este sentido, realiza una "revisión previa" a la Semana Santa relacionada con el posible "movimiento" que va a ver durante esos días de cara al traslado y los actos procesionales posteriores. "Hacemos fotografías a los pasos, mapas de daños, nos subimos y vemos si puede haber alguna cosa que es susceptible de empeorar su estado... Cuantas más lagunas tenga la pieza o más continua sea su policromía, más daño puede sufrir", reconoce.
Frutos, por su parte, apunta que es fundamental adaptar y "asegurar los anclajes del año anterior al año actual" porque, de esta forma, comprueban si sufrieron algún "deterioro". "Este año hemos tenido que desmontar cinco o seis piezas para revisar los anclajes de las bases. Cada pieza está sujeta a una base y esa base va sujeta al paso", explica. Además, estos restauradores intervienen en "piezas externas" procedentes de "propietarios privados o iglesias" porque se montan en pasos que son propiedad del Museo, que también dispone de una nave para almacenar los que no están expuestos.
IMÁGENES CUSTODIADAS
Son tres los pasos que forman parte de la exposición permanente del Museo Nacional de Escultura. En primer lugar, 'Sed Tengo', una talla que porta la Cofradía de las Siete Palabras el Viernes Santo tanto durante el Sermón como en la Procesión General. De hecho, sale del Museo dos veces en menos de 24 horas para ambos actos. "Este paso no se ve en ningún otro sitio que no sea este. Es el más complejo de todos los que tenemos", asegura Frutos. 'Duerme' acompañado por la 'Elevación de la Cruz' (Francisco del Rincón, hacia 1604) y el 'Camino del Calvario' (Gregorio Fernández, 1614).
Ya en la nave, el Museo cuenta con 'El Santo Sepulcro' (Alonso y José de Rozas, último cuarto S.XVII), 'El entierro de Cristo' (Juan de Juni, entre 1541 y 1544), 'Todo está consumado' (Cristo anónimo S.XVII; Virgen, San Juan y Magdalena -se conservan en el Museo-, seguidores de Gregorio Fernández, h. 1650), 'El Azotamiento del Señor' (Escuela Castellana; imagen de Ntro. P. Jesús Flagelado atribuido a Antonio de Ribera o Francisco Díez de Tudanca, h. 1650 -Piezas son del Museo y Jesús Flagelado es propiedad de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo-), 'Preparativos para la crucifixión' (Juan de Ávila, 1679) y una "carroza" que lleva el 'Cristo de los Trabajos' tras llegar de Laguna de Duero y que procesiona las Siete Palabras junto a las piezas de Pilatos y un sayón, que custodia también el Museo. Asimismo, trabajan en la conservación del 'Cristo de la Luz' (Gregorio Fernández, h. 1630). Por lo tanto, tienen seis pasos almacenados, tres expuestos y la última talla citada que se encuentra en el Palacio de Santa Cruz.
Por último, tanto Carolina como Fernando apuntan que la relación que mantienen con las cofradías es "buena" y "cada vez es mejor", aunque no necesiten "un contacto permanente" con las mismas, ya que al tener más exposiciones durante el año, aparte de los pasos que conservan, hablan con ellas de manera frecuente dos meses antes de la Semana Santa para, al menos, tener un "informe" en el que se expone en qué estado vuelven las piezas respecto al año anterior y los trabajos que se han tenido que realizar para su conservación. "En el Museo no solo trabajamos con la Semana Santa. Planificamos cuando debemos trabajar con la restauración de los pasos porque no queremos empezar con demasiada antelación por si tenemos algún inconveniente de última hora", sostienen. Como existe "una tramitación oficial", las cofradías avisan al Museo de los días que necesitan las tallas para procesionarlas y, de esta forma, poder llevar a cabo el traslado con seguridad gracias a la colaboración de la Policía Municipal.
Por estas razones, recomiendan analizar siempre el parte meteorológico, aunque ya se haga, no solo por saber si llueve o no, sino también por la humedad, ya que es otro de los factores que pueden afectar a la propia pieza. "Todo influye. Echar el plástico, por ejemplo, si llueve es algo que hay que evitar. Las vibraciones por viento es otra de las cuestiones que debemos tener en cuenta", sentencian unos restauradores que son claves en el devenir de la Semana Santa cuidando unos pasos que conforman un patrimonio... inigualable.
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