Una oportunidad única de disfrutar con uno de los referentes del stand-up nacional
La isla del Aire
Mírala, mírala, mírala, es Nuria Espert. Está en el Teatro Calderón de Valladolid con la Isla del Aire de Alejandro Palomas, dirigida por Mario Gas. Un silencio neumático de asombro y respeto se desparrama por todos los rincones del teatro cuando aparece la gran dama en una silla de ruedas y pronuncia sus primeras palabras. Su voz, la de siempre, la suya.
El amor es una cosa que no tiene repuesto. Y no lo tiene por la sencilla razón de que después del amor aparece el odio. El odio es engendrado por el amor. Abuela, madre, hijas y nietas en la Isla del aire se aman y se odian a partes iguales.
La ira también recorre las butacas del teatro que esta noche tose sin parar. Toses y toses a destiempo, más los tres o cuatro móviles que suenan obligatoriamente; hasta una señora se permitió el lujo de contestar y era la segunda vez que le sonaba el móvil: "estoy en el teatro", dijo y que se quedó tan ancha. Ir al teatro se convierte muchas noches en un auténtico martirio. Y luego dicen de los jóvenes... sin son los más mayores lo que están todo el día colgado de él.
Escuchando a Nuria Espert, a Vichy Peña sobresaliente toda la noche, a Teresa Vallicrosa, formidable en voz, tono y cuerpo, a Claudia Benito llena de talento teatral y a Candela Serrat fantástica en su dolor te das cuenta la gran labor que ha realizado en la dirección el gran Mario Gas.
Me ha encantado la escenografía de Sebastiá Brossa y la iluminación precisa y exacta de Antonio Belart. Mientras estás viendo la Isla del aire y vas recibiendo la información con ese estilo narrativo tan transparente, tan cercano de la ruina de la familia vas tomando partido por Mencía (Nuria Espert), por Lía (Vicky Peña) por Flavia (Teresa Vallicrosa) por Bea (Claudia Benito) o por Inés (Candela Serrat).
Es importante que el espectador se sienta creativo. Que pueda durante los 85 minutos que dura la obra vincularse o desvincularse de los personajes a su libre albedrío. Incluso, darles la razón o llevarles la contraria. También poner distancia y dejarse llevar...
Hay alquimia en La isla del Aire para regalar. Y la alquimia la administrar magistralmente Nuria Espert y Vicky Peña haciendo gala de una cosa cada vez más difícil de ver en un escenario: la contención. Ese dolor soterrado, lorquiano que se da en todas las familias aquí esta retratado maravillosamente y dolorosamente. Las familias están llenas de sufridores.
La celebración culminará con talleres, actuaciones y bailes sociales en cinco plazas de la ciudad el domingo
La función forma parte del ciclo 'Teatro en el Delibes. V Comunidad a Escena', organizado por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte
El primer episodio se pudo ver en el Teatro Zorrilla ante la presencia de parte del elenco del proyecto audiovisual