Cuarenta y una empresas exponen sus productos hasta el domingo en el Espacio La Granja, donde habrá, además, multitud de actividades
Carnaval, carnaval, antruejo del ayer y del hoy en Tordesillas
Una nueva entrega de la columna semanal 'Tordesillas, claveles del ayer'
Desde el pasado domingo, conocido como domingo gordo y el martes, martes de carnaval, han sido días en los que las gentes de nuestro pueblo, sobre todo la chiquillada, se disfrazan con cambios en su personalidad con los más diversos y curiosos disfraces, hechos por ellos mismos. Luego, en comitiva iban de acá para allá cantando cancioncillas, coplas y remedando personajes, riéndose de todos y casi todo, comiendo una torrija y bebiendo mistela.
En las fotografías que acompaño a este comentario de TRIBUNA DE VALLADOLID, se pueden ver los carnavales del ayer y del hoy en Tordesillas.
Estas diversiones alcanzaron un gran predicamento entre el vecindario de la localidad, sobre todo a principios del siglo XX. Sin embargo, diversos sucesos luctuosos que no vienen al caso relatar aquí, protagonizados por "desconocidos" disfrazados y ocultando la cara para llegar incluso hasta el asesinato, fueron causa del abandono de esta costumbre del disfraz y la consiguiente prohibición. No en balde en la Villa de Tordesillas hay registrados más de tres asesinatos ocultados en el disfraz de la máscara para aplicar venganzas y ajuste de cuentas de iras desatadas entre personas.
Luego, al llegar los ayuntamientos democráticos en 1979 a los pueblos, muchos de ellos, que como el nuestro la habían perdido, revitalizaron esta fiesta jocosa, risueña, que da la vuelta a la vida de las personas.
En Tordesillas, por aquello de parecer diferente, el resurgir del disfraz carnavalero renació en una discoteca de la Villa situada en la calle del Peso Real que se llamó "Hilario's" proponiendo un concurso aceptado rápidamente por toda la juventud en la noche de Reyes tal y como hoy mismo se hace.
Domingo gordo y lunes y martes de carnaval, un recuerdo del ayer que alimenta nuestra memoria, hoy tristemente tapados por el miércoles de ceniza y la Cuaresma de penitencia. Pero al menos que la chanza continúe en el recuerdo, pese a esta lavativa que coloca en nuestra historia el diablo cojuelo.