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Si estar loco de la cabeza era esto... ¿quién se puede resistir a ser de Unionistas?

La afición de Unionistas volvió a llenar el Reina Sofía un lunes a las 16.30 y llevó en volandas a su equipo hasta la fiesta final y después

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Fotos: Arai Santana
Teresa Sánchez
Teresa Sánchez
Lectura estimada: 2 min.
Última actualización: 

Simplemente impresionante o incluso más, incalificable. Que Unionistas tiene una afición diferente ha quedado claro ya muchas veces pero lo vivido en el Reina Sofía este lunes quedará para los anales. Es más habría quedado de igual forma si el resultado hubiera sido distinto porque ver un estadio como el salmantino lleno hasta la bandera un lunes a las 16.30 horas para ver media hora de juego no era sencillo y se vio que se iba a hacer realidad tiempo antes de que el colegiado diera el pitido inicial.

Una cola interminable que se alargaba por las calles del barrio de San José una hora antes de comenzar el duelo y hasta que se abrieron las puertas, momento de carreras para tratar de coger el sitio deseado.

Con media hora aun para comenzar el partido, el campo casi lleno y cuando se dio el pitido inicial aun gente entrando y una inmensa mayoría con su entrada del día anterior porque si tener afición es importante, que sea fiel es un lujo y la de Unionistas lo es.

Lo que fue para quitarse el sombrero fue el empuje durante los 30 minutos en los que a medida que subía el nivel del griterío desde la grada, más subía la intensidad del equipo que como en toda la eliminatoria, también fue mejor en la prórroga que mereció resolver a su favor.

Hubo que esperar a los penaltis, para dar más emoción aun a la resolución del duelo y ahí tensión, emoción, lágrimas, ojos tapados, gritos de alegría y frustración y, por fin, euforia desatada como no podía ser menos con ese balón que boló por encima de la cubierta de un estadio que con sus deficiencias y sus errores, con su falta de luz y sus gradas aun sin rematar, ya vive días históricos.

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