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Traición

La opinión de Estefanía Miranda en TRIBUNA

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Traición
Ione Belarra. EFE.
Estefanía Miranda
Lectura estimada: 3 min.

Tengo que reconocer que cuando Pablo Iglesias decidió abandonar la Vicepresidencia del Gobierno de España, vía el tobogán de las elecciones madrileñas, sentí sincera empatía con él por su decisión. Nunca he estado cerca, ni en el fondo ni en las formas, de su comportamiento político; pero había en su decisión una mezcla de ingenuidad adolescente, y de sinceridad consigo mismo y con los demás. Evidentemente el recurso a las elecciones madrileñas fue un subterfugio, pero incluso eso hay que considerarlo un último servicio a Podemos, pues cualquier otro candidato hubiera sacado peor resultado. Me temo que para entonces ya sabía que la suya era una causa perdida. Nunca convencería a la mayoría a la que se dirigía, de que él respondía por unas ideas y un proyecto (del que se podía discrepar o no), y de que Pedro Sánchez -con el que realmente peleaba esa mayoría- el único compromiso que tiene es con su desmedida ambición de poder y con su narcisismo patológico. Y además pensó, con cierta melancolía, "yo no pertenezco aquí".

 Y aquí empieza el drama shakespiriano. El Rey Lear. Pablo Lear traiciona a Irene, y propone a la zalamera Yolanda para sustituirle en la vicepresidencia. Él cree que lo hace por honestidad, pero Yolanda es una profesional del embaucamiento. Y de la traición. Lo borda. Que se lo pregunten a Beiras cuando, después de conseguirle su primer éxito político, lo deja tirado y monta Marea con Iglesias. "Es la primera persona que me ha traicionado en toda mi vida. Ha tenido un comportamiento ingrato, insolidario y desleal", pregonaba el viejo político gallego a quien le quisiera escuchar. Estaba más dolido por la traición personal que por las consecuencias políticas de la misma.

Las chicas de Podemos, con ese olfato femenino tan sensible, seguro se olieron algo, pero en su posición cualquier crítica podía parecer resentimiento. Y Pablo va muy sobrado con las mujeres como para pensar que Yolanda se la podía jugar. Le estaba regalando un maravilloso futuro político, ¿cómo le iba a hacer algo así? Ni se le pasó por la cabeza. A Irene y a Ione sí, pero Pablo sonreía condescendientemente. Yolanda nunca avisa, siempre es traidora. Los cadáveres políticos son sus escaleras al cielo.

Pablo (aunque ya no tiene dudas) sigue estupefacto. La laboralista gallega que él se llevó a Madrid, y a la que recreó como una política de fuste nacional, le ha traicionado en lo más personal y desde el principio. Pedro Sánchez reconoció en ella una igual en los objetivos y en la falta de escrúpulos para conseguirlos. El poder, al margen de cualquier otra consideración. Él ejerció de las brujas de Macbeth, prometiéndole el poder si traicionaba a Pablo y negaba su legado. Le faltó tiempo. Y con un perfil más romano que celta, acabó, sin demora, con la familia (no solo política sino también la personal) de su benefactor; con Podemos y con la madre de sus hijos, a la que no dejó ninguna salida digna.

Pablo se siente mal, se siente estúpido, se siente triste. No puede hacer nada, comentan Yolanda y Pedro, mientras sonríen confiados. No obstante, algo sí han hecho. Se han ido con la música a otra parte, al grupo mixto, con ese espíritu boy scout de la liga de los sin bata: sin bata, pero en clase y jurando apoyo eterno al gobierno. ¿Entonces por qué se van del grupo de Sumar? Porque Sumar no es nada. Pero, sobre todo, porque Sumar no les ha dado nada y les ha quitado todo. Políticamente asesinado, "a traición" -alevosamente, faltando a la lealtad o confianza, según la RAE. 

La derecha respiró con la salida de Iglesias del gobierno, la izquierda (menos Podemos) celebró la traición de Yolanda al intruso. Y no digamos Pedro Sánchez. Pablo era un rebelde (sin causa, como hemos acabado viendo), y Yolanda es la chica de los recados, al menos hasta que encuentre un lugar en la penumbra de la muralla donde apuñalar (políticamente) a Sánchez. Y si no lo encuentra, pues no pasa nada, que en palacio se vive muy calentita. A fin de cuentas, de los panolis de Podemos no hay nada que temer (porque los que no son unos panolis, han renegado y se han quedado en Sumar, a ver si algo cae).

2 Comentarios

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usuario anonimo 12/7/2023 - 10:32:42 PM
Qué carita se les ha quedao
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usuario anonimo 12/7/2023 - 9:18:59 PM
Ya ni me acordaba de que Yolanda Díaz está donde está porque Pablo Iglesias dejó la vicepresidencia para presentarse por Madrid, cuánta razón tiene este artículo en el mal cambio realizado ...
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