"Sigue viva en la UVI". Ese es el mejor y esperanzador mensaje que deja Miguel Ángel Cabero, un agente de la Policía Municipal, a TRIBUNA. El policía reanimó, junto a sus compañeros Sergio Núñez y Fidel del Olmo, a una mujer de 78 años que se encontraba "apoyada en una poyata de Correos" en la calle San Luis de Valladolid. Los tres, que han concedido una entrevista a este medio, relatan una experiencia completamente nueva para unos y conocedora para otro. 

Sergio fue el que recibió el aviso y alertó de lo que estaba sucediendo tanto a Miguel como a Fidel, que se encontraban en la plaza del Poniente en plena patrulla. Lo decidió de esta forma porque sabía que tenían un desfibrilador en el vehículo. Aun así, "no sabía lo que había pasado exactamente" porque él solo era consciente de que en la citada vía había una "mujer que se había desvanecido". Es decir, podría ser por cualquier otra razón que por una parada cardiorrespiratoria.

Sin embargo, cuando llegó al lugar de los hechos, comprobó que, efectivamente, "no respiraba ni contestaba a los gritos" de Sergio, que con la ayuda de dos vecinos, tendió a la mujer en el suelo para hacerla la maniobra cardiopulmonar. Él empezó a reanimarla hasta que llegaron sus compañeros, a los que llamó de nuevo para decirles que dejaran todo lo que estaban haciendo para acudir de manera "urgente" a la calle San Luis. "Comenzamos a hacer los respectivos relevos y dimos dos descargas minutos antes de la llegada de la ambulancia. Luego, siempre te queda la duda de si el esfuerzo ha merecido la pena", confiesa Sergio en la redacción de TRIBUNA GRUPO en Valladolid.

Aunque no pasó tanto tiempo entre las intervenciones, Miguel reconoce que "no pensó en nada" más allá de salvar la vida de una mujer que "estaba sola y no llevaba nada consigo". "Nos costó", añade. La maniobra previa de Sergio resultó clave para brindar la "oportunidad" a la víctima, que "estaba blanca". "Es como si estuvieras viendo a una persona muerta", apunta Fidel, el cual, tras lo sucedido, tuvo una "gran sensación de alegría" porque ve que un agente también "sabe hacer cosas útiles".

Decirlo es fácil, pero lo complicado es hacerlo. Por eso, Sergio recomienda que, ante estas situaciones, la persona, que pretende hacer las maniobras, "tiene que estar calmada, valorar la situación y saber actuar". "El médico nos felicitó. Son cosas bonitas que no tenemos problemas en contarlas y en casa están muy felices", asegura. Este sentimiento lo compartirá la familia de la mujer que, poco a poco y gracias a estos tres héroes, pueden ver la luz al final del túnel.