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Valladolid es la capital mundial de la tapa y el pincho. Lo demuestra en los concursos, en las fiestas patronales y en el día a día. Comer en la ciudad, de hecho, supone que, al menos, se prueben diferentes maneras de cautivar al público con algo que es grande de sabor, pero no tanto de tamaño. El cocinero Teo Rodríguez es consciente del nivel que tiene la capital al respecto. Por eso, sabe mejor que nadie el esfuerzo que ha hecho su equipo para que el 'Pucela Roll' arrase.
Ese es el nombre de la apuesta gastronómica con el que ganó el XIX Concurso Nacional de Pinchos y Tapas Ciudad de Valladolid. Ya pasados unos días, y con más tranquilidad, concede una entrevista a TRIBUNA en el Trasto donde recuerda su primera oportunidad en una cocina, cómo llegó a dirigir el negocio familiar y los detalles de un pincho premiado que tiene como base un producto norteamericano.
PREGUNTA: ¿Desde cuándo Teo Rodríguez quiso ser cocinero?
RESPUESTA: Me he criado en la cocina. Vivía encima del negocio familiar. Mientras mis padres trabajaban, estaba en el local. Te tengo que reconocer que hice Turismo en Valladolid porque no tenía muchas ganas de ser cocinero. Sin embargo, por circunstancias de la vida me vi al frente de una cocina sin saber freír ni un huevo. Al final, me gustó y decidí hacer cocina después de Turismo. Me dieron dos alternativas: o San Sebastián o Madrid. Me fui a la Escuela de Cocina Luis Irizar e hice varias prácticas por la ciudad. Tuve buenas y malas experiencias, pero me sirvió para saber que la gente que empieza ya sabe lo que tiene que pringar. Si quieres aprender, tienes que invertir muchas horas en ello.
P: ¿Estaba preparado para ponerse al frente del negocio familiar?
R: Bueno... tuve que dar ese paso. En 2015, nos incluye Michelín en su Guía. Cuando vino el inspector no quería ni que entrara (ríe). Pensé... ¿qué hace aquí enfrente de la A-6 y con vistas al mar? Supimos que optábamos a tener una estrella. Atendíamos a los que viajaban de Asturias a Madrid y viceversa. Era una locura. Entendía que no querían que les sacáramos platos 'raros', sino todo lo contrario. Decidí sentarme con mis padres porque casi cerramos el negocio (Hotel La Torre Restaurante Los Palomares). Llevamos 60 años allí y en 12 de ellos estaba dirigiendo la cocina. Nos nutríamos de clientes que iban de viaje.
Afortunadamente, reubicamos las cosas y aterrizamos en 2016 en Valladolid. Hemos pasado de tener un Sol Repsol, de conseguir reconocimientos... a un 2023 espectacular. Creo que el que tenga un negocio de restauración en Valladolid, tiene que presentarse al Concurso de Pinchos y Tapas porque la ciudad la mueven las tapas. Esta idea debe estar adherida a los establecimientos de la ciudad. El nivel que hay en Valladolid es altísimo. Nunca había pasado que dos restaurantes de Valladolid estuvieran entre los dos primeros y así fue.
P: ¿Cómo trasladó sus ideas culinarias al Trasto?
R: Lo hice después de reubicar las cosas en el negocio familiar. Este proceso provocó que sacáramos seis nuevas mesas para que incluso me pueda lucir con esas ideas que me preguntas. Iba por la mañana para abrir la cocina allí y luego venía a Valladolid. No podíamos seguir a ese ritmo... Lo que asentamos allí, lo trajimos aquí. Lo único que mantuvimos en el negocio es el hecho de dar servicio a los que vienen de viaje y quieren reencontrarse. Es decir, que puedan comer algo rápido, descansar y ya después poder seguir con el trayecto. Ya sin platos sofisticados.
P: Entonces, ¿qué cree que ha hecho Trasto de especial este año para ganar?
R: Quizás con la anécdota que te cuento, lo entiendes. Habíamos ganado el concurso provincial, pincho de vanguardia, concepto de pincho... Y sale que también ganamos el de Alimentos de Valladolid y yo dije: 'De aquí, ya no pasamos' (ríe). Cuando me dieron la oportunidad de hablar... no sabía qué decir porque veía que no íbamos más allá de este listón. La gente me miraba raro y alguno se atrevió a decirme que no añadiera más que eso. Fue diferente a otras ocasiones. Esa fue mi sensación...
P: Noto que no se esperaba el premio...
R: Y así es. Soy consciente de que se reparten mucho los galardones y ya habían dado algunos a Trasto. No es porque en otros años hemos tenido más opciones, sino porque hay mucha competencia... Solo te fijas en Los Zagales y ya ves el nivel que puede haber en Valladolid. Son increíbles y un ejemplo a seguir. Hemos intentado coger el testigo de la mayoría de las propuestas y dar una vuelta a las mismas. Es difícil estar en las quinielas y nosotros lo estábamos. Tenía cierta confianza de ello porque tuve en mi local a los hosteleros más importantes del concurso probando el pincho. Eso sí, de una mera sensación a ganar... Hay un paso.
P: En cualquier caso, hay muchos factores que influyen para ganar como es el sabor, la puesta en escena, el nombre del pincho...
R: Incluye todo, efectivamente. Desconozco si lo valoran todo por igual. Hay que tener en cuenta también si luego la tapa que presentas, la eres capaz de vender. Hay veces que está todo tan hilado... que funciona. Nosotros teníamos claro que teníamos que intentar que el sabor del pincho sea inconfundible. Es decir, si al juez le sabe a una cosa, al cliente lo mismo.
El tirón que está teniendo el pincho es increíble. Ayer vendimos 600, el otro día 500... Pero quiero tranquilizar a los vallisoletanos de que la tapa va a estar en el Trasto mucho tiempo. Que no tengan prisa, que la van a disfrutar igual.
P: Al hilo de esto último que comenta, le hago una pregunta para los que aún no lo han probado. ¿Qué producto tiene el pincho que puede identificar cualquier vallisoletano?
R: El lechazo. A nosotros nos viene la idea después de probar un New York Roll, esa es la base. Queríamos trasladar esa propuesta tan icónica a Valladolid. Me refiero a que sea una puesta más cercana. El objetivo es que lo muerdan y sepan de dónde procede. Por eso, incluimos a esa base un guiso de lechazo con un sutil punto de curry. Pretendemos que esta tapa sea el emblema de Valladolid. Esa es nuestra aspiración ahora.
P: Para ello, intentará llevar a cabo alguna iniciativa con la tapa...
R: Sí. Aprovecharemos la campaña de Navidad. Queremos que llegue la tapa a todas las casas, aunque aún tenemos este tema algo paralizado porque desconocemos si lo podremos desarrollar. La tapa, en cualquier caso, está en todos los menús del Trasto. Esto va a suponer un antes y un después para el restaurante. Mi equipo ha hecho un trabajo tremendo y ya estamos viendo que nuestro esfuerzo ha merecido la pena.
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