Las gentes de la localidad de Padilla de Duero, en el municipio de Peñafiel, siempre supieron que había algo importante a las afueras de su pueblo. Hace 150 años que se sabe que existe ahí una zona de interés arqueológico y, de hecho, los labradores, que antaño trabajaban con herramientas manuales, en más de una ocasión se encontraban algún hueso o un fragmento de alguna pieza de barro. No obstante, se tardó años en definir que aquello era la ciudad vaccea de Pintia, que por mucho tiempo se creyó situada bajo la actual capital vallisoletana. En 1985, se fundó el Centro de Estudios Federico Wattenberg (CEVFW) y se llevaron a cabo las primeras excavaciones. Los hallazgos fueron espectaculares con la recuperación de 66 tumbas, si bien no es hasta 1993 cuando se le declara como Bien de Interés Cultural por parte de la Junta de Castilla y León. Treinta años se cumplen ahora de una supuesta protección legal que no siempre tuvo efecto sobre el terreno y que ha obligado a este importantísimo yacimiento prerromano a sobrevivir a la labranza mecánica, los saqueos y la falta de financiación.

Los alfares más grandes de Europa

"La declaración de BIC otorga una situación jurídica al yacimiento que es ventajosa de cara a su protección, si bien, yo digo que es una protección de iure que no de facto", declara Carlos Sanz Mínguez, director del CEVFW.

La ciudad de Pintia se extendía en 125 hectáreas situadas entre los términos de Padilla de Duero (Peñafiel) y Pesquera de Duero, a ambos lados del río, dividida en varias zonas: Carralaceña, Las Quintanas, Las Navas, Los Hoyos, Los Cenizales y, por último, la única zona que en la actualidad tiene explotación arqueológica, La Necrópolis de la Ruedas.

"El yacimiento tiene una potencialidad increíble. Podríamos hablar de una ciudad de más de 10.000 habitantes. Con unos sistemas defensivos de poliorcética mediterránea; una necrópolis con decenas de miles de enterramientos y una riqueza espectacular, con los alfares más grandes de toda Europa", desgrana Sanz.

"A partir del siglo pasado hubo una gran expansión del viñedo, lo que puso en jaque algunas de las parcelas incluidas en la zona arqueológica", relata. "En 2000 o 2001, siete hectáreas del yacimiento fueron roturadas en profundidad para plantar viñedo en la zona central de la ciudad. En aquella ocasión, aunque ya era BIC, todavía no existía una limitación para ese tipo de cultivos en el área arqueológica, cosa que hoy sí que sucede", afirma.

Por otro lado, existe una carencia en la implicación del municipio. Según explica el director de las excavaciones, "la Ley de Patrimonio Histórico Español o la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León exigen que una vez que se declara BIC un lugar, se arme un plan de protección por parte del ayuntamiento donde se ubica ese bien". "Esto normalmente no se hace, ya que los ayuntamientos no tienen capacidad económica", lamenta.

De los saqueos masivos a la concienciación general

"Este yacimiento hace unos años tuvo una incidencia de furtivos dramática", cuenta. Un ejemplo es que "en 1990, se hicieron 1.012 hoyos en un fin de semana" algo que "vieron las gentes del propio pueblo de Padilla", quienes en su día relataron que "llegaron en cuatro coches con detectores de metal". En ese momento, "nadie dijo nada porque no había conciencia de lo importante que era aquello". Hoy, afortunadamente, ya existe esa conciencia. "Si la gente ve algo raro, llama a la Guardia Civil".

Una conciencia que es realmente importante de cara a la protección del bien, ya que, según "define el preámbulo de la Ley de Patrimonio Histórico Español, los bienes patrimoniales lo son en tanto en cuanto son demandados y asimilados por la sociedad como bienes propios". De ahí que sea muy importante, no solo la protección legal como BIC, sino que se promuevan "medidas activas que hagan ver a la sociedad que eso es un bien patrimonial".

En ese sentido, "la necrópolis se ha puesto en valor" gracias al trabajo del CEVFW, no en vano en 2020 Hispania Nostra premió la actuación del paisaje de la Necrópolis de las Ruedas.

Financiación escasa para un bien enorme

"Estamos muy por debajo de lo que debería ser un yacimiento como este que, además, cuenta con la UVa desde hace años", denuncia Sanz. "Nos movemos en unas cifras de unos 80.000 euros al año, que es muy poco dinero para un yacimiento de esta envergadura que demanda crear un equipo con continuidad". Algo que ahora no sucede. La financiación no cubre las necesidades de un lugar como este que, Sanz calcula en "unos 200.000 euros al año", lo que "habría supuesto un cambio completo para el yacimiento".

En la actualidad, de las administraciones, solo "la Diputación Provincial en los últimos cinco años", apuesta por este enclave, pues no se cuenta con apoyo económico "ni del Ayuntamiento de Peñafiel (aunque sí que hace publicidad) ni de la Junta".

Por contra, "ha sido muy importante el apoyo de algunas empresas como Vega Sicilia, que nos viene apoyando desde el año 99" e, incluso, "un año con la crisis hicimos un crowfounding" para financiar la campaña de aquel verano.

Una historia de supervivencia de un proyecto que, con el apoyo suficiente, podría cambiar nuestro conocimiento del pasado vacceo pero también la economía de la zona en el presente. "Hay infinidad de cosas que nos gustaría abordar en extensión, pero cuando eres consciente de tu presupuesto, tienes que aguantarte las ganas", concluye Sanz.