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Valladolid: un poco más colorida, un poco más humana

La tercera edición del Ephemera Festival deja una decena de obras en cuadros eléctricos y muros que contribuyen a la transformación del espacio urbano vallisoletano

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Murales en cuadros eléctricos y paredes decoran la ciudad. Fotos y vídeo: Sergio B.
Rebeca Pasalodos Pérez
Rebeca Pasalodos Pérez
Lectura estimada: 3 min.
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El arte encuentra, en Valladolid, el espacio perfecto para mostrarse en todas sus formas. El ámbito urbano, a menudo con un aspecto hostil, ofrece un sinfín de lienzos en los que el color encuentra acomodo y se integra para devolver la vida a las calles.
Con la tercera edición del Ephemera Festival, promovido por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid y el programa CreArt, la ciudad sigue caminando hacia una transformación que permita percibir la urbe como un espacio más amable en el que vivir.

Son nueve artistas locales y cinco nacionales en internacionales los que, en estos días, han hecho de Valladolid su musa para inspirarse y devolver a la propia ciudad el regalo del arte. Cajones eléctricos, paredes o quioscos sirven para acoger las distintas intervenciones de arte contemporáneo que se han unido, en este festival, a los distintos proyectos efímeros site-specific que se han ido desarrollando durante el mes de septiembre.

Cuadros eléctricos y murales

Con inspiraciones coloristas, conceptuales, abstractas o infantiles, son seis los cajones eléctricos que han sido objeto de estas intervenciones pictóricas. En la plaza San Pablo podemos contemplar el trabajo 'Aquí y ahora' de Marina Carvajal y Román Olmos, dos murales con ilustraciones basadas en la novela La isla (Aldous Huxley, 1962) que invitan a prestar más atención al entorno y apreciar sus particularidades y detalles. El 'Pantógrafo', de Rosario Maroto, se ubica en la calle Santiago y en la calle Miguel Íscar. Nos recuerda, precisamente, a los códigos universales 'pantone' pero mostrados en un formato que amplia y profundiza en la representación de los tonos del día y la noche. Mientras tanto, Tamara Anegón nos trae sus 'Cuentos urbanos', dos obras que se sitúan en plaza de España y calle de Santa María y que muestran un arte colorista e infantil que alegra el espacio urbano.

En lo que se refiere a los murales, son cuatro los trabajos que se han desarrollado durante la tercera edición de este Ephemera 2023. 'Galaxia.470', del vallisoletano Javier Carrera convierte el techo de los soportales de la calle Vicente Moliner en una galaxia que representa un horizonte de sucesos ingrávido y atemporal. Por su parte, J. Demsky ha desarrollado 'Tiempo elástico? en la calle Cardenal Torquemada, obra basada sus habituales formas eclécticas que mezclan lo futurista con evocaciones de los años 80 y 90. Sobre la movilidad sostenible y la convivencia obligada entre personas y vehículos versa la obra onomatopéyica 'Broom!' de Jorge Peligro e Isa Bolita, que puede verse en la calle Recondo. Además, la francesa Miss Vann ha desarrollado su trabajo 'Cabellos de agua y llamas' en la calle Portillo de Balboa, donde se representan unas musas semidesnudas, dentro de su habitual trabajo basado en la sensualidad femenina.

Un festival no exento de polémica

El programa 'Ephemera Festival' cuenta habitualmente con intervenciones efímeras que permanecen expuestas en un tiempo limitado. Una de las que estaban previstas en esta edición, la del vallisoletano Julio Falagán, 'Monotheism of Money', fue retirada tres días después de su colocación en la fachada de las Galerías Valladolid tras las supuestas quejas de algunos vecinos por no haberse informado a la comunidad de propietarios con el debido procedimiento, el cual obliga a una aprobación unánime para la instalación de cualquier elemento en la fachada. Un hecho que fue acogido con indignación por Falagán, quien acusó de censura a la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, Irene Carvajal, a lo cual esta respondió alegando al derecho administrativo y al error en el procedimiento que había derivado en la obligación de retirar la obra.

Además, el año pasado varias de las obras pintadas en cuadro eléctricos sufrieron un burdo vandalismo homófobo, con graffitis que atacaban los dibujos de dos mujeres besándose o con la bandera arcoíris.

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