Se va una figura de época. Uno de los toreros más grandiosos de la historia de la tauromaquia. Julián López 'El Juli' está firmando una temporada de despedida de ensueño. Este viernes dirá adiós a Valladolid, a una de sus plazas de toros talismán, y lo hará con una importante gesta: matando una corrida de Victorino -17 años después- en un mano a mano con todo un especialista en este mítico hierro, Emilio de Justo, una vez que Roca Rey -aquejado de una lesión en el gemelo- no podrá estrenarse frente a los de la 'A coronada'.

Pero independientemente de lo que ocurra en esta tarde de gran expectación, El Juli guardará Valladolid en su corazón. Quizá muchos aficionados desconozcan su enorme vinculación al Coso de Zorrilla y no solo por sus innumerables triunfos, que han sido notables, con 25 puertas grandes.

Corría el año 1998 cuando un jovencísimo Juli, que ya había arrasado como novillero, se hacía matador de toros en una triunfal corrida de toros en Nimes de la mano de Manzanares y Ortega Cano. Su segundo festejo en plaza importante, ya como doctorado, llegó tan solo unos días después en Valladolid, junto a Joselito y Ponce con toros de Zalduendo y Las Ramblas.  El 25 de septiembre de 1999 nacía el romance.

"Valladolid fue la primera plaza importante que pisé tras mi alternativa. Y aquella tarde nació un idilio muy intenso. He vivido de todo, he triunfado muchas veces, he cuajado muchos toros, pero también he sufrido volteretas, una cornada, recuerdo haber toreado enfermo... son 25 años yendo prácticamente todas las temporadas y claro, me dejan muchísimos recuerdos". Es el propio diestro madrileño quien, de forma cariñosa, recuerda su vinculación con la centenaria plaza neomudéjar del Coso de Zorrilla.

Ángel Gallego, empresario taurino de la plaza de toros de Valladolid durante varios lustros, recuerda aquella efeméride. "Era una lluviosa tarde de viernes de feria. El festejo estuvo a punto de suspenderse por la negativa de Joselito a hacer el paseíllo en esas condiciones y al que costó muchísimo convencer. La expectación se había desbordado y el papel se acabó días antes. Formó una auténtica escandalera a un toro de las Ramblas y solo perdió el rabo por el mal uso del descabello".

La familia Gallego, vinculada al toro desde hace décadas, descubrió a El Juli cuando solo era un niño: "en un tentadero de nuestro amigo Pablo Mayoral?. ?Con 12 años lo contratamos en Medina del Campo (1995) en una novillada sin picadores y formó un auténtico lío vestido de blanco y oro, parecía más un niño vestido de primera comunión", aclara Gallego con un sonrisa. "Un año más tarde toreó un festival en Íscar junto a Rafael de Paula, antes de que tuviera que ?emigrar? a México ya que no le era permitido actuar en España por la edad". El hijo del también empresario taurino vallisoletano recuerda que en Íscar en 1999 se colgó el cartel de 'no hay billetes' gracias a la presencia del madrileño. Como aficionado prefiere la faena al toro Desván, de Victoriano del Río, en Vista Alegre en la despedida de Curro Vázquez en 2002.

"El Juli ha tenido tarde memorables en Valladolid". Habla el periodista vallisoletano Fernando Fernández Román, una auténtica enciclopedia taurina viviente. También se refiere a sus inicios como matador de toros en Pucela, pero recuerda otras actuaciones inolvidables en la capital del Pisuerga. "Hubo una tarde impresionante junto a Ponce y José Tomás [2001]. Él, tras la corrida, reconoció que habían estado inmensos sus compañeros, es que se enfrentaba a las máximas figuras del toreo del momento", indica el crítico taurino.

Juli ha toreado 41 tardes en el coso de Zorrilla [sin contar la que por el momento será su última actuación en Pucela este viernes] y le ha abandonado en volandas un total de 25 veces. Otro de los vínculos con la capital vallisoletana: Es la plaza de toros de toda su vasta carrera donde el madrileño más veces ha salido en hombros. Así lo ha revelado el vallisoletano Nacho de la Viuda, gerente de Tauroemoción, la empresa que ha logrado que Juli vuelva a ponerse delante de la mítica ganadería.

"Es muy gratificante que después de 17 años el Juli vuelva a torear los victorinos y vamos a tener el lujo de que sea su última tarde en Valladolid. Que El Juli tenga este gesto en Valladolid no es casualidad, es una plaza señorial y con una categoría importante y por eso ha decidido dar un paso adelante. Será el final soñado a una trayectoria impecable en esta ciudad", concreta el joven empresario vallisoletano.

BAUTISMO DE SANGRE EN VALLADOLID

Ese idilio con Valladolid también tuvo su baño de sangre. Fue en la feria de 2005 en una corrida con César Rincón y David Luguillano. Ocurrió en el sexto de la tarde, cuando un Núñez del Cuvillo le profirió una cornada en el muslo derecho en un desplante. A pesar de ello, y con un torniquete, entró a matar para amarrar los dos trofeos.

El entonces cirujano jefe de la Plaza de Toros de Valladolid, Antonio María Mateo, lo recuerda. "Le atendimos en el quirófano de la plaza de una cornada de 20 centímetros en el tercio inferior del muslo, que produjo destrozos en el cuádriceps y luego le trasladamos a la antigua Cruz Roja, donde permaneció dos o tres días". Mateo destaca el pundonor del madrileño con esta anécdota: En 1999, en plena fiebre por El Juli, en su segunda tarde en la feria fue arrollado en su primero por un toro de Montalvo en un par de banderillas. "Llegó a la enfermería con una conmoción cerebral, pero cuando un peón le dijo que Manolo Sánchez -que toreaba esa tarde- iba a matar su toro, se levantó como un resorte de la camilla y salió al ruedo, fue un gesto de raza torera impresionante. Así era El Juli", relata el cirujano.

El torero vallisoletano David Luguillano es, junto a Manolo Sánchez, el que más ha alternado con Julián en Valladolid, hasta en cinco ocasiones. "Es un figurón de época, un superdotado, un elegido y se va en un momento espléndido". Echa la vista atrás David y recuerda una corrida triunfal en 1999 en la que compartió terna junto a Ponce y Juli con toros de Santiago Domecq. "Una tarde de lluvia en la que los tres salimos a hombros. Fue un día especial. He podido torear mucho con Julián, no solo en Valladolid sino en muchos otros lugares, también en Madrid", señala el diestro vallisoletano, que muestra con nostalgia una instantánea de aquel día.

El Juli ha logrado 68 orejas y un rabo en sus comparecencias en el coso de Zorrilla. "Siempre que ha venido a Valladolid se ha justificado, bueno como en todas las plazas de toros; nunca se ha dejado ganar por nadie. Es uno de los toreros con mayor amor propio, una afición desmedida, unos conocimientos técnicos y un valor extraordinario que yo he conocido. Se va uno de los toreros más importantes del último siglo y parte de este?, revela Fernando Fernández Román.

Uno de los que más y mejor le conocen es el torero vallisoletano Roberto Domínguez, once años apoderado del madrileño (2003-2014). Huye de cualquier protagonismo en esa transformación profunda que Julián López sufrió en los años que estuvo al lado del vallisoletano, especialmente en esas primeras temporadas tan exigentes donde se dijo adiós al niño prodigio y se concibió un torero 'nuevo'. "Estoy orgulloso de esa época en la que Julián era muy contestado, era la primera figura y se le exigía muchísimo. Yo le hice ver que lo que tenía era oro y que se tenía que desprender de muchas cosas que no le aportaban como el tercio de banderillas o las largas cambiadas". Roberto Domínguez lo tiene claro: "Jamás dudé. Me siento muy reconfortado por haber estado junto a una figura histórica".

INDULTO A FANFARRIA

A la espera de lo que pase en la esperada tarde de los victorinos, Julián López 'El Juli' se llevará en su amorío con el Coso de Zorrilla el indulto de Fanfarria, un extraordinario toro de Daniel Ruiz en la tarde del 8 de septiembre de 2017. "Fue un día histórico para nuestra ganadería", dice el criador de toros Daniel Ruiz. Se da la feliz circunstancia de que el astado al que se le perdonó la vida "era un hijo de un semental del hierro de Valdeterrazo, la ganadería de Roberto Domínguez", apunta el ganadero, antes de considerar a Juli "un torero de la casa Ruiz". "Ya nos indultó otro toro en Albacete en 2015. Recuerdo con mucho cariño que se despidió de novillero con un encierro nuestro y dos días después tomó la alternativa en Nimes también con nuestros toros".

Roberto lo vivió de forma especial. "Aquel toro, Fanfarria, era hijo de un semental de mi ganadería de Extremadura que conserva el hierro de la antigua ganadería de los Hermanos Moleros, donde yo me hice torero. Sentimentalmente fue especial para mí, como seguro que también lo será el día 8. Esa tarde será emotiva por muchas cosas: es mi ciudad, Victorino ha sido un soporte en mi carrera y se reúnen mis dos toreros, a los que admiro muchísimo [aunque finalmente Roca Rey no podrá torear]", concluye.

Han pasado ya seis años de aquella fecha antológica. No se indultaba un toro en Valladolid desde principios del siglo pasado. Quizá los aficionados vallisoletanos tengan este u otros muchos recuerdos del paso por Valladolid de ese ciclón llamado Juli. Tal vez lo mejor de aquella sobrecogedora tarde homenaje a Víctor Barrio con todas las figuras, la simpática estampa de un niño espontáneo que se tiró al ruedo para torear de salón ante el madrileño una vez finalizado el festejo o aquella vez que el madrileño triunfó en medio de un fuerte aguacero y vendaval. Lo que no es discutible es que el coso de Zorrilla ha tenido la suerte de disfrutar, una y otra vez, durante 25 años de un fenómeno de la tauromaquia. Este viernes escribirá su última [¿?] historia de un hermoso idilio: Valladolid-El Juli; El Juli-Valladolid, que tanto monta. Gracias maestro.