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El folklore castellano lucha contra su olvido y resurge con el 'neofolk'

Cada 22 de agosto se celebra el Día Mundial del Folklore, una jornada en la que se valora la identidad de la cultura artística de cada comunidad

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El folklore castellano lucha contra su olvido y resurge con el 'neofolk'
Mario Mediero y Diana Villalobos, componentes de Jotas de Club. Foto: TRIBUNA
Alba Gutiérrez García
Alba Gutiérrez García
Lectura estimada: 4 min.
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El flamenco, San Fermín o las Fallas valencianas. Estas podrían ser tres de las respuestas más típicas si alguien nos preguntara por tradiciones o costumbres españolas. Curiosamente, ninguna de ellas pertenece a Castilla y León. Pese a que el folklore castellano leonés cuenta con una gran riqueza de calidad, parece no calar lo suficiente ni dentro ni fuera de nuestras fronteras. 

Sin embargo, aún quedan personas que luchan contra el escaso conocimiento de nuestras tradiciones mediante distintas iniciativas que ayudan a visibilizar la cultura de Castilla y León. 

Santiago Manzano, 'el Archiperrero'

Un ejemplo de ello es Santiago Manzano. Natural de Villaverde de Medina, este "aficionado y enamorado de la música tradicional" comenzó "hace doce años" a crear tanto instrumentos "tradicionales como archiperres", a los que debe su apodo: 'el Archiperrero'.

Entre esos archiperres, destacan las hueseras. Aunque la construcción de las mismas tiene una duración de "un año porque hay que pelarlas, taladrarlas y someterlas a un proceso químico", Manzano ha confesado que es del instrumento del que más orgulloso está. Tanto es así que "hasta hace dos años, era el mayor constructor de hueseras de la península Ibérica". Además de los instrumentos, 'el Archiperrero' recita poemas e imparte talleres a lo largo de la provincia donde acerca su labor a otras personas. 

Paco Díaz, fundador del Aula-Museo 

Santiago Manzano afirma que "para conocer un segundo idioma, hay que aprender correctamente el tuyo". Si hay lugares donde es posible conocer ese 'idioma propio', esos son los centros etnográficos. Uno de ellos es el Aula-Museo Paco Díez ubicado en Mucientes.

El filólogo y músico de La Bazanca, Paco Díez,  tuvo la idea de "ampliar el museo de instrumentos de Castilla y León" y en 2007 inauguró "el Aula-Museo de instrumentos ibéricos de España y Portugal" con más de 450 piezas distribuidas en más de seis salas.

Durante la visita del mismo, el folclorista afirma que los visitantes pueden encontrar instrumentos "de todo tipo. Desde los idiófonos que  que pueden ser instrumentos de corte doméstico como unas cucharas, unas sartenes, unos calderos o unas botellas a una amplia colección de rabeles, instrumento pastoril por excelencia. Además de guitarras de todo tipo, cordófonos, aerófonos con una buena colección de flautas, acordeones, armonio, gaitas, dulzainas? y los membranófonos"

La jota castellana, un género más extendido

Quizás otra de las representaciones más características del folclore castellano es la jota. Aunque sus primeras referencias se remontan a 1739 en las 'Aventuras de verso y prosa' del poeta Antonio Muñoz, hoy son numerosos los grupos que muestran este baile a través de distintas actuaciones. 

En alguna ocasión, esas actuaciones se han llevado a cabo incluso en Europa como es el caso del grupo vallisoletano Mies y Barro. Este grupo participó en "el festival internacional Europeades" y según ha confesado una de las componentes de Mies y Barro, Sara Díaz, "fue muy enriquecedor porque aprendes otras culturas y llevas la tuya". 

Mies y Barro, actualmente formado por treinta y dos personas, nace en 1992 al amparo de la asociación Grupo Cultural y Tiempo Libre Santo Toribio con el objetivo de "seguir con las tradiciones y poder seguir transmitiéndolas". En cuanto a los bailes, Sara afirma que bailan "paloteos, corridos, jotas castellanoleonesas, distintas danzas y la espadaña que es muy vistosa porque no la bailan muchos grupos". Además, Díaz explica la función principal del grupo:"acudir a distintos sitios a conocer las tradiciones de allí para poder recrear cosas que se han perdido como bailes nuevos". 

Nuevos estilos para llegar a nuevos grupos generacionales

La música folk lleva décadas en constante cambio. Un cambio que ya ha llegado a Castilla y León con la creación de nuevos grupos de jóvenes que buscan acercar la música de su tierra a su generación. 

Uno de los más recientes es Jotas de Club, un grupo vallisoletano creado en junio de este mismo año y que "mezcla la jota castellana con danzas urbanas". Dicha mezcla surge a raíz de los gustos de los componentes del grupo que está formado por Mario Mediero, un apasionado de las jotas y por Diana Villalobos, una amante de lo urbano

En cuanto al desarrollo de las actuaciones, Mario explica que "empieza desde lo más tradicional bailando jotas, después hay una transición en la que combinan las jotas con la danza urbana y finaliza con el estilo urbano". Añade que para sus shows utilizan "canciones que utilizan otros grupos que mezclan folclore con electrónica"

El grupo comenzó su andadura tras su participación en el Festival de Cine con unos objetivos claros: "dar visibilidad a ambos géneros de baile y ver qué cosas tienen en común. Además de acercarlo a distintos públicos que no sepan el origen de cada una y de actualizar el folklore"

¿El folklore castellano pierde visibilidad?

Aunque los grupos de 'neofolk' consiguen llegar a más personas por su presencia en distintas plataformas digitales, se vuelve a caer en el error de pensar que solo las jotas son folklore. Como afirma Santiago Manzano, "el folklore no solo engloba las jotas y la música tradicional. En nuestra tierra hay ritos ancestrales como son las Mascaradas en Ríofrío de Aliste (Zamora)" 

Pese a la riqueza cultural de nuestra comunidad, estos divulgadores de las tradiciones castellanas coinciden en la falta de visibilidad de las mismas. Mario Mediero, componente de Jotas de Club, afirma que el folklore castellano "está invisibilizado porque no se le ha dado la importancia que se le debería dar". Por otra parte, Sara Díaz, jotera de Mies y Barro considera que la visibilidad depende de la zona: "hay zonas en las que el folclore está para todo y hay otras donde te cuesta muchísimo que el folclore esté incluido en ciertos lugares. Por ejemplo, en la zona de Aliste en Zamora, los niños van vestidos con el traje de la zona de allí y eso en Valladolid no lo ves".

En la mayoría de los casos, esta invisibilidad coincide con la escasa difusión por parte de las instituciones. Según afirma el folclorista Paco Díez "sería bueno que todos los niños desde primaria pasaran por todos los museos para conocer la riqueza de su cultura tradicional porque es suya y nadie puede conocerse a sí mismo sin saber de dónde vienen". 

A pesar del largo camino que todavía hay recorrer para que esta imagen sobre el valor del folklore cambie, se muestran optimistas y como explica Mario Mediero, "poco a poco se llegará a más gente". 

 

 

 

 

 

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