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Raquel de la Iglesia triunfa en Las Ventas... con sus pinceles

La artista riosecana se ha abierto un importante hueco en la pintura taurina: ha expuesto en la Sala Antoñete y ha pintado el cartel de la Beneficencia

Raquel de la Iglesia triunfa en Las Ventas... con sus pinceles
Raquel de la Iglesia en Las Ventas; a la derecha el cuadro que ilustra el cartel de la Beneficencia. TRIBUNA
José Ángel Gallego Vázquez
José Ángel Gallego Vázquez
Lectura estimada: 4 min.

Ha sido una de las triunfadoras de San Isidro y sin necesidad de vestirse luces y hacer el paseíllo. Tampoco se ha enfrentado, cara a cara, a un morlaco, aunque ha tenido que lidiar con el lienzo en blanco que, por lo que dicen, es un toro que asusta a cualquier artista que se precie. Para la pintora riosecana Raquel de la Iglesia este mes de mayo será inolvidable: ha expuesto en solitario en el templo del toreo, la madrileña Plaza de las Ventas y, por si fuera poco, ha sido la encargada de realizar el cartel de uno de los festejos más importantes del año: la Beneficencia.

Raquel de la Iglesia se aficionó al mundo de la tauromaquia en su localidad natal. "Rioseco tiene la culpa", dice con una sonrisa cómplice: "Iba a los encierros por el campo y ahí me entró el gusanillo del mundo taurino". El gusto por los pinceles le viene también de lejos. "Hice el Bachillerato de Arte y me decanté por estudiar Bellas Artes de Salamanca, además de un Máster Arte en la Universidad de Sevilla".

Aunque la tauromaquia no es su única inspiración ["70%-30% aproximadamente", aclara], con el toro siempre en la cabeza, es imposible abstraerse y que esta afición no acabe influyendo en su obra. "Tengo una gran parte de mi producción dedicada al mundo taurino, pero también trabajo la abstracción, con texturas, arenas, barnices..." explica.

Trabaja en un pequeño pueblo salmantino, Castellanos de Villiquera. Allí comparte nave con su pareja, el banderillero Roberto Blanco, que entrena junto a sus compañeros en el mismo lugar donde Raquel da rienda suelta a sus musas. Así que en este ambiente puramente taurino, donde es frecuente la presencia de matadores de toros como Juan del Álamo, Joaquín Galdós, Borja Jiménez o Antonio Grande, entre otros, es inevitable que los dos artes se fundan.

"Trabajo mucho el óleo sobre tabla, con espátula, sin pinceles. Me interesa mucho las texturas, además incluyo retales de capotes, arenas, incluso papel de revistas taurinas antiguas y otros elementos relacionados", aclara la artista, quien define su obra pictórica en torno a la tauromaquia como "una figuración expresiva".

Del 22 al 28 de mayo tuvo la fortuna de exponer en solitario su obra en la sala Antoñete de la plaza de toros de Las Ventas, "todo un logro y un privilegio". Se trató de la muestra 'Templanza' que no dejó indiferente a nadie. Por una parte, colgó una veintena de obras, "que recorrían la evolución de mi obra, desde los primeros cuadros hasta las últimas creaciones". Pero sin duda, lo que más llamó la atención fue "la instalación performativa en la que perseguía una interacción con el público". Y vaya que lo consiguió.

A modo de gran cadalso, nueve capotes colgaban de una soga. El espectador podía recorrerlos y se topaba de frente con un óleo de grandes dimensiones que retraba a Cobradiezmos, el célebre Victorino al que indultó Manuel Escribano en Sevilla. 

El premio a la exitosa exposición llegó en forma de llamada. "Me avisaron desde el Centro de Asuntos Taurinos de Madrid para encargarme el cartel de la Beneficencia", recuerda Raquel de la Iglesia que ha homenajeado a Picasso en el 50 aniversario de su muerte. "He querido hacer un cartel que fuera muy reconocible, con el toro del Guernica, para que todo el mundo supiera que era suyo, además se intuía el picador amarillo, el cuadro que pintó Picasso con ocho años, y también se hacía referencia a las dos etapas azul y rosa del pintor", relata la artista riosecana.

La repercusión ha sido muy importante. "He notado que me valoran más desde fuera que yo misma y estoy muy contenta porque veo que mi pintura está gustando". Dejó su anterior trabajo en Mercadona para centrarse de forma exclusiva en su pasión, la pintura. Necesita estar motivada. "Trabajo un poco por días, depende de cómo me sienta, no puedo estar demasiado agobiada por los encargos, porque no rindo. También aprovechó el trabajo de ordenador y de investigación en los momentos que no me apetece demasiado pintar".

Para una joven como Raquel no es fácil vivir de su oficio, aunque "a día de hoy lo está consiguiendo". "Soy muy joven y no quiero arrepentirme de no haberlo intentado, para buscar otro trabajo hay tiempo", añade la artista, que tiene en Miquel Barceló un espejo en el que mirarse y que actualmente se encuentra inmersa en un proceso "investigador" para seguir evolucionando en su obra.

BARRACA POSMODERNA

Raquel de la Iglesia es una artista multidisciplinar. Junto a su pareja, el profesional taurino Roberto Blanco, hace tres años idearon un espectáculo teatral en el que se aunaban gran parte de las artes: "La literatura, la pintura, la música en directo, la danza y la tauromaquia". Reconoce que la unión de un torero con una artista hace que los dos mundos cobren mayor significado. "Nos contagiamos uno del otro; él del mundo artístico y yo del toreo y esto provocó que surgiera esta representación teatral homenaje a Federico García Lorca que incluye música y danza y toreo en directo".

Barraca posmoderna lleva tres temporadas representándose en muchos municipios de Castilla y León como Rioseco, Alaejos, Siete Iglesias de Trabancos y en muchas otras localidades salmantinas. Porque los pinceles y los toros están muy ligados en el estudio-taller de la riosecana Raquel de la Iglesia, que puede decir con orgullo que ya ha triunfado en la plaza de toros de Las Ventas.