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Los policías que ejercieron de 'salvavidas' en Valladolid: "Cuando vi que estaba vivo, me emocioné"
Dos agentes, junto a un subinspector del cuerpo municipal, reanimaron a un varón en la calle Santiago después de que éste sufriera un desvanecimiento
Qué difícil es ponerse en el cuerpo de un agente cuando le avisan desde 'centralita' de que un varón necesita su ayuda porque está tendido en el suelo después de perder el conocimiento. Y es más. Imagínate si encima esa situación se suma a que te aseguran que la piel del hombre ha pasado a tener un color "azul". ¿No es tan fácil pensar en cómo reaccionaríamos, no? ¿Qué hubiéramos hecho? ¿Hubiéramos perdido los nervios o hubiéramos 'normalizado' lo que pasaba?
La respuesta solo la tienen los que, a diario, están velando por nuestra seguridad, la de los vallisoletanos, como hacen Javier O., Miguel C., y el subinspector David S. Los tres, durante la "indescriptible" tarde del pasado lunes, salvaron la vida a un varón de 75 años que se encontraba en parada cardiorrespiratoria tras sufrir un desvanecimiento en plena calle Santiago. Se trata de la "primera vez" que experimentan situaciones como estas porque los citados agentes, salvo David, llevan un año en Valladolid después de estar más de 30, entre los dos, en el cuerpo municipal de Laguna de Duero.
El destino quiso, no obstante, que patrullaran aquella jornada "con un vehículo de cuatro ruedas" porque ambos suelen circular en moto por el centro de la capital en un "día normal". "Si hubiéramos patrullado en moto, solo habríamos ido como apoyo para echar una mano a la patrulla correspondiente", relata Javier en la redacción de TRIBUNA GRUPO en Valladolid. A su lado, también estaba Miguel que explica cómo fue su sensación al escuchar el aviso de lo sucedido. "Siempre que acudes con una llamada de tanta gravedad, como es este caso, vas nervioso porque esta persona te necesita y porque saben que somos los policías los que, teóricamente, siempre llegamos los primeros al lugar de los hechos", señala.
Esa llamada, que les entró el pasado lunes 24 a las 17.15 horas aproximadamente, les pilló en la Plaza Circular y no tardaron ni "tres minutos en llegar a la calle Santiago", tal y como asegura Javier. "Nos tocó ese día hacer de patrulla con un vehículo de cuatro ruedas. Y, antes de salir, lo que hacemos es comprobar que el coche cuente con todos los elementos disponibles como, por ejemplo, un desfibrilador. A partir de ahí, recibimos una llamada de sala, del 1-1-2, de un hombre que se ha desplomado en la calle. Nos dijeron literalmente: 'Tiene la piel azul'", reconoce.
En la llegada, se encontraron con una "médica" y con la persona que había avisado. Ambas se situaban junto al hombre caído en el suelo con agentes de la Policía Nacional, además, presentes. Éstos les preguntaron si tenían el desfibrilador. Ellos dieron una respuesta positiva y, por ello, empezaron a realizar la maniobra RCP con la ayuda y colaboración continua del subinspector David.
Con el paso de los minutos y con la alentadora reacción del desfibrilador, los agentes se empezaron a creer que el mencionado varón iba a sobrevivir, aunque Javier no lo veía con tal optimismo. "Sinceramente, pensaba que no iba a salir porque me he encontrado con casos parecidos... Era muy pesimista. La médica que estaba allí también me decía que no creía que el varón iba a salir de esa situación. Pero cuando los sanitarios empezaron a insuflarle oxígeno... Empezó a tener pulso y me emocioné. Tú lo que quieres, en ese momento, es que sobreviva, sea de la manera que sea", sostiene.
Ese punto de vista no lo comparte Miguel, que quería ver el vaso medio lleno: "La sensación es de una tensión constante hasta que empiezas a realizar la maniobra. Cuando te enteras que le van a trasladar al Hospital y está vivo... Es un sentimiento difícil de explicar. Es una satisfacción muy grande el hecho de poder ayudar en todo lo que experimentamos. Ese mismo día nos dijeron que tenía constantes vitales y que no había sufrido daños cerebrales".
A ese relato "personal", sí se suma Javier, que "ama" su trabajo y, por ello, considera que haber salvado una vida es la "mayor satisfacción que puede tener un policía". Eso sí, para ejercer de 'salvavidas' y vestirse de héroes, todas las partes han tenido que aportar su "granito de arena". "Hemos salvado una vida gracias también a la primera persona que llamó; a la segunda que estuvo acompañando al varón; y a los sanitarios que luego le trasladaron al Hospital. No me quiero olvidar de la primera persona que le vio caerse porque es ella la que avisó de lo sucedido", sentencia.
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