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Una imagen actualizada de la economía española (XV)
Nueva entrega del serial del profesor Ramón Tamames para TRIBUNA
En la imagen económica que estamos dando de España, se incluyen este viernes en Tribuna las apreciaciones más actuales sobre la realidad demográfica: lo que es su baja natalidad, y la fuerte dispersión/concentración de la población española. Se trata de dos cuestiones fundamentales. La primera propia de una demografía decadente, con una tasa media de fecundidad de sólo 1,2 hijos por mujer. La segunda, la expresión de una España demodesértica, con los oasis de una serie de fuertes concentraciones poblacionales urbanas, en contraste con extensas áreas de muy baja densidad. Se acompañan algunos mapas más que expresivos.
Los retos poblacionales y el llamado suicido demográfico
Aparte de las consideraciones hechas hasta aquí sobre demografía en la España actual, hay dos cuestiones fundamentales que requieren una atención específica. Se trata, concretamente, de la baja natalidad y sus consecuencias, y de lo que generalmente se conoce como la España vacía.
La caída de la natalidad se registra fundamentalmente a través de la tasa media de fecundidad TMF, expresión de los hijos por mujer a lo largo de su vida. Un indicador de cara a la estabilidad evolutiva que debe de ser mayor de 2,1 (turno de reemplazo) por razones casi obvias: garantizar la reposición de los padres, con algo más que el número dos, para cubrir fundamentalmente los casos de infertilidad.
Hasta el año 1977, la TMF en España fue siempre superior a 2,1, garantizándose así el crecimiento de la población sin necesidad de ninguna inmigración neta. Pero, con los Pactos dé la Moncloa (1977), la cosa empezó a cambiar radicalmente, por la libre disponibilidad de anticonceptivos, anteriormente prohibidos. A lo cual, se unió la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa, lo que significó una caída muy rápido de la TMF; que en 2021 se sitúa en el nivel de 1,2, muy por debajo del 2,1 del citado turno de reposición. Debiendo recordarse el caso de Corea del Sur, con una TMF de 0,9.
Ante esa situación de déficit demográfico, el mantenimiento del volumen poblacional, sin migraciones se mantiene por el aumento de la esperanza de vida al nacer (EVN), esto es, que amplía el stock demográfico por más tiempo, como se ha visto anteriormente. Pero a medio y largo plazo, el equilibrio demográfico, solo cabe cubrirlo con un neto de migraciones. En definitiva, se echa de menos una política de población de los sucesivos gobiernos, como en algún tiempo sucedió en Suecia y Francia, que fueron capaces recuperar un ritmo demográfico más activo.
En 2019, el formarse el gobierno de Pedro Sánchez después de la moción de censura contra el PP y Rajoy, se creó un nuevo Ministerio, con el nombre de Transformación Ecológica y Reto Demográfico. Pero de la segunda parte del título del nuevo departamento ministerial, casi nada más se supo. España no tiene, hoy por hoy (2022), la política demográfica que necesita, para una población ya más que madura; y en fase de fuerte declive vegetativo.
Esta clara, pues, la necesidad de incorporar la cuestión demográfica en las diversas medidas de política económica, como se hizo ya con lo medioambiental. En ese sentido, es muy de lamentar la escasa frecuencia con que se hacen estudios demográficos en España, indispensables de todo punto para atender situaciones como las señaladas hasta aquí. Y es que hay una extraña aversión a esos estudios de población, a pesar de que como manifiesta el demógrafo estadounidense Thomas Henry Hollingsworth, la demografía tendría que ser una ciencia mucho más atractiva, ya que "reúne elementos de suspense muy notables: sexo y muerte".
La España vacía
España siempre fue, comparativamente con la mayor parte del resto de Europa, un país en gran parte vacío, muy poco poblado, tal como se puso de relieve en los libros de viajeros por el país; como los de Antonio Ponz (1772) y el de Próspero Mérimée (1840), siempre con largos caminos con pueblos y ciudades muy distantes entre sí.
Sobre la descompensación demográfica de España, fue interesante la constatación del libro De Estructura Económica, del Prof. Román Perpiñá Grau, quien analizó la circunstancia de que, en su tiempo (1936); sólo había una aglomeración poblacional importante en el centro del país, Madrid, con la capital rodeada de un vasto desierto.
Ese escenario ha cambiado radicalmente por el fuerte crecimiento de la Comunidad de Madrid, que se ha convertido, por encima de Cataluña y Andalucía, en la región con mayor PIB de España, funcionando a modo de motor económico del país.
Actualmente, el despoblamiento en algunas provincias es extremo. Así, todos los habitantes la provincia de Soria (89.478 habitantes, 2019) repartidos en 183 municipios en un área de 10.306 Km2), caben en el Camp Nou del F.C. Barcelona. Aparte de ese dato, el 53 por 100 del territorio nacional, se sitúa con una densidad de 12,5 habitantes/Km2, entrando así en una despoblación en la que se disparan las alarmas de la Unión Europea (UE); y que ya no se circunscribe solo a lo rural, sino que se extiende a la propia red de capitales de provincia y ciudades menores. Los habitantes de las zonas que menos densidad tenían en 2018, en torno a diez millones repartidos por casi el 70 por 100 del territorio peninsular, fuera de las ciudades. En tanto que el 70 por 100 de la población se concentra en el 30 por 100 de la superficie.
Dejamos aquí el tema por hoy, para terminar el próximo jueves. Y como siempre, los lectores de Tribuna pueden conectar con el autor en castecien@bitmailer.net.
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