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El Milagroso Cristo de las Batallas de Tordesillas

Una nueva entrega de 'Tordesillas, claveles del ayer'

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El Milagroso Cristo de las Batallas de Tordesillas
Jesús  López Garañeda
Jesús López Garañeda
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Esta efigie que estaba en la Ermita, hoy desaparecida, al otro lado del puente de 1,33 m. que sigue el tipo de esas efigies del siglo XVI, tiene su historia, su relato y su tradición singular para la Villa de Tordesillas. Vamos con ello.

La ermita del Cristo se llamaba antiguamente ERMITA DE LA CRUZ y era servida por la Cofradía del mismo nombre 'VERA CRUZ' con sede en la Iglesia de San Pedro.

Las crecidas del Duero la hicieron daño físico en diversas etapas, la última vez fue arrasada en el año 1860 por una formidable crecida del río. Y un comerciante llamado Eusebio Rodríguez la arregló a su costa en agradecimiento por la recuperación de una hija suya muy enferma que sanó milagrosamente.

La campana y el desmonte de esta ermita se produjo el 22 de Octubre de 1981 a las seis y media de la tarde, numerándose las piedras de la fachada para recuperarla (cosa que no sucedió) y vimos cómo en la campana figuraba una inscripción que decía "Dedicada al Smo. Cristo de las Batallas. Año 1851" y en el centro de la campana figuraba: "Por el devoto Don Eusebio Rodríguez".

La Ermita había sido levantada en tiempos de Doña Juana en la Villa en el XVI y fue asolada y destruida por los franceses durante la guerra de la Independencia y reedificada el año 1824.

La imagen del Cristo era subida puente arriba el Lunes santo en una procesión serena y silenciosa y bajada de nuevo una vez terminado el Viernes Santo.

Se cuenta en una leyenda muy hermosa al respecto de esta imagen que llegó río abajo en una de las crecidas, deteniéndose en la zona de la ermita y siendo recogida por la gente de Tordesillas y colocada en un altarcillo en donde se le rendía pleitesía con la oración.

Al derribarse la ermita por el ensanchamiento de las carreteras, la efigie fue trasladada a una capilla de la Iglesia de San Pedro en donde hoy día se puede contemplar.

Es el Cristo de las Batallas de cuyo nombre oí yo una vez decir a Paula, la gitana: "¡Ay, Cristico de las Batallas, protégenos!". (Y a él se encomendaban siempre los lanceros del Toro de la Vega antes de enfrentarse al toro en el campo pinariego de la vega).

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