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ChatGPT: ¿terminará la inteligencia artificial con nuestros trabajos?

ChatGPT: ¿terminará la inteligencia artificial con nuestros trabajos?
Emilio Rodríguez García
Emilio Rodríguez García
Lectura estimada: 3 min.

Calculadoras, procesadores, ordenadores cuánticos, ¿qué tienen en común? Todos ellos han supuesto momentos de cambio y adaptación, de mejora y evolución, pero no de finalización. Con la inteligencia artificial ocurrirá lo mismo.

Parafraseando a Darwin en El origen de las especies, "Si no hay dudas, no hay progreso" y desde la entrada de ChatGPT en nuestras vidas, no son pocas las dudas que ha suscitado.

Antes de nada, y para tranquilidad de todos los presentes, la inteligencia artificial no es un ente mágico que piensa y razona por sí mismo. Se trata de algoritmos informáticos de procesamiento de información. A mayor volumen de datos, mayor aprendizaje podrán realizar pero todo estará sujeto a dos factores: escalabilidad de los sistemas que lo soportan y calidad de los datos de los que se nutren. 

Terminé la carrera de Ingeniería Informática en 2008 y ya entonces existían los algoritmos de aprendizaje automático. Los limitantes que teníamos en aquella época eran los mismos que hoy, gracias al nivel de desarrollo tecnológico alcanzado, podemos evitar: accesibilidad a datos de calidad para entrenar los modelos y escalabilidad para procesar dicha información.

¿Qué es ChatGPT?

Se trata de una herramienta entrenada para mantener conversaciones. Se basa en el modelo de lenguaje por inteligencia artificial GPT-3 y está disponible de forma gratuita en el siguiente enlace: https://chat.openai.com/

ChatGPT es capaz de entender lo que se le está preguntando y de responder de una manera coherente haciendo uso de un lenguaje natural.

En la siguiente imagen podemos ver un ejemplo de esta interacción.

 

¿Por qué está siendo algo tan disruptivo?

Es un producto fácil de usar, gratuito y con un resultado más que favorable. Además, permite múltiples integraciones con nuestros sistemas por lo que es muy sencillo incluirlo en nuestro día a día.

Como modelo de lenguaje, el futuro de ChatGPT dependerá del desarrollo continuo de la tecnología y de los avances en la investigación en inteligencia artificial y aprendizaje automático. Es posible que ChatGPT continúe mejorando en términos de capacidad de procesamiento de lenguaje natural y capacidad de comprensión de contexto y emociones. También es posible que se desarrollen nuevas aplicaciones y casos de uso para ChatGPT, como la asistencia virtual, la traducción de idiomas, la generación de contenido y más. En resumen, el futuro de ChatGPT es incierto pero lleno de posibilidades emocionantes.

¿Quién controla ChatGPT?

Detrás de ChatGPT está la mano de Microsoft, a la que muchos ya daban por olvidado frente a otros gigantes como Amazon, Google o Apple. Pero nada más lejos de la realidad.

El presente está en la nube y quién controle las plataformas tendrá una mayor capacidad de explotación de la inteligencia artificial. Como curiosidad, Apple gasta más de 30 millones de dólares al mes en alquilar los servidores de Amazon dado que no cuenta con servidores propios y todo iCloud depende de la infraestructura de Amazon.

En la imagen anterior podemos observar la evolución de clientes que hacen uso de las nubes de las principales tecnológicas. Amazon sigue siendo el líder pero el crecimiento experimentado por Microsoft es digno de mención.

Además de usar GPT-3 para crear ChatGTP, Microsoft ha apostado por Copilot (https://github.com/features/copilot), un sistema de inteligencia artificial que ayuda a generar código de programación y que ha habilitado en su plataforma de alojamiento y colaboración de desarrollo de software, Github.

 

Este sistema está al alcance de más de 100 millones de usuarios y en sus primeros meses fue probado por más de 400.000 programadores. 

A la conquista del mercado de las búsquedas

El gran campo de batalla de la inteligencia artificial serán las búsquedas, un mercado que mueve más de 500 billones de dólares. Microsoft no da puntada sin hilo, y aquí está ganando la batalla del mañana. Lo sabe y por ello avanzó a principios de este mes que su buscador Bing y su navegador Edge integrarían ChatGPT para hacer más funcional el proceso de búsqueda. El anuncio derivó en una avalancha de preocupaciones acerca del impacto en el mercado de marketing digital

Esto también generó una alerta roja en Google, quien hasta ahora gozaba de una hegemonía total con su 90% de la cuota del mercado, pero que, por primera vez desde hace más de tres lustros, veía que un competidor lanzaba algo disruptivo que podía aportar una valor diferencial al proceso de búsqueda. Se apresuraron a presentar Bard, su réplica frente a ChatGPT, pero está claro que les pilló con el pie cambiado y que no están preparados para una integración a corto plazo.

Ya no navegamos, ahora buscamos. Y quién facilite este proceso, tiene una ventaja competitiva.

El paradigma de la búsqueda no cambiará de la noche a la mañana y mucho menos sabiendo que el 68% de los usuarios utilizan el navegador Google Chrome y el 71% de los dispositivos móviles se basan en Android. Ambas plataformas emplean Google como buscador por defecto, por lo que existe una masa crítica de usuarios a los que habrá que convencer de la necesidad del cambio, de la necesidad de evolucionar.

 

 

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