Cuando falta un meses para las fiestas navideñas, los hogares más previsores comienzan a llenarse de los productos típicos. Los vallisoletanos se ven obligados a realizar malabares para llenar la cesta de la compra, comprando solo aquello imprescindible, aprovechando las ofertas del momento y congelando ciertos alimentos por miedo a que puedan continuar creciendo en las próximas semanas, más todavía con la proximidad de la Navidad.

Estas fiestas suelen ser una época en la que todos hacemos más gasto, pero todo apunta a que nuestra cesta de la compra se va a ver reducida a partir de ahora. Si hasta la fecha, muchos hogares adelantaban la compra del marisco y de la carne ante la llegada oficial de la Navidad, ahora a esa lista hay que añadir el turrón y los dulces, si no queremos que tenga un fuerte impacto en nuestros bolsillos. La inflación disparada, la subida de los costes de producción a niveles récord, los cuellos de botella que persisten en algunos sectores y que disparan los precios de algunas materias primas hacen que nos encontremos ante las navidades más caras de la historia.

Ya se prevé es que el cordero experimente una importante subida, que el champán podría escasear por problemas de abastecimiento y con el pescado, especialmente el besugo, pasa tres cuartos de lo mismo. "La gente se decanta por otros pescados más baratos y que también están muy buenos a la parrilla o al horno", explican los comerciantes del Mercado del Val. 

Estos mismos aseguran que las subidas no son por capricho. "Nos vienen impuestas desde los proveedores. En la mayoría de las ocasiones solemos ajustar los precios para que no repercuta en el consumidor final", explica.

El propio ministro de Agricultura, Luis Planas, ha reconocido abiertamente que existe un problema de costes que, "de aquí a Navidad, no conseguiremos disminuirlo", por lo que los precios seguirán en récord, aunque sí espera que a principios del año que viene, "los precios alimentarios disminuyan de forma significativa".

Por su parte los clientes aseguran un "mayor esfuerzo económico" en las grandes fechas. "El lechazo, que estaba el año pasado a 16 euros, este año está a 19. La gente comprará seguro algo más barato o uno que no sea ni de la tierra", asegura uno de los carniceros del Mercado del Val. Uno de los clientes habituales de este mercado relata a Tribuna que él y sus amigos, desde hace varios años, posponen la cena de Navidad para febrero porque "todo está más barato".

El bolsillo de los hogares es el que más va a sufrir durante las próximas fiestas por el encarecimiento de la cesta de la compra, pero afrontan con ganas e ilusión estas fechas en las que poder recuperar unas fiestas con plena normalidad.