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El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la condena de cuatro años y medio de prisión a un varón con iniciales J.J.M.R. por planear y encargar un robo en el chalé de su jefa y amiga en Aldeamayor de San Martín (Valladolid), aprovechando la invitación que el acusado realizó a la víctima para cenar en una bodega en Fuensaldaña.
La sentencia de la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, desestima el recurso del condenado y ratifica en todos sus términos un fallo anterior de la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia provincial que imputó al acusado la autoría de un delito de robo con fuerza en casa habitada, con la agravante de abuso de confianza, al tiempo que le obligó a indemnizar a la víctima en la cantidad de 120.000 euros por el metálico sustraído, 2.000 euros por daño moral y 1.850 euros por los efectos sustraídos y no recuperados, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
El tribunal fundamentó buena parte de su fallo condenatorio en el trasiego de llamadas "cruzadas" la noche de autos entre el ahora condenado y sus cómplices, no identificados, durante la cena, dentro del "plan urdido para apoderarse del metálico y objetos de valor que su jefa tenía en su vivienda y que él conocía por la estrecha relación personal y profesional que mantenía con ella, facilitando así a los usuarios de estos teléfonos móviles que se desplazaron desde la comunidad de Madrid hasta Aldeamayor de San Martín la garantía de que ella no iba a volver al domicilio mientras que se encontraba cenando con él".
Junto a ello, la sala apunta que el acusado conocía que la puerta corredera de cristal de la cocina de la casa de ella, que daba al jardín trasero de la vivienda, no cerraba bien y que, por ello, para acceder a la casa únicamente había que retirar una pantalla mosquitera, levantar la persiana de la puerta corredera y mover ésta, accediendo así al interior del inmueble".
Durante el juicio, el acusado se declaró inocente y apuntó hacia la propia víctima como la persona que habría simulado el robo con el fin de reflotar las clínicas dentales que regentaba en la capital vallisoletana y Cáceres.
El encausado, con domicilio en Madrid, había sido contratado por la denunciante como coordinador de sus clínicas dentales en ambas localidades y se trasladó el día del 7 de diciembre de 2019 hasta la vivienda de su jefa en la Urbanización Golf de Aldeamayor. Los dos salieron a cenar esa noche a una bodega de Fuensaldaña y de regreso se encontraron con la casa desvalijada.
Las acusaciones pública y particular sostuvieron que J.J.M.R, como así ha declarado probado el tribunal, había planificado de antemano esa salida nocturna para que sus secuaces, no identificados, aprovecharan las dos horas que iban a estar fuera para apoderarse de importantes cantidades de dinero, hasta 120.000 euros, y joyería diversa, fundamentalmente relojes de alta gama, que sabía que su jefa y amiga guardaba en la vivienda.
Pese a que en un registro posterior en su vivienda de Madrid, casi un año después, la policía se incautó de parte del botín, los relojes y otros efectos, el acusado alegó que el dinero procedía de cuatro clínicas dentales que explotaba conjuntamente con su marido en la capital de España, así como de las rentas por el alquiler de cinco viviendas de su propiedad en Almería y de una indemnización recibida tras sufrir él y su pareja un accidente de tráfico.
También identificó como propios los relojes y un neceser marca Louis Vuitton "falsos" que él y su esposo habían adquirido en Marrakech, al tiempo que atribuyó a una herencia de su fallecida madre un reloj antiguo que también había en su piso de Madrid.
"Todo lo que había en nuestro piso es nuestro", insistió J.J.M.R, quien a lo largo de su interrogatorio vino a decir que todo obedecía a una simulación de robo de la propia víctima con la única intención de cobrar del seguro y reflotar sus clínicas dentales.
"Me contrató porque sus clínicas tenían un gasto mensual de 100.000 euros y no daban más que 40.000", indicó J.J.M.R, quien explicó que cobraba al mes 4.000 euros netos y que su jefa dejó de pagarle tras el robo. "Cuando se enteró de que el seguro no cubría el robo cambió su relación conmigo, dejó de pagarme las nóminas y llegó un momento en el que dejó de cogerme el teléfono", concluyó el acusado.
La víctima, desconsolada
La denunciante, por contra, testificó por videoconferencia para explicar desconsolada cómo vio traicionada la confianza que tenía depositada en su trabajador y amigo personal, en referencia a alguna cantidad 'distraída' de lo recaudado por sus clínicas e incluso después de que el acusado fingiera haber sufrido un accidente y le pillara, gracias a las pesquisas de un detective, tras la barra del bar que regentaba con su esposo en la localidad madrileña de Getafe.
De la noche de autos, la mujer ratificó que su entonces amigo y empleado mostró en todo momento un "comportamiento muy extraño" durante la cena porque no cesó de mirar el teléfono móvil y se ausentó en varias ocasiones para hablar con alguien, actuación que las acusaciones enmarcan en las instrucciones que estaba dando a sus secuaces para que desvalijaran la vivienda de su comensal.
Por ello, los acusadores mantuvieron para él la petición de seis años de cárcel, junto con el abono de las pertinentes indemnizaciones, como autor por inducción y cooperación necesaria, de un delito de robo en casa habitada, con la agravante de abuso de confianza.
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