La Reina Isabel II falleció, hace ya una semana en su residencia de Balmoral (Escocia) a los 96 años y rodeada de su familia, tal y como anunció el palacio de Buckingham ese mismo día. En ese momento el Reino Unido se paralizó y comenzó a preparar la despedida a su Reina más longeva y una de las más importantes de su historia.

Un millar de vallisoletanos viven en las islas británicas, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Construyen una vida allí y lo que muchos no se esperaban es que vivirían uno de los momentos más importantes en la historia mundial de la última década. Un hecho histórico que ha conmocionado a la sociedad británica y que ha marcado el comienzo de una nueva era con la proclamación del nuevo rey de Reino Unido, Carlos III de Inglaterra.

Elena García es una vallisoletana que lleva cerca de dos décadas viviendo y trabajando en Londres y describe a Tribuna Valladolid el día de la muerte de la monarca como "extraño" a pesar de haber vivido hace poco el entierro del duque de Edimburgo. "Estaba escuchando música en la radio en casa y de repente todo se paró y me quedé desconcertada porque no sabía que estaba pasando hasta que empezó a sonar música fúnebre y se dio la noticia. Nunca había vivido nada igual", relata.

La vallisoletana destaca que en la televisión y en la radio no cesan los documentales y noticias al respecto de Isabel II y que a pesar de que durante los primeros días se respiraba un ambiente de luto y tristeza en las calles, ahora la situación parece volver relativamente a la normalidad hasta que se produzca el funeral. "Existe una mezcla de sentimientos entre gente que siente un gran fervor y otros a los que produce indiferencia. Las oficinas siguen funcionando, los niños van al colegio, y bueno, los pubs se pueden ver llenos".

Con todo y con ello, se espera que el próximo lunes Reino Unido se vuelva a detener con el funeral de la monarca. "Todo se para ese día. Los comercios tienen que cerrar, no habrá colegio, no se trabajará. Será un día de luto por la Reina y su entierro", señala Elena.

Ese día el féretro será trasladado desde el catafalco al armón militar que lo llevará en procesión desde la entrada norte del palacio de Westminster hasta la entrada oeste de la abadía de Westminster. Un cortejo de miembros de la familia real hará a pie el recorrido, detrás del cuerpo de Isabel II. Media hora más tarde, se celebrará un servicio religioso. Un grupo de portadores devolverá el féretro al armón para iniciar un recorrido fúnebre hasta el arco de Wellington. Allí será depositado en un coche fúnebre, que lo trasladará hasta el castillo de Windsor. Miles de personas se agolparán en las calles para ver pasar a la comitiva y dar su último adiós a la Reina, aunque en el caso de Elena seguramente lo siga a través de la pantalla de televisión.

Cabe reseñar, además, que en la capilla de St. George, donde reposan los restos del esposo de Isabel II, tendrá lugar una nueva ceremonia religiosa y los miembros de la familia real podrán despedirse por última vez de la monarca, ya en privado. Cuando su féretro descienda a la cripta, Carlos III arrojará el primer puñado de tierra para despedir definitivamente a la Reina más longeva y querida de la historia del Reino Unido.

A partir de ese momento comenzará una nueva era en Reino Unido con el reinado de Carlos III y, a pesar de la preocupación que existe por cómo lo hará, en las islas británicas no tienen ninguna duda de que está más que preparado para soportar el peso de la corona. "La muerte de la Reina ha sido una tragedia, pero creo que Carlos III lleva una vida preparándose para este momento. El tiempo que esté lo hará bien", concluye Elena.