circle
Reels

Valladolid, cuna de diseñadores de moda

Elvira San Juan, Ainhoa Salcedo, Ernesto Terrón o Irene dela Cuesta son una muestra de todos los diseñadores de los que disfruta la ciudad

Valladolid, cuna de diseñadores de moda
Fotografía cedida por Ernesto Terrón
Patricia  Carballo Nieto
Patricia Carballo Nieto
Lectura estimada: 7 min.
Última actualización: 

Se escucha el repiqueteo de una aguja perforando tela de satén, pasando el hilo de un lado a otro a un ritmo constante. También, el sonido de una tiza que traza el contorno de un patrón sobre un tejido tweed y, minutos más tarde, el de unas tijeras que se guían por el delineado. Son cuatro talleres distintos, pero todos comparten los mismos sonidos.

Elvira San Juan, un clásico

Vestido de novia de Elvira San Juan inspirado en un Valentino

Por las venas de María del Campo García San Juan corre la misma pasión que tiene su madre por el hilo y la aguja. Era genéticamente imposible que María no fuera a entrar de lleno en el mundo de la moda y continuar así el legado de su madre, Elvira San Juan, que a sus casi 82 años puede presumir de continuar "al pie del cañón", como dice su hija.

Elvira, cántabra de nacimiento y castellanoleonesa de adopción, comenzó sus estudios de corte y confección en Torrelavega y, como notó que era algo que le gustaba y se le daba bien, se marchó a Barcelona para estudiar con Pedro Rodríguez, un diseñador de moda español contemporáneo de Balenciaga, en la Escuela Feli de Diseño. Su última parada sería Valladolid, donde abrió un pequeño taller y escuela en las Delicias antes de trasladarse a Cánovas del Castillo. "Ha sido muy curranta y muy emprendedora", sentencia su hija María.

Creación para novia de Elvira San Juan 

Las creaciones de Elvira San Juan, pese a trabajar a demanda del público, siempre llevan un tinte clásico, "de la modistería de toda la vida". Aunque María afirma que siempre hay alguna clienta que decide apostar por algo más rompedor y les propone un reto al equipo familiar. Recuerda que una clienta les pidió un vestido de Valentino de Alta Costura "de organza, tuvimos que hacerle una crinolina debajo... Quedó espectacular".

Para María su inspiración es su madre, pero para su sobrina, también. "Tengo ahora una sobrina que ha terminado en la Escuela Superior de Diseño y está con nosotras en el taller, aprendiendo", comenta. En su trabajo final también ha estado muy presente su abuela.

Vestido de Elvira San Juan

La escuela de moda de Elvira San Juan surgió en los años 80, con el "boom" de la moda en España con diseñadores como Adolfo Domínguez. María asegura que en aquellos años la gente estaba "muy interesada" por el diseño, pero lamenta que ahora "la ropa está muy barata y ya no hay ese interés".

Ainhoa Salcedo, mujer todoterreno

Pasarela digital de Castilla y León

Esa misma escuela fue el punto de partida para Ainhoa Salcedo, que lleva toda la vida en el mundo de la moda. Con siete años ya se apuntaba a clases de costura, y con doce cuidaba al hijo de una chica que estudiaba moda a cambio de los apuntes. Tras un año en la escuela de Elvira San Juan, emigró a Roma para formarse en Alta Costura en una escuela que trabajaba en colaboración con Valentino, Gattinoni y Fausto Sarli, marcas para las que tuvo el placer de realizar prácticas.

Después, estudió patronaje industrial en la escuela Felicidad Duce de Barcelona. "La Alta Costura me parecía demasiado, como empezar la casa por la ventana, todo es a mano, muy bonito, pero no podía pasar 40 hilvanes para poner una cremallera ni cobrarlo a la hora de vender el producto. Por eso decidí formarme en la base industrial", explica.

Combinando la Alta Costura para trabajar el patrón y el método industrial creó una metodología propia que "sienta fenomenal a muchísimos tipos de cuerpo". De hecho, Salcedo viste desde la talla 32 a la 64.

El equipo de Ainhoa Salcedo

Enfrentó la crisis de 2008 regresando a Castilla y León y aceptando encargos en su propio domicilio, ya que ningún diseñador parecía dispuesto a contratar a alguien más, "estaban despidiendo gente". Llegó un punto en el que se vio obligada a abrir una tienda porque su clientela ya no solo eran conocidos.

Así surgió en Valladolid su primera tienda, La Couture. Más tarde, también abriría también expandería su negocio a Zamora. Su emprendimiento dio sus frutos y en 2018 ganó el premio al mejor proyecto de empresa de moda de Castilla y León.

Ainhoa Salcedo cuando ganó el premio al mejor proyecto de empresa de moda 

Su firma describe a una mujer femenina, pero a la vez "todoterreno". Ainhoa intenta aligerar las prendas de peso, porque su perfil de clienta es una mujer a la que le gusta bailar y moverse. "Me vienen todas las chicas que son diferentes, las que quieren un vestido de princesa, el más grande de todos, pero luego van con converse a la boda", cuenta. También, novias que quieren ir de rojo o incluso de negro, o aquellas que quieren un vestido de varias piezas que se vaya desmontando según pasa el día de la boda.

Ahora, el sueño de Ainhoa es poder dedicar más tiempo a su canal de YouTube y enseñar lo que sucede tras las bambalinas porque "funciona fenomenal". Ainhoa muestra sus temas más personales, colecciones y soluciona las dudas más comunes que asaltan a casi todas las novias. Por ejemplo cómo subirse en el coche o cómo sostener la cola en el baile son de los vídeos más vistos en su canal.

También, Salcedo desea continuar el proyecto de vender sus colecciones de novia ya industrializadas en otras tiendas.

Ernesto Terrón, la naturalidad

Entre los planes de Ernesto Terrón, también está el de potenciar la venta online de su línea de complementos. Pero sobre todo, tiene la sensación de que su firma necesita hacer un parón y entrar en una fase más creativa. "Hasta ahora ha sido mucha dedicación al cliente y encargos, no he tenido tanto tiempo para mi propia carrera y mi concepto de moda", expone.

Complementos Ernesto Terrón 

Ernesto Terrón es la tercera generación que ha heredado el "savoir-faire" de este arte. Ha sido el aprendiz de su familia, y decidió formarse también en Administración y Dirección de empresas porque siempre tuvo claro que crearía su propia firma. En 2012-2013 su primera colección de novias vio la luz.

Quizás sea complicado imaginar un estilo femenino, elegante, espectacular, pero, sobre todo, natural, sin artificios. Sin embargo, para la firma Ernesto Terrón no resulta difícil diseñarlo.

Hablar de naturalidad y de cero artificios no es sinónimo de facilidad. Hace años comenzaron a recibir encargos de los Emiratos Árabes, "y son vestidos bastante exigentes a la hora de confeccionar", tanto que en algunos han llegado a emplear más de 300 horas. "Ese trabajo de artesanía nos llama la atención incluso a nosotros, que lo vemos día a día. Son obras de arte".

Evelin Nora en su boda con vestido de Ernesto Terrón. Fotografías de Ivo Soussa

Desde 2016 la marca apostó por la moda sostenible. Ernesto declara que ya eran "bastante sostenibles" en sus procesos, pero todavía era necesario pulir algunos componentes. Introdujeron tejidos sostenibles y realizaron colaboraciones con la ONG World Wildlife Fund (WWF). "A raíz de eso despertamos nuestro interés por realizar una moda más respetuosa con el medio ambiente", declara.

Terrón es consciente de que hablar de sostenibilidad en un vestido de novia, que se usa una vez en la vida "no es muy coherente". Pero la firma está totalmente en contra del "fast food" de la moda, de desechar y de no valorar. "Queremos hacer ver al consumidor el trabajo que hay detrás de cada prenda", afirma. 

Irene dela Cuesta, siempre innova

Vestido de Irene dela Cuesta

Irene dela Cuesta no se queda atrás en nuevos proyectos y en continuar aprendiendo y experimentando. "Mi cumpleaños es el 17 de septiembre y me he autorregalado una herramienta un tanto novedosa en mi campo", comenta entre risas y con un halo de misterio. Su regalo por adelantado ha sido un plotter de corte, y su idea es llevarlo a la moda para cortar tejido. "He hecho diferentes pruebas, y tendré que seguir experimentando", afirma. 

Aunque confiesa que su mayor proyecto es terminar la temporada satisfactoriamente, algo que parece estar logrando ya que sus clientas están muy contentas.

Vestido y etiqueta de Irene dela Cuesta

La familia de Irene ya podría haber sospechado que acabaría abriendo su propia boutique de moda cuando la veían inmersa en su niñez con sus Mariquitas recortables, aquellos cuadernillos que traían muñecas y prendas de papel. "También dibujaba mis propios figurines de mis muñecas y las ponía ropa", recuerda. Tampoco es extraño si se tiene en cuenta que sus dos abuelas confeccionaban prendas.

Adivinar si es un diseño suyo es bastante fácil ya que sus creaciones se caracterizan por aberturas en el pecho o en la espalda, o drapeados y frunces, pero manteniendo unas líneas muy limpias y rectas. "Muchas clientas me han dicho que sabían que un diseño era mío cuando han visto a alguien en la Seminci", asegura. 

Creación para novia de Irene dela Cuesta

Irene dela Cuesta participa en el Showroom de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) desde el primer año de su creación, en la 59ª edición del festival. "Fue un proyecto donde podía desarrollar toda mi creatividad y mi diseño libre", aunque confiesa que con los años se ha perdido ese sentido de Showroom. "Trabajamos gratuitamente, presto mi trabajo, tiempo y diseños con la degradación de cada vestido cuando se pone y se usa, a cambio de una publicación", declara.

Diseño de Irene dela Cuesta 

La diseñadora ha vestido a actrices como a Melina Matthews o a Maggie Civantos. También, a una de las hijas de Óscar Puente y a Laura Soria. Reconoce que bastantes compañeros dejaron de trabajar en el Showroom de la Seminci y "es una pena". No obstante, se muestra optimista, "hay que ir cambiando y renovando, y yo ahora estoy centrada en la temporada y en la Pasarela Castilla y León" que tendrá lugar la última semana de octubre.

Valladolid parece ser ciudad propicia para los diseñadores de moda. Esther Noriega, César González (My Lovely Pulpo), Eulalia Mateos, Natacha Arranz, entre otros, también constituyen una muestra de grandes diseñadores y empresarios que dirigen sus propios talleres en la capital.