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La arquitectura de la emoción

La crítica cultural de Ágreda en Tribuna

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La arquitectura de la emoción
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.

Derivaciones. Fotografía en España entre los 50 y los 80. Patio Herreriano. Montaigne tenía mucha razón, escribe Hisham Matar en su recomendable libro 'Un mes en Siena', cuando decía que la mera presencia de sus libros a su alrededor influía en su intelecto y su carácter, que su paciente accesibilidad posibilitaba o al menos facilitaba ciertos pensamiento o modos de pensar. Aquí pasa eso mientras miras las fotografías.

 

Ramón Masats, el autor de esta famosa fotografía que ilustra estas letras, salía los fines de semana con su cámara al hombro para ilustrar la vida, para ilustrar lo que veía. Él y muchos compañeros de la Escuela de Madrid se juntaban y hacía fotografías que se han incrustado en la memoria de toda una generación. Las mejores fotografías, en esta exposición hay hasta hartarse, nunca se quedan quietas, son volátiles y dependiendo del humor de la mañana o del tiempo que hace fuera del Herreriano, las interpretaciones varían como no podría ser de otra manera.

 

Esta es una de mis fotos favoritas. El escenario, la estética y el fútbol. Como bien escribe Jorge Valdano, el fútbol siempre ha creado un vínculo entre la belleza y las clases populares. La belleza nunca sobra y es entrar en el Patio Herreriano y darte de bruces con ella. El visitante de la Salas 1 y 2 tiene que desenhebrar con la mirada la época y el momento. Tiene que interpretar y asimilar al mismo tiempo las obras que está viendo.

 

Estas fotografías son capaces de llevarte a lugares recónditos de la memoria. Al Colegio de los Maristas de Villalba (Madrid) donde en el recreo se celebraban campeonatos del mundo de fútbol que continuaban por la tarde y los fines de semana. Con el hermano marista José Luis Gómez al mando del silbato organizaba el partido y con una maestría absoluta envolvía el balón entre el hábito y era capaz de regatear hasta su sombra.

 

Decía el maestro Cartier-Bresson que lo más difícil era mirar. "Deja que tu mirada viva, no necesitas saber, si hay una fotografía que te gusta, entonces, después, intenta saber quién es su autor, y el título". Ramón Masats tiene una mirada geométrica, sus fotografías organizan el espacio en un cuarto de segundo. Líneas, volúmenes y el aire y la fuerza que imprime el blanco y negro posibilitan en el visitante un impacto emocional.

 

De esta exposición en El Herreriano sale uno mejor persona, con los ojos alegres.

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