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"No me gusta engañar a mis jugadores, aunque en la distancia corta me he llevado alguna sorpresa"

El técnico blanquivioleta repasa en Tribuna Valladolid la gestión del grupo, las ideas que ha plasmado y la situación actual del equipo con la mente puesta en el partido de este sábado ante la SD Ponferradina

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"No me gusta engañar a mis jugadores, aunque en la distancia corta me he llevado alguna sorpresa"
Lectura estimada: 7 min.

Un tipo "autodidacta", que no se arrepiente de "muchas cosas" en su vida y que le gusta que le digan que saca su "figura paternal" para gestionar al grupo. Así se define el entrenador del Real Valladolid, José Rojo, Pacheta, que ha pasado por Tribuna Valladolid a pocas horas de enfrentarse a la Sociedad Deportiva Ponferradina, tras la victoria ante la SD Eibar (0-2) que fortaleció la "ilusión" de los suyos para mantener las opciones de ascender directo y formar parte de Primera División.

 

Con todo y con ello, el de Salas de los Infantes ha analizado varios asuntos que rodean la actualidad blanquivioleta y ha repasado alguna de las decisiones tomadas a lo largo de la temporada para reconocer, al fin y al cabo, que hay varios factores que las han provocado como son las "sensaciones" y la valentía, aspecto fundamental que destaca por encima del resto.

 

PREGUNTA: Tres partidos restantes y a dos puntos tan solo del ascenso directo. ¿Cómo afronta el equipo esta recta final?

RESPUESTA: Veo al equipo convencido, y más con la victoria ante el Eibar. Nos ha ayudado en el tema mental y en fortalecer la ilusión.

 

P: ¿Sería un fracaso no ascender con el Real Valladolid?

R: No, sería una gran decepción. La palabra fracaso se refiere a cuando no haces las cosas bien y nosotros estamos haciendo una buena campaña. Otros clubes han vivido y han tenido un fracaso de verdad.

 

P: ¿Cómo siente esa presión de tener un proyecto encabezado por Ronaldo Nazário?

R: No tengo ningún tipo de presión con respecto a él, solo tengo palabras de agradecimiento porque es el primero que apuesta por mí para venir aquí y me pone un proyecto ambicioso, bonito y pasional. En los momentos de crisis, ha apoyado al cuerpo técnico y, en especial, al entrenador. Creo que lo está haciendo muy bien.

 

P: El presidente reconoció el pasado 24 de abril en la tercera entrega de ‘Los Desayunos de la Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid’ que habrá una “modernización” del escudo. ¿Qué opina en este sentido?

R: Estoy como para hablar de escudos… Quién soy yo para valorar las declaraciones del club y de mi presidente…

 

P: El equipo empezó jugando con tres centrales y pasó a jugar con dos. En estos momentos, ha metido una nueva variante en el sistema con tres centrocampistas… ¿se arrepiente en algún momento de no haber sido fiel a sus ideas?

R: No, porque soy elástico. Pongo a los jugadores que creo que me pueden acercar a la victoria. Es cierto que no me arrepiento de muchas cosas en mi vida, porque si tuviera los mismos datos dentro de 20 años tomaría las mismas decisiones. Claro, que si lo vemos después de tomarlas, todos somos…

Seguiremos cambiando y seguiremos variando ese dibujo con el que jugamos. Los pilares fundamentales del modelo no se mueven, pero dentro de él hay cosas que sí. No solo es que no me arrepienta, sino que estoy muy feliz de intentarlo todo. Juego con los buenos, los que andan bien. Somos el Real Valladolid, somos valientes y tenemos que tener en cuenta la dimensión de la ciudad, del equipo, de la entidad…

 

P: ¿Con qué sistema ha visto la mejor versión del equipo?

R: He visto partidos muy buenos como el que hicimos contra el Almería, contra el Eibar… Hemos hecho partidos en los que se han visto grandes cosas. Contra el Ibiza en casa jugamos de maravilla y no ganamos. El equipo ha dado muy buenas versiones y ha habido dos o tres que han sido terribles. Somos el equipo máximo goleador de la categoría y, en defensa, hemos batido el récord histórico de imbatilidad del club, algo estaremos haciendo bien… Es cierto que no somos estables, ni somos constantes. Tenemos que jugar con eso y el objetivo es mejorarlo.

 

P: En tan solo cinco partidos de los 39 jugados no ha gastado los cinco permitidos. ¿Es un factor para gestionar al grupo o lo ve realmente necesario?

R: Todo depende de cómo esté el partido; si un día está ajustado, no tengo la necesidad de hacer cambios porque no quiero desmontar lo que veo; voy ganando y me empatan por no haberles hecho… Señores, esto no es así, los hago en función de si, por ejemplo, un jugador me lo pide por cansancio o quiero cambiar la dinámica del partido. Hay muchas razones, lo que no me gusta es cambiar por cambiar, si veo cosas que no me gustan, también cambio. Hay algunos que vienen obligados o porque quieres que entre el que está fuera porque no ves bien al que está dentro, es un tema exclusivamente del partido.

 

P: En este sentido, ha tenido bajas sensibles por lesiones y por sanciones a lo largo de la temporada, ¿no le molesta que un jugador se pierda el siguiente partido mas por una protesta que por una entrada?

R: Me molesta cuando nos sacan tarjetas que no son propias del juego, tenemos que ser listos y consecuentes. Si tú eres un tipo serio te ganas al árbitro y el cariño del público porque estás metido en la esencia del juego, son cosas que trabajamos . Creo en la honestidad porque es la base de mi trabajo, cuando suceden estas cosas no me gustan.

 

P: ¿Insiste a los jugadores para que traten de evitarlo?

R: Los errores grotescos no hacen falta ni decirlos porque con dos miradas es suficiente. Intentamos no rehuir la distancia corta con el jugador, pero creo que lo tengo que hacer más. Tengo conversaciones con ellos todos los días. El ser humano lo agradece, aunque hay veces que te llevas sorpresas.

 

P: En distintas comparecencias ha dicho que le duele la situación de no poder dar más minutos a algunos jugadores, ¿se ha replanteado que vuelva Roberto a la titularidad en la portería?

R: Esto está siempre abierto. Los 25 jugadores que tengo pueden jugar, pero también depende de las sensaciones. Creo que Roberto jugó 18/19 partidos seguidos y ahora le toca a Masip, son dos porteros muy buenos y se comportan de manera ejemplar. Tenemos competencia en todos los sitios del campo, cada uno tiene un compañero que le disputa el puesto.

 

P:¿Se autoexige Pacheta en el ámbito personal?

R: Nunca hubiera llegado aquí si no hubiera tenido una autoexigencia, soy un tipo autodidacta que ha aprendido a lo largo de la vida. Me gusta leer, me gusta estudiar, aunque no tenga una carrera universitaria. Hice Formación Profesional y fui carpintero, estuve trabajando en ‘Puertas Norma’ y a partir de ahí, me he dedicado a aprender cada vez más de este deporte. Creo también que soy muy cruel y lo paga mi familia. No merece la pena el sacrificio familiar que hacemos por el fútbol. Es una profesión dura, como el que levanta ladrillos, pero no quiero comparar nada, pero esto también es jodido.

 

P: ¿Le afectan las críticas?

R: Leo y escucho muy poco. Tanto lo positivo, como lo negativo, generan un entrenador y un ser humano que no soy; intento hablar con la gente que tiene realmente una influencia sobre mí, me dicen cosas que no quiero escuchar, pero es lo que busco. Tengo tres o cuatro 'gurús' para aclarar mi cabeza. En muchos momentos, si no tienen relación directa conmigo, no sé ni quiénes son. He aprendido que ni lo bueno, ni lo malo tienen que afectarme. Trabajo de manera honesta para que los jugadores crean en mí, y todo eso es en lo que me desgasto.

 

P: Dentro del tema de la gestión de grupo, se ve que saca una figura paternal, ¿ha tenido que cambiar a lo largo de la temporada esa forma de ser por el comportamiento de los jugadores?

R: Saco esa figura porque no sé otra forma de formar, que es para lo que estoy. Quiero que los jugadores tengan relación entre ellos, como si fueran familiares. La manera en la que gestiono el grupo es la misma manera que educo a mis hijos. La gente madura necesita diálogo y la gente inmadura necesita ‘palo’. Esto lo definía Jorge Valdano.

Intento estar cerca del jugador y no me gusta engañarles. Cuando llegan las bajas (salidas), tengo que decir al jugador que se tiene que marchar, que no confío en él y que entra otro en su lugar. Eso es muy duro escucharlo.

 

Nunca he cambiado mi forma de ser porque si he tenido sorpresas, ya sean positivas o negativas, he dado mis razones a esa persona de que lo que estaba haciendo no era correcto.

 

P: ¿Es consciente de que en algunos momentos se habla del Real Valladolid más de lo extradeportivo que de lo deportivo? ¿Siente que le han podido fallar los jugadores?

R: Saco la figura paternal, pero el padre suele ser contundente. He educado a mis hijos de manera recta y con los límites muy claros y así lo hago con mis jugadores. En el fútbol se para esa relación, pero cuando eres padre no, la educación a los hijos es continua. Me gusta que me digan que saco esa figura porque intento tratarles como tal. El ser humano funciona mejor con la palmadita que con la hostia.

 

Cuando es algo grave, aparece el ‘palo’, tomamos decisiones y tenemos que asumirlas. En los problemas graves como, por ejemplo, el caso de Gonzalo Plata, el ser humano debe admitir las consecuencias de sus actos. No soy el juez sancionador, pero sí el que lleva esto hacia adelante en función de unos límites y consecuencias. No tienes ningún poder de queja. Asumes, callas y aprendes.

 

P: ¿Qué parte de Salas de los Infantes tiene en Valladolid?

R: Va metida en el corazón. Es donde me he criado y me he construido como persona y como entrenador. De allí, hemos salido cuatro jugadores que vivíamos del fútbol. Recuerdo feliz mi infancia. Siempre digo que los niños, hasta los 14 años, deberían estar en los pueblos.

 

P: ¿Lo echa de menos?

R: Tengo ahí a mis dos hermanos y a mi padre. Es mi casa, mi cueva y donde tengo a mis amigos. En este último año, he podido estar mucho más tiempo que antes.

 

P: Por último, ¿qué tal por Valladolid?

R: Estoy encantado, estamos conociendo muchos sitios. Estoy disfrutando también de mis vicios como por ejemplo ir al monte, hacer actividades que me gustan… Es muy cómodo vivir aquí e incluso voy andando al estadio. La ciudad tiene una buena gastronomía y una buena oferta de hobbies.

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