El UEMC Real Valladolid Baloncesto siguió el guion de su eslogan escogido para promocionar las entradas de los playoffs y, tras ganar a Estudiantes (67-54), se ha dado cuenta que la gente pide ese famoso 'Valladolid quiere más'. Los de Paco García demostraron en el Polideportivo Pisuerga que, aunque 'a priori' no eran los favoritos, dicha condición se olvidó por completo este viernes sacando el partido adelante con garra, acierto y esfuerzo, aspectos que los de Diego Epifanio tendrán que aprender de cara al partido del domingo a las 12.30 horas en el mismo escenario y con un similar ambiente.

El UEMC sabía que se jugaba poder terminar con mejor sabor de boca la temporada, ya que la ambición puede más que las nueve victorias cosechadas de los últimos diez partidos en la fase regular, racha que no se debería olvidar tan fácil. Estudiantes, con la mente puesta en que el encuentro podría ser eterno, quería sorprender a las primeras de cambio. Sin embargo, una buena puesta en escena, de nuevo, del equipo pucelano marcaba el camino de la victoria sin preocuparse en demasía del marcador, solo afrontándolo como hizo en el WiZink con valentía y pundonor. 

Los diez primeros minutos dejaban una renta insuficiente al equipo local (15-12). El marcador seguía siendo corto, a pesar de las cualidades ofensivas de ambos. El equipo visitante, viendo que los de Paco García erraban en los metros finales, aprovechaban esas malas decisiones para irse por delante al descanso gracias a un parcial, eso sí, de 2-9 (29-32).

Tras la reanudación, desparecía Estudiantes que solo había metido un punto en los primeros cinco minutos (18-1 el parcial a favor de los locales). Epi tenía que intervenir pidiendo varios tiempos muertos consecutivos, pero no iban a ser suficientes. El acierto exterior del UEMC acompañaba y se juntaba con el aliciente de un Pisuerga que veía que su equipo podía conseguir lo imposible: forzar el cuarto partido. Y así fue.

Sergio de la Fuente, Dominic Guilbert y Melwin Pantzar llevaban en volandas y 11 arriba a los suyos (50-39) al último y decisivo cuarto. Los nervios, aun así, se palpaban en el ambiente, ya que Estudiantes, dormido en el tercer periodo, despertaba para reivindicarse tras tirar por la borda todo lo bueno que habían conseguido en el segundo partido en casa. Estos hechos, con todo y con ello, se materializaban en victoria local para delirio de unos asistentes que vieron uno de los mejores partidos de su equipo. Cerca de los 4.000 se iban a sus casas pensando que el domingo tienen una nueva oportunidad de emocionarse con el basket, algo inimaginable hace más de dos meses.