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Siempre que acude un paciente a mi consulta con una fractura de clavícula me viene a la mente aquel Tour de Francia de 1997 en el que Alex Zulle tuvo que abandonar porque se le aflojaban los tornillos de la placa que le habían colocado unas semanas antes para tratar la fractura de clavícula que sufrió tras su caída en el descenso del Mont Cenis, en la vuelta a Suiza de ese mismo año.
A pesar de que el doctor Terrados le apretaba todos los días los tornillos (el rompetechos, como así apodaban al ciclista, tenía la placa expuesta), tuvo que abandonar para ser reoperado.
Recientemente de nuevo la clavícula saltaba a la palestra ya que el jugador del Real Valladolid Raul Moro ha sufrido una fractura en este hueso que le ha obligado a pasar por quirófano y que le va a llevar a estar unas semanas de baja.
Es el único hueso largo del cuerpo que está en posición horizontal. También dicen que es un hueso que a la mayoría de artistas les gusta exhibir, al pensar que es sinónimo de buena figura.
Su función es conectar el tórax con la cintura escapular y la extremidad superior, y tiene una característica forma en 'S' itálica.
Las fracturas de la clavícula son unas de las más frecuentes en el mundo del deporte. Las caídas sobre el hombro son la causa principal, siendo muy habituales sobre todo en ciclismo, motociclismo, esquí y deportes de contacto.
Radiografia con doble placa en ciclista que ha sufrido 3 fracturas de clavicula en un año
Las fracturas de clavícula son lesiones relativamente comunes, que representa entre el 3 y el 10% de las fracturas de adultos. Las incidencias más altas de estas lesiones se encuentran en los varones jóvenes (<25 años) y predominantemente afectan el tercio medio del hueso. En la población infantil la incidencia es de aproximadamente del 10%. Más infrecuentes, pero más difíciles de tratar, son las fracturas de tercio externo de clavícula y aún más raras las del tercio medial.
El hueso de la clavícula se considera largo por su forma, y conecta la cintura escapular al tronco a través de la articulación esternoclavicular, de gruesos ligamentos. Tiene un recorrido con una doble curva suave, y en su extremo lateral se articula con el acromion de la escápula. Esta articulación, la acromioclavicular, también se lesiona con mucha frecuencia en caídas o golpes similares, pero en este caso en lugar de romperse el hueso lo hacen los ligamentos acromioclaviculares y coracoacromiales. Estas lesiones merecen un capítulo aparte.
La zona por donde se fractura la clavícula con más frecuencia es su parte media ya que es la más frágil. Por una parte está denudada de inserciones musculares y por otra es la parte más delgada de todo el hueso. Normalmente el fragmento medial o interno se asciende y se hace prominente bajo la piel. El fragmento lateral suele descender y la clavícula se acorta. En ocasiones hay terceros o más fragmentos, especialmente en fracturas con mecanismo de alta energía.
El diagnóstico es fácil inspeccionando al paciente. Las radiografías simples son fundamentales para conocer bien qué tipo de fractura es y plantear el tratamiento definitivo. No son necesarias habitualmente otras pruebas complementarias.
El tratamiento conservador con inmovilización consigue buenos resultados en la mayoría de los casos. Clásicamente se ha tratado con un vendaje en 8 aunque cada vez está más en entredicho la eficacia del mismo. Además, tiene el inconveniente de no reducir anatómicamente la fractura y ser incómodo de llevar. Es por ello, y por la necesidad de una vuelta precoz al deporte, por lo que nosotros recomendamos la intervención quirúrgica en los casos de pacientes que quieran recuperarse pronto y para una actividad deportiva. Es pacientes sin especial interés en incorporarse al ejercicio, el tratamiento ortopédico sigue siendo recomendado a no ser que exista compromiso de la piel por un gran desplazamiento.
La técnica quirúrgica más empleada en la actualidad es la reducción abierta de la fractura y la fijación interna de la misma con una placa atornillada. Hoy en día existen placas especialmente diseñadas para esta localización. Las complicaciones de esta intervención, que debe realizarse con anestesia general habitualmente, son la infección o dehiscencia de la herida, aunque es poco frecuente.
Tras la intervención se utiliza un cabestrillo intermitente durante dos semanas y se permiten inmediatamente movimientos del codo y la muñeca, restringiendo el hombro hasta los 90º de abducción. Tras la retirada de puntos en 10 días, aproximadamente, se comienza la rehabilitación. Es decir que prácticamente al día siguiente de la operación se puede iniciar la actividad deportiva con ciertas restricciones y cuidados de la herida quirúrgica.
La placa que se usa para tratar estas fracturas es muy superficial; habitualmente se coloca superiormente, de modo que solemos retirarla entre el año y los dos años de la operación. Y aún más en pacientes con alto riesgo de caídas como los ciclistas, ya que entonces las lesiones suelen ocurrir en los extremos medial o lateral de la placa dificultando mucho la nueva fijación de la fractura como le ocurrió en dos ocasiones a la ciclista vallisoletana Isabel Martín en un mismo año.
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