Valdenebro de los Valles, situado a tan solo 35 kilómetros de Valladolid, un pequeño y acogedor pueblo de la provincia, ha vivido recientemente una noticia que ha emocionado a sus 195 habitantes: la reapertura del bar. Tras un breve periodo de cierre, desde octubre hasta finales de noviembre, el establecimiento ha encontrado nuevos dueños, lo que ha devuelto la alegría a los vecinos que temían ver cerradas las puertas de uno de los pocos puntos de encuentro social del municipio.
Un bar que no podía caer en el olvido, un lugar de encuentro habitual para los vecinos, se encontraba a punto de cerrar definitivamente si no encontraba nuevos inquilinos antes del 31 de noviembre. El alcalde, Melchor Vaquero, decidió poner en marcha una subasta pública el 15 de octubre, "la subasta es gratuíta y pagan una mínima renta de 300 euros al año", ha confesado.
Este proceso, buscaba dar una oportunidad a emprendedores o familias dispuestas a revitalizar la vida del pueblo. Finalmente, tras solo un mes de incertidumbre, el bar ha encontrado nuevos dueños, una familia de Valladolid, que ha decidido asumir la gestión del bar y mudarse al pueblo para dar un nuevo aire al establecimiento.
Yoli, la nueva propietaria del bar 'El Encuentro' de Valdenebro, ha compartido con TRIBUNA Valladolid cómo esta oportunidad surgió casi por casualidad. La conversación sobre el cierre del bar del pueblo se cruzó en su camino en un momento en el que ella buscaba un cambio de vida. Tras haber trabajado muchos años en la hostelería y querer mudarse a un lugar más pequeño, Valdenebro le enamoró desde el primer momento. "Es un pueblo super bonito, rodeado de valles, y el bar es un sitio pequeño donde se encuentra la gente", ha comentado, destacando la calidez y cercanía de sus habitantes. Para ella, este ambiente rural y directo no tiene nada que ver con la hostelería de una gran ciudad.
Aunque no tenían ninguna relación previa con el pueblo, Yoli y su familia decidieron embarcarse en esta aventura sin saber muy bien qué esperar. "Me tenía que apuntar siempre el nombre porque se me olvidaba", ha reconocido entre risas, refiriéndose a cómo al principio no conocía ni al pueblo ni a los vecinos. Sin embargo, la acogida fue tan positiva que rápidamente se sintieron como en casa. "Me he enamorado de este pueblo, estamos super a gusto", ha expresado, mostrando lo feliz que está con su nueva vida en Valdenebro.