Una de las butacas de la sala principal del teatro lleva desde hoy una placa con su nombre
El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, acompañado por el director del Archivo Municipal, Eduardo Pedruelo, ha presentado esta jueves la restitución virtual del desaparecido Convento de San Agustín de Valladolid, cuya iglesia acoge en la actualidad al Archivo Municipal de la capital del Pisuerga.
Un vídeo de 18 minutos de duración reconstruye de forma virtual las partes no conservadas de la iglesia, así como el resto de las dependencias monacales que desaparecieron. Además, se recrea también el entorno urbano del convento y se ubican buena parte de las obras de arte con las que fue dotado, pacientemente localizadas a través de distintos estudios publicados a lo largo de los años.
Carnero ha recordado que, tras casi 25 años de desuso, la iglesia del Convento de San Agustín "recobró la vida gracias a un ambicioso proyecto de rehabilitación liderado por el entonces alcalde Javier León de la Riva, que devolvía a los ciudadanos un espacio único en Valladolid, asegurando la conservación del archivo de la ciudad. Desde entonces miles de vallisoletanos han pasado por este archivo, en el que se conserva la memoria de los vallisoletanos".
La reconstrucción, que ha sido impulsada y patrocinada por el Ayuntamiento a través del Archivo Municipal, ha corrido a cargo del equipo formado por el responsable del asesoramiento científico Jesús Urrea Fernández y por los arquitectos Daniel López Bragado, Víctor Lafuente Sánchez y David Marcos González; coordinados por Luis Alberto Mingo Macías. Este se han hecho cargo de la parte técnica, a partir del uso de nuevas tecnologías de la imagen (modelizado 3D y renderizado).
Se trata de una reconstrucción rigurosa, basada en la consulta de fuentes documentales y bibliográficas, entre las que destacan los fondos del Archivo Municipal y el trabajo fundamental de María Antonia Fernández del Hoyo sobre los conventos desaparecidos de Valladolid.
Esta reconstrucción virtual, que se podrá ver en adelante en la página web del Archivo Municipal, tendrá continuidad con la restitución de otras áreas urbanas que se han perdido para siempre y que cobrarán igualmente vida gracias al estudio de las fuentes y al uso de la tecnología.
La historia del Convento de Agustinos Calzados de Valladolid, como la de la mayor parte de los conventos masculinos de la ciudad, está marcada por el esplendor y la ruina. Se inicia a comienzos del siglo XV, cuando los monjes se instalan en el palacio del condestable Ruy López Dávalos, situado en el barrio de Reoyo, a lo que siguió un período de constante expansión. Este culmina con la construcción de la iglesia entre la segunda mitad del siglo XVI y el primer cuarto del siglo XVII, según trazas de Rodrigo Gil de Hontañón (cabecera) y Alonso de Tolosa y Diego de Praves (nave, capillas laterales y portada).
La época de máximo esplendor del convento se iniciará con la estancia de la corte de Felipe III en Valladolid, época de la que data el patronato que de iglesia y convento adquieren los condes de Villamediana, Correos Mayores del reino. La ocupación y saqueo del convento por parte de las tropas francesas a comienzos del siglo XIX marcarán, en contraposición, el momento más crítico de su historia. Hasta que la Desamortización de 1835 ponga fin, pocos años después, a su existencia.
A partir de este momento convento e iglesia dependerán, sucesivamente, del Ejército y del Ayuntamiento, que se hace con el control efectivo del edificio en el año 1966. Durante todos estos años se agudizará el deterioro del convento, que verá desaparecer las dos capillas funerarias del crucero, la de Fabio Nelli y la del doctor Espinosa; el claustro y el resto de dependencias monacales hasta acabar convertido en un solar, con la sola excepción de los cerramientos exteriores de la iglesia. Estos son los únicos restos del complejo que logran mantenerse en pie.
La recuperación de la iglesia se hará esperar hasta el final del siglo XX. Después de años de abandono y de los más diversos usos como polvorín, almacén y aparcamiento de vehículos; el Ayuntamiento la utilizará a mediados de la década de los noventa como espacio cultural, antes de decidir en el año 1999, su rehabilitación para albergar el Archivo Municipal.
El proyecto de rehabilitación de la iglesia y de los restos del convento, firmado por los arquitectos Gabriel Gallegos y Primitivo González, estuvo presidido por un doble objetivo estético y funcional. La intervención debía, por un lado, respetar los valores y la esencia de los restos conservados, aunque sin renunciar, a que el edificio cumpliera todos los requisitos funcionales que se le exigen a un archivo.
La intervención tuvo un coste de 6.000.000 de euros, de los que 1.873.307,02 fueron aportados por los fondos FEDER. Fue finalista en la VIII Bienal de Arquitectura Española de 2005 y recibió, entre otros, el Premio ARQano en la categoría Restauración y Rehabilitación en 2007.
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