circle
Reels

La generosidad de Juan Floristán

Nueva entrega de 'Palabras contra el olvido', la sección cultural de Ágreda en TRIBUNA

La generosidad de Juan Floristán
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.
Última actualización: 

El pianista sevillano Juan Floristán tiene el alma en las manos. Cuando se pone a tocar el piano con la OSCyL, dirigida esta noche por Vasily Pretenko, el Concierto para piano y orquesta n.º 20 de Wolfgang Amadeus Mozart, sobran las palabras. Nada existe ya fuera de sus delicadas manos. El oyente entra como en sueño y no despierta hasta que pasan 30 minutos exactos.

El concierto que estamos oyendo esta tarde se convierte en tiempo. La composición genial de Mozart, Floristan la defiende con sus manos. Y con el corazón. Y con su maestría. En la hora y media que pasamos conversando, define, defiende y difunde la música con la palabra exacta. Porque a Juan Floristán da gusto escucharle como habla. Y como toca el piano.

Tienen los conciertos de Juan Floristán una emoción estética, un sacudimiento (Todavía recuerdo la otra tarde en la Sala de Cámara que ofreció un concierto y una explicación de la música que dejó al personal con la boca abierta) La sensación de que te está trasmitiendo una verdad profunda sobre la existencia.

Lleva implícito el Concierto para piano y orquesta n.º 20 de Mozart esa voluntad humana de permanecer en el tiempo, de perdurar frente a la destrucción y la muerte. El vitalismo del genio, la celebración que supone disfrutar de su música es lo que Floristán "enseña" al público de la Sala Sinfónica Jesús López Cobos del CCMD.

Juan Floristán es una persona curiosa. La felicidad constante es la curiosidad.  Y sabe que es poseedor de un tesoro que pocas personas tienen en este mundo y esta noche generosamente se lo está mostrando al público. Tiene el tesoro de llevar la emoción al patio de butacas, de cedérselo al oyente para que durante un rato disfrute y piense en lo que más quiere en este mundo.

 Ama aquello a lo que regresas, dejó escrito Marco Aurelio. Mozart siempre regresa porque es un compositor infinito y por lo tanto desconocido. Los mejores compositores, los mejores pianistas como Juan Floristán nunca cansan. No representan a un tiempo, quedan fuera de él.

Gracias a Mozart y a Juan Floristán esta tarde hemos podido ser felices durante un rato. En estos tiempos donde el hombre contemporáneo, que diría Peter Sloterdijk, solo se refugia del futuro con frivolidades es conveniente practicar un poco más la hilaridad.  

 

Gracias a Mozart sabemos que no estamos solos.

 

Posdata. Cuando despertó,  Anton Bruckner todavía sestaba  allí.