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Un matrimonio afectado por el cierre de Bimbo en Valladolid: "Seguir trabajando como si nada es duro"

Se conocieron meses antes de entrar a trabajar en la factoría, donde han vivido su relación "de forma paralela"

Un matrimonio afectado por el cierre de Bimbo en Valladolid: "Seguir trabajando como si nada es duro"
Matrimonio afectado por el posible cierre de Bimbo en Valladolid. Sergio Borja.
Alejandro De Grado Viña
Alejandro De Grado Viña
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Jezabel Rodríguez y Mauro Zapatero es uno de los cuatro matrimonios afectados por el posible cierre de Bimbo en su factoría de Valladolid, ubicada en la calle Pirita, número 6. Decimos 'posible' porque la esperanza es lo último que se pierde. El apoyo del alcalde, Jesús Julio Carnero, de la Junta de Castilla y León, de los sindicatos y de los medios de comunicación han dado alas, pase a que sean ficticias, a los empleados, que lucharán hasta el final para que la empresa dé marcha atrás.

Ambos llevan 27 años trabajando en la factoría, solo "un año y medio" menos de lo que llevan juntos, ya que se conocieron meses antes de entrar a trabajar en Bimbo. Primero fue Jezabel; y, después, Mauro. Como este último no "tiene fuerzas" para hablar, es Jezabel la que atiende a TRIBUNA en el lugar de los hechos y a las puertas de la factoría, a las que tantas veces dejan atrás y, en estos momentos, no saben cuándo será la última vez que ese hecho, precisamente, suceda. De hecho, tal es su unión en la empresa que tienen "el mismo turno" y han vivido su relación sentimental tanto en Bimbo como en casa "de forma paralela".

Jezabel asegura que su marido "está más preocupado" por ella que por él mismo, ya que piensa en lo que va a hacer su mujer "durante todo este tiempo". A este pensamiento se suma una de las razones por las cuales quieren centrar sus esperanzas: tienen una hija de seis años a la que han preferido no contar nada. "No se lo he dicho porque es muy joven para asimilarlo", comenta. La empleada, no obstante, también centra su atención en evitar el cierre de la factoría.

"Estamos intentando digerir la noticia, pero están siendo unos días muy duros porque no sabemos qué vamos a hacer y qué vamos a plantear en el día a día. Se presentaron con un papel para comunicarnos el cierre de la planta. De hecho, depende de cómo vayan las negociaciones, Bimbo puede cerrar en un mes o, en el peor de los casos, en 15 días. No vamos a tirar la toalla y vamos a luchar por ello porque solo pensamos en que la fábrica siga hacia adelante", explica.

El próximo día que trabajará será el jueves, un día muy diferente al resto de los que ha tenido en estas dos últimas décadas. "Me incorporaré, pero también depende de lo que pase el miércoles, que estamos convocados a las 11.00 horas para iniciar las negociaciones. Eso sí, mis compañeros ya me están diciendo que lo están pasando mal. Piensan constantemente en su futuro y en lo que pueden hacer cuando estén en la calle. Les entiendo. Seguir trabajando como si nada es duro", reconoce.

En el aspecto económico, aunque Bimbo les ha garantizado el sueldo tal y como informó el presidente del Comité de Empresa a este medio, Jezabel apunta que no tienen "remanentes suficientes como para poder tirar hacia adelante". "Tenemos dos sueldos, pero mi marido tiene reducción de jornada. Nuestros padres están ahí, tendremos que apoyarnos en ellos y también lo haremos con nuestros amigos", sostiene. Al hilo de la reacción de los familiares, la aún empleada de Bimbo confiesa que su madre le ha dicho que tiene "dos manos" y que, con eso, ya es "suficiente" para "buscar trabajo y luchar" por su futuro y el de su hija. 

Por último, revela que se concentrarán el martes a las 15.30 horas en las Cortes de Castilla y León, antes de entrar en el pleno, ya que están invitados por la oposición. 24 horas antes, tendrán una videoconferencia con la secretaria de Estado de Industria, Rebeca Torró. Son días señalados y harán "todo lo que haga falta" para vivir un año más en Bimbo, el vigesimoctavo en concreto para ellos.

UNA VISIÓN SIMILAR DESDE LA EXPERIENCIA

Yolanda es otra de las empleadas afectadas por este posible cierre. Lleva trabajando 34 años en la empresa y, pese a que es consciente de que "el dinero no es el problema", asegura que, para ella, "no es normal" cómo comunicaron la noticia los altos cargos a los trabajadores. Lamenta, de hecho, que haya pasado tantos años de su vida en la factoría para que ahora se entere de que vayan a cerrar. "Me sigo preguntando el por qué", apunta.

En su opinión, "la producción no ha bajado", sino que "tienen muchas fábricas" y han decidido "ir cerrando alguna", como es el caso de Valladolid. Yolanda se esperaba, en esa reunión ordinaria, que les dijeran que va a haber una "nueva reducción de jornada", ya que han hecho, últimamente, "muchos turnos extra". Aun así y pese que a los nervios estén a flor de piel, asegura que ahora "toca tener paciencia" porque el trato de la empresa hacia ellos "siempre ha sido bueno""Estamos dispuestos a adaptarnos a la situación para resolver el problema", comenta.

Asimismo, no entiende que sigan mandando gente de ETT a Bimbo, pese al posible cese de actividad, algo a lo que se aferra para ver la luz al final del túnel, esa que ahora, de momento, ni aparece.